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HULEMS celebra su segundo aniversario online

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El tiempo pasa tan rápido que, sin darnos apenas cuenta, hoy celebramos el segundo aniversario de Hay una lesbiana en mi sopa. Lo que empezó siendo un blog, algo pequeño, un sitio en el que poder contar cómo entendíamos nosotras el amor entre mujeres, sin dramas y con muchas risas, se nos ha hecho mayor. Sin cambiar en nada el fondo, y con el humor y el buen rollo por bandera, Hulems se ha convertido en una de las webs de entretenimento LGBT más visitadas en español, acercándonos al millón de páginas vistas mensuales, y nosotras sabemos de quién es el mérito: Es todo gracias a vosotras, que habéis depositado vuestra confianza en esta web a la hora de entreteneros e informaros.

Realmente no tenemos ninguna fórmula mágica. Simplemente, hacemos de esta casa la web que nos gustaría leer, con las últimas noticias, las películas y series que nos atrapan, las novelas que nos hacen soñar. Escribimos sobre lo que nos gusta, y el cariño con el que lo hacemos se nota.

Entre todas hemos sabido construir un rincón en el que poder expresar lo que sentimos, sin miedos ni reparos de ningún tipo. Un espacio en el que ser lesbiana o bisexual no sea nada más que la excusa con la que echarnos unas risas. Este año introducimos, a modo de experimento, el foro, para que vosotras estuvierais todavía más presentes en la web, con vuestras propuestas e historias, un sitio en el que fuerais absolutas protagonistas. Con más de 300 usuarias registradas en menos de seis meses, no podemos estar más contentas con el resultado.

Resulta muy difícil expresar en un texto todo el cariño que nos demostráis día a día, pero creedme cuando os digo que, sin eso, nosotras no estaríamos aquí. Somos muy afortunadas por teneros siempre ahí, al pie del cañón. Por muchos años más. Gracias a todas. 

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La pareja sorpresa de ‘Hannibal’

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La espera se nos ha hecho larga e insoportable, pero el día 4 de junio por fin vuelve a nuestras pantallas una de nuestras series favoritas, Hannibal, la delicada adaptación de NBC de los libros de Thomas Harris sobre el personaje de Hannibal Lecter. Tras la escena final de la pasada temporada, que dejaba en el aire la vuelta de algunos personajes, por fin hemos podido ver un avance de los nuevos episodios, en los que Hannibal y Bedelia Du Maurier, interpretada por la siempre exquisita Gillian Anderson, comienzan una nueva vida, primero en París, después en Florencia.

https://www.youtube.com/watch?t=159&v=9pNXLmDdrL0

Esta tercera temporada va a girar en torno a la trama planteada en el libro El dragón rojo, con el Hada de los dientes como nueva introducción en la trama. En el adelanto podemos ver ya quién es el actor que va a interpretar a Francis Dolarhyde. Y si en la primera temporada el hilo gastronómico que daba nombre a los episodios era la comida francesa, y la japonesa en el segundo, en esta ocasión y en homenaje al escenario fiorentino, serán nombrados a partir de platos italianos.

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Pero si una cosa nos ha llamado la atención del adelanto es, sorpresa, ver a Alana Bloom y a Margot Verger juntas y revueltas. Sabíamos que en esta temporada, en la que también aparece Mason Verger, su hermana iba a tener una pareja, pero no nos esperábamos que fuera a ser la psicóloga. Bryan Fuller ha hecho declaraciones al respecto:

Va a haber una escena de amor lésbico entre Alana y Margot Verger. Está descrita como erótica y sensual, y completamente inusual para series de TV. Cuenta una historia que normalmente la gente no quiere contar, que creo que es lo principal para mi. Alana va a sufrir el que es probablemente el mayor cambio de la temporada

Sabiendo lo sumamente retorcida que puede ser esta serie, no me quedo nada tranquila con las palabras del creador. Pero nada. Fuller también ha añadido que los nuevos episodios van a explorar la influencia de Hannibal en estos personajes femeninos tan fuertes, y como ellas van a lidiar con la corrupción a la que se enfrentan. La nueva temporada nos va a mantener pegadas a la pantalla sin remedio. Incluso más que de costumbre.

Vía: SpoilerTV

 

Lituania revoluciona Eurovision con un doble beso gay en el escenario

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Este ha sido un fin de semana cargadito de eventos y cosas emocionantes. El sábado se celebró el Festival de Eurovision, esa gala tan sumamente pasada de rosca, en la que todos los países de la radiodifusión europea compiten por captar nuestra atención como sea. A cualquier precio. La ganadora fue Suecia, que conquistó a todo el mundo (no hubo nación que no le diera puntos, creo) con una canción acorde a los tiempos y con unas proyecciones bien chulas. Pero siendo un Festival tan sumamente gay, y estando como estamos en Europa inmersos en el el debate de matrimonio igualitario si, matrimonio igualitario no, no podía faltar el típico país que aprovecha el escenario para reivindicar la igualdad de derechos.

En este caso fue Lituania la que, durante los tres minutos de canción, incluyó en su coreografía tres besos: Uno entre la pareja chico/chica de cantantes, otros entre dos bailarines chicos y otros entre dos bailarinas chicas. El Festival de Besovisión.

La canción conquistó los corazones de los eurofans, quedando en un séptimo puesto más que honorable. No es la primera vez que tenemos la oportunidad de ver besos lésbicos en el escenario de Eurovision. Sin ir más lejos, en 2013 la representante de Finlandia interpretó Marry Me, una canción totalmente enfocada a la defensa de los matrimonios igualitarios, y cuya performance incluía un besazo entre Krista Siegfrids y una de las bailarinas. Krista dio los votos de FInlandia en la edición del sábado, y anunció su boda, pero… no sabemos con quién se casó finalmente.

Premio de consolación: ‘Carol’ se lleva la Queer Palm de Cannes

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Se acabó el Festival de Cannes, y este año ha sido agridulce para nosotras. Por un lado, como os contábamos ayer, Rooney Mara se alzó con el premio, compartido, a mejor actriz. La importancia que tiene que una actriz que interpreta un papel lésbico se lleve a casa uno de los premios más prestigiosos dentro de la industria del cine es brutal para la visibilización de las lesbianas. No es una película de cuarta regional. Es Carol. Es Rooney Mara. Y es Cannes. Por esa parte tenemos mucho por lo que estar contentas.

Pero, ay, el premio gordo se nos quedó en las puertas. La película de Todd Haynes no se llevó la Palma de Oro a mejor película, pero como el que no se conforma es porque no quiere, la película ha sido galardonada con otro premio que también tiene su aquel: La Queer Palm, un galardón fuera del circuito que se da a la mejor película de temática LGBT. Este año la presidenta del jurado no era otra que Desiree Akhavan, la aclamada directora de Appropriate Behaviour. La verdad es que esperábamos hacer doblete, pero la Queer Palm, pese a su juventud, no es ningún premio menor.

Vía: Gay Star

Rooney Mara, mejor actriz en Cannes, mientras que ‘Carol’ se queda sin Palma de oro

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En estos momentos se está celebrando la ceremonia de clausura del Festival de Cannes, y ya traemos la primera buena noticia. No podíamos estar más contentas: La actriz Rooney Mara ha ganado el premio a mejor actriz en el Festival de Cannes 2015 por su interpretación de Therese en Carol, el film de Todd Haynes basado en el libro de Patricia Highsmith El precio de la sal. 

El premio, en esta ocasión y por sorpresa, es compartido: El jurado ha tenido a bien otorgárselo también a la actriz francesa Emmanuelle Bercot, por la película Mon roi, además de a la ya nombrada Rooney Mara.

La lástima es que Carol, el film en el que teníamos puestas nuestras esperanzas croquetiles, se ha ido a casa sin la ansiada Palma de oro, que ha recaído en Dheepan. Una decepción para todas las fans de la historia, pero que no empaña las buenas críticas que ha recibido la misma durante su estreno en el Festival. De todos modos, nos quedamos con la alegría: Rooney Mara tiene premio.

Vía: La libre

Pon una castaña en tu vida: Alycia Debnam-Carey

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Decir que estoy obsesionada con The 100 sería endulzar la realidad, pero con una trama tan interesante y unos giros de guion que consiguen que cada semana el corazón nos de un vuelco no es para menos. Además, claro está, tenemos ese magnifico casting lleno de personajes y actores maravillosos sobre todo las mujeres. Mujeres fuertes, líderes, que se enfrentan a un mundo cruel pero que no se dejan intimidar ¿Cómo no te vas a enamorar de todas ellas?

Una en particular ha llegado a tocar mi patata y voy a hacer el esfuerzo de compartirla con todas vosotras, para que luego no digáis que no soy simpática y generosa, ella es la Comandante Lexa, Alycia Debnam-Carey, un ángel que ha volado hasta nosotras desde Australia.

He tardado en traerla porque tenia que tener la seguridad de que no era ilegal stalkearla, ya que aunque en la serie parezca que puede arrancarte el corazón con la mano (de seguro la dejaría) en la vida real es una dulce flor ¡tomad calidad interpretativa! y temía que fuera un poco demasiado joven, pero NO, me he informado y tiene 21 así que podemos fantasear sin remordimientos, y menos mal.

Su papel en la serie americana es hasta ahora es el más importante hasta ahora, pero antes ya había participado en varias series en su tierra natal y ahora ha aparecido en varias películas como Into the Storm y The Devil’s Hand pronto además la veremos en el spin off de The Walking Dead ¡la chica esta que no para!

No se si la habéis visto todavía bien pero yo estoy enamoradísima, aunque no sé si de su versión guerrera:

 

O de su versión dulce:

 

Me dejo seducir por ambas ¿y vosotras?

Alycia Debnam-Carey

La Pluma y La Espuma: Carol, Therese, Patricia, Claire

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Yo tenía veintitrés años, corría el año 1991 y todo era una mierda, cuando leí por primera vez “Carol”, de Patricia Highsmith. Cuando lo terminé, apenas unos días después, todo seguía igual a ras de piel: seguía teniendo veintitrés años, todavía estábamos en 1991 y sí, menuda mierda era todo.

Pero.

Algo había cambiado, algo no tan pequeñito ni poco relevante, debajo de esa piel que sufría los estragos del calor de ese verano del 91. Algo provocado por la última frase del libro, que resumía la resolución de uno de los personajes y, por ende, la esperanza de toda la historia. Bien por ti, chica, recuerdo que pensé al leer la última frase. Bien por ti.

“Y por mí, joder”, digo ahora, más de veinte años después de esa primera lectura. Por mí y por todas las que una vez leímos ese libro en una época de mierda, desde la sombra y la ocultación y las palabras en voz baja y las miradas esquivas. Y sí, es un libro, solo un libro, vale. Una historia inventada, también. Pero un libro y una historia y un mensaje, una emoción, una esperanza, que no es poco, cuando apenas tienes nada. De acuerdo, no es que cuando terminara de pasar la última página la vida dejara de ser un asco, o que se me apareciera de súbito mi Carol envuelta en un abrigo de visón (cosa que, por otra parte, le habría provocado un señor sofocón, dadas las altas temperaturas de la época…). Pero me permitió soñar. Porque a mí, como a Therese, lo que más me gustaba era soñar. Porque yo, como Therese, sentía la misma desesperanza “de no llegar a ser nunca la persona que quería ser ni hacer las cosas que quería hacer”. Y así, durante sus casi trescientas páginas, dejé de ser yo y fui esa dependienta de unos grandes almacenes a la que el futuro se le presentó un día cubierto por ese abrigo de visón. Fui Therese y sus sentimientos, y sus miedos, y sus dudas. Y, sobre todo, lo fui en su victoria final sobre sus temores y entré junto a ella en el Elysée buscando a Carol en la penumbra (Carol, que también se había liberado ya de sus propias cadenas) y pronuncié esa deliciosa frase, tan aparentemente sencilla, banal: “Estoy buscando a una persona”.

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No, la lectura de “Carol” no se llevó la mierda, pero supuso ese latido bajo la piel que me permitió pensar: ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? ¿Por qué no a mí? Y, sobre todo, me dio una de esas frases tótem que se te meten dentro y pasan a formar parte de tu ADN, palabras como ramas salvadoras, que te permiten sacar el cuello por encima del agua, afianzar los pies sobre la tierra para resistir embates: “Vivir contra mi propia naturaleza, eso es degeneración por definición”. Palabras como escudo, palabras como espada. Curiosamente, extrañamente, había olvidado hoy, dos décadas después, que fue en ese libro donde las descubrí. Como esas sentencias que acaban siendo tan universales que su origen se diluye en la nebulosa de lo que está destinado a perdurar. Y, como una idiota, hacia el final ya del libro, que ahora releo por enésima vez, me las encuentro, y siento un sobresalto teñido de nostalgia, porque es como reencontrar ese perdido juguete de la niñez, o a esa amiga también perdida en la que hacía mucho tiempo que no pensabas pero cuyo cariño descubres que mantienes intacto dentro de ti. Y, así, me reencuentro con esas palabras que tanto se me metieron dentro, que tanto significaron para mí, que me dieron una razón y una victoria sobre la sombra. Las leo, me saltan a los ojos de súbito, sin esperármelas y, como una idiota, me emociono, sonrío y pienso: Dios mío, estabais aquí... Y es un momento agridulce, de sobresalto, de aguda melancolía, pero no por un tiempo de mierda, sino por la pieza que representa de mí y que casi había olvidado, hoy, muchos años después, yo, que ya soy más Carol que Therese. Tristeza por ese fragmento de mí tan desorientado, perdido, siempre tan al límite. Y pienso que, si pudiera volver atrás en el tiempo, iría a verla, y no solo a ella, a esa yo de hace más de veinte años, iría más atrás, mucho más, y me plantaría delante de la niña de ocho años que se enamoró de aquella otra niña de pelo claro, pantalón de pana y camisa blanca, y le diría, le diría a las dos: “Tú tienes razón y el mundo está equivocado. Porque el amor es la verdad”. Y, sí, vale, eso no nos salvaría a ninguna, ni a mi yo de ocho años, ni al de veintitrés, ni siquiera al que ahora soy, fundidos ya prácticamente los cuarenta, no lo haría, no nos salvaría de todos los traspiés y todas las torpezas y todos los sinsabores, porque sí, no hay mayor certeza, claro, pero tampoco mayor error que el que se da en el amor.

Pero al menos esos yoes míos podrían partir desde la misma casilla de salida que el resto de mis congéneres, en cuanto a la posibilidad, en cuanto a ese ¿Por qué no? Porque sería “Dios mío, ¿me corresponderá, le gustaré, me querrá? ¡Joder!, ¿por qué me habrá tenido que salir este maldito grano justo ahora?”, y luchar solo con las mariposas en el estómago y los nervios y el vértigo de las notitas garabateadas a escondidas y las amigas correveidiles. Sería eso, y no hacerlo contra los dedos que te señalan llevando el depravada, enferma o sucia en sus hirientes yemas.

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Porque tan increíble es como triste que una novela escrita en los años cincuenta tocara de ese modo, cuarenta años después, el alma de una nueva Therese, manteniendo intacta su capacidad de identificación. Pero infinitamente más triste que lo siga haciendo a día de hoy, a más de sesenta años vista. Porque, lamentablemente, hoy día sigue habiendo demasiados Richard que califican nuestro amor de sórdido, patológico, desarraigado y enfermizo. Lamentablemente, todavía demasiado a menudo, en demasiados sitios (y uno solo ya lo es, demasiado, excesivo, terrible) el mundo entero está dispuesto a convertirse en nuestro enemigo.

Y eso fue “Carol” para mí, en aquel lejano año de 1991. Un antes y un después. Hasta entonces había sido siempre como viajar en un tren con las ventanillas cegadas, como caminar con piedras en los zapatos, como apartar la mirada ante una escena incómoda. No saber, no encontrar. Había sido siempre callar y callar, tener el cupo rebosante de remordimientos, de preguntas sin respuesta, de autorreproches, evasivas, miradas huidizas. No saber siquiera dónde buscar. Había sido también no ser yo, no ser un tú real para los demás, una ella para cualquiera. No tener un nombre blanco, ahogado este, sepultado, por el impuesto. Feo, sucio, temiendo siempre meter la mano en el estanque y remover el fondo, por temor a no encontrar más que fango en su lecho, a encontrar solo lo que los demás decían que encontrarías.

Y así era todo siempre silencio, el imperfecto, el que incomodaba y hacía que evadieras la mirada, el que dejaba espacios en blanco que no deseaban ser rellenados. El que callando otorgaba, pero de forma equívoca. Porque no callabas por que no encontraras palabras, lo hacías porque los demás no querían escucharlas, no como tú querías contárselas, no como tú desearías que te las contaran a ti. Porque no existían todavía las palabras bonitas. Nadie se había sentado a escribirlas, o tú, al menos, no las conocías.

Ella, lo sé, nunca pensó en mí al hacerlo. En ninguna de nosotras, probablemente. No lo hizo y no fue necesario. Patricia se sentaría a escribirlas, estoy segura, desde ese maravilloso egoísmo que nos empuja a sacar lo que llevamos dentro, sea como sea, le importe a quien le importe, acabe o no siendo leído. Desde esa quemazón que te obliga a convertirte en un mero instrumento de tu interior, en una herramienta de carne y hueso, en un puente entre dos mundos.

La lectura de esas líneas expulsadas de ese interior fue para mí una suerte de varita mágica que empezó a cambiar todo eso. A llenar de luz y nombres blancos el mundo. Que sacó las piedras de mis zapatos, quebró la oscuridad que cegaba las ventanas, me dio aliento para meter la mano en el estanque y removerlo y ver el reflejo del sol en los caprichosos arcos formados en sus cristalinas aguas, ver mi propio reflejo en ella, por primera vez, verme a mí misma en toda su extensión, como todo lo que era y me hacía ser. Me dio un rayo de luz, sonrisas al final, una frágil paz en la última página. Y sus palabras golpearon las mías, dormidas, que tardaron mucho, mucho en despertar. Pero lo hicieron. Y todo porque una mujer fue lo suficientemente egoísta como para sentarse a escribir otros nombres para las cosas. Porque dejó de lado por un instante su universo amoral, pesimista, culpable y criminal. Porque, por una vez, apartó los cadáveres que yacían a sus pies para darle una oportunidad a la esperanza, porque se decidió a elegir uno de los dos lados que separaba la delgada línea entre el bien y el mal, legándonos una historia donde el primero tenía una oportunidad.

Todo eso hizo Patricia.

Y tal vez “Carol” sea una de esas historias que solo puedas leer una vez en la vida para que te toque de un modo especial. Hacerlo en la época precisa, sea hace cuarenta o sesenta años, hoy, mañana, porque no importa tanto el momento temporal como el vital, para sentir el escudo y la espada, para identificarte o esperanzarte, para impugnar el rechazo de Richard o inundarte del bálsamo de la normalidad de Dannie: “Yo creo que cada uno debe vivir su vida”.

Eso fue lo que me pasó a mí en aquel verano del 91. “Carol” fue una lectura recurrente desde esa primera vez, lo fue durante años, y su mensaje se mantuvo intacto en su fuerza, en su final esperanzador, y fue así hasta que, probablemente, dejé de ser Therese, la Therese insegura y vacilante del principio de la novela, y di el paso a la Therese que entró en el Elysée al encuentro de su futuro. Y después ya no fue lo mismo, como no lo ha sido esta última y más reciente lectura. La “Carol” que yo mantenía en mi memoria ha cambiado, como lo he hecho yo. No ha sido ni a mejor ni a peor, solo diferente. Ya no tengo veintitrés años, la mierda ha alcanzado un nivel aceptable, tengo a mi Carol y ahora soy yo la que escribe (esto, por sí solo, ya merecería otro viaje en el tiempo que, estoy segura, dejaría con cara de pasmo a ese yo mío de hace dos décadas…).

Y aquí estoy. Los años han pasado, yo he marchado con ellos y, en efecto, “Carol” ya no es la misma lectura, como yo no soy la misma persona. Y estoy casi segura de que, así como yo no soy la misma de entonces, Therese tampoco lo sería. Tal vez incluso se haya convertido en Carol y tenga a su propia Therese, no lo sé. Pero está bien, porque fui la que fui entonces, para bien o para mal, y pude leer ese libro una vez de modo que ocupara un lugar privilegiado en mí. Y sí, creo que solo hay una primera vez en la vida para “Carol”, como solo la hay para muchas cosas en esta vida que se convierten en parte de ti. Para mí fue así y fue suficiente. Más que eso. Al final del prólogo que añadió en la edición de 1989, cuando descubrió al mundo que Claire Morgan era ella, Patricia Highsmith escribió: “Me alegra pensar que este libro le dio a miles de personas solitarias y asustadas algo en que apoyarse”.

Yo fui una de esas personas. Y han pasado decenas de años y cientos de libros, pero el mensaje de “Carol” se mantiene intacto: no importa, sigue, hazlo, inténtalo. Y ahora, cuando es a mí a quienes se dirigen esa personas asustadas o tocadas, cuando me escriben palabras casi calcadas a esos “Gracias por escribir una historia así, es un poco como mi propia historia…” que le escribían a ella, me encantaría que siguiera entre nosotros para decirle: “Gracias, Patricia, por escribirla”. No sabes hasta qué punto tu libro ha traspasado fronteras, edades y décadas. Hasta qué punto debería ser tu alegría constante y plena. Hasta cuándo tus palabras seguirán llegando a personas todavía solitarias, todavía asustadas. Cuán preciado es el precio de la sal para todas las que nos asomamos a tu libro por primera vez.

Y, finalmente, no puedo dejar de pensar: El mundo ha dado una vuelta entera y aquí estamos.

Singapur prohíbe la canción pro-matrimonio de Jolin Tsai

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Jolin Tsai, la reina del pop taiwanés, es bien conocida para las lectoras de Hulems: Hace relativamente poco hablamos de su victoria en los ALMA awards, y también nos hicimos eco de su video para la canción We’re All Different, Yet The Same, todo un himno gay, por su contenido pro igualdad y cuyo video mostraba una boda lésbica. O sea, que nos gusta porque ella misma hace méritos para que nos guste. Pero, lamentablemente, no en todos los países los derechos LGBT están a la par. En Singapur, por ejemplo, la homosexualidad es ilegal. Y por eso mismo el video de Jolin Tsai ha sido prohibido.

La autoridad censora nacional, la Media Development Authority, ha decretado que ninguna de las televisiones ni radios del país pueden emitir la canción, por contravenir las leyes de Singapur. El manager de la cantante ha hecho unas declaraciones súper descafeinadas, en las que dice que “Jolin ha expresado su apoyo al matrimonio igualitario a través de We’re All Different, Yet The Same. Ella cree que es una pena, pero respeta las opiniones diferentes”. Hombre, manager de Jolin, esto ya no va de respetar que a ti te gusten los perros y a mi los gatos, se trata de algo un pelín más profundo. Derechos humanos y tal. Ya sabes. En fin, una pena de noticia y una pena de reacción. A cambio, nosotras proponemos poner el video cada vez que tengamos ocasión: Que nos preparamos el desayuno, We’re All Different, Yet The Same. Que nos duchamos, We’re All Different, Yet The Same. Que vamos en el coche, We’re All Different, Yet The Same.

 

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¡Jolin Tsai a Eurovision!

Vía: Gaystar news

‘Saki Biyori’ tendrá el mismo staff que el anime para televisión que ‘Saki’

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Ya que la última vez incluí su manga en la lista de mangas que no serás capaz de terminar, pues esta vez voy a comportarme como mujer adulta que soy y vengo aquí para criticar informar de que la OVA de Saki Biyori, el spinf off de Saki donde nuestras protagonistas son más jóvenes, contarán con el mismo staff. Esto es, básicamente, que las que hayan visto el anime, tendrán la suerte de que no les cambien el estilo de dibujo o cosas probables que sí pasaría en caso de que cambiasen de compañías.

Esa información sale en el vídeo que os mostraré a continuación, la verdad es que no mentiré y no me leí el spin off, por lo que no sé cuanto de la trama original de Saki se separa exactamente, pero en el trailer de la OVA se puede observar que lo que nos tratan de vender es una serie muy moe*, como tan de moda están últimamente.

La OVA en cuestión se pondrá a la venta en japón con las ediciones limitadas del tomo 14 del manga original de Ritz Kobayashi. El susodicho tomo 14 se lanzará el 25 de julio en Japón, y la edición limitada se venderá al precio de 3.685 yenes, que vienen siendo… uno más uno siete y me llevo quince… unos 27 euros. Si sabéis japonés y os gusta Saki tal vez os parezca interesante la posibilidad de comprar uno online y disfrutar en vuestras casas de la OVA con buena calidad.

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Además, aquellos que hagan una reserva del volumen en las tiendas de Animate, Gamers, Toranoana o Melon Books, recibirán de regalo una carpetita con una imagen de Nodoka y Yukiko dibujada por Kobayashi, la cual sale justo al final del vídeo pero que, por si acaso no habéis caído, os pondré una captura. Ciertamente he estado buscando en las páginas web de esos sitios para ver si se podría conseguir online y sólo lo he encontrado en Melon Books pero, como no sé japonés, tampoco podría asegurar si es que no he buscado bien en los otros sitios.

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Como final, pondré una encuesta para ver si voy a tener que verme esta futra OVA o no ya que, aunque sea una edición especial, Saki es bastante conocido por lo que no tardará mucho en estar subido a internet, una buena noticia para la gente que, por desgracia, no tiene los medios para ver cosas que les gustan (o no tanto en este caso). Además, mañana son las votaciones municipales y vais practicando, si en el fondo sólo busco ayudaros y criticar a Saki e informaros.

 

*Moe: terriblemente dulce. En el anime suele relacionarse con personajes con caras muy redondas y personajes, hablando claro, achuchables.

Vía: koi Nya<

Panini lanza la colección de cromos del Mundial de fútbol femenino

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¡Croquetas coleccionistas! Estamos de enhorabuena. Panini, la mitiquisima empresa de cromos y cartas coleccionables se ha acordado de nosotras, y ha lanzado la colección de cromos del Mundial de fútbol femenino. Veinticuatro selecciones, España incluída, han sido las elegidas para llenar las páginas del álbum. Esta es la segunda vez que Panini comercializa cromos de las selecciones de chicas, pese a que lleva desde 1970 haciendo lo propio con las masculinas cada vez que tiene ocasión. Pero no nos vamos a quejar, no, y vamos más bien a alegrarnos y a correr a los quioscos a comprar sobres y sobres. Una vuelta a la infancia en toda regla. El director de Panini también está contento.

Estamos orgullosos de formar parte de la programación de la Copa del Mundo y poder ayudar a crear conciencia social alrededor de este evento de fútbol femenino. Ya han sido muchos los aficionados que se han puesto en contacto con nosotros desde diferentes partes del mundo preguntando cuándo íbamos a lanzar el álbum de cromos de Canadá 2015. El evento organizado hace cuatro años en Alemania fue un éxito en todos los aspectos y por ello hemos ampliado nuestra comercialización y distribución de la colección hasta 25 países. Además, en aquellos países donde los aficionados no puedan comprar sus cromos, la empresa garantiza una posible compra a través de internet

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Así que ya sabéis, también los podréis adquirir por internet. No tenéis excusa para no quedar con otras croquetas (o no croquetas) para intercambiar cromos en la mañana de los domingos, día tradicional, al menos en mi ciudad, para las quedadas ad hoc. ¡La primera que tenga a Vero Boquete, que levante la manito!

¡Gracias Natalia por el aviso!