
Este 26 de abril se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica. Y no, no es solo un día simbólico: es una oportunidad para hablar alto y claro de una realidad que muchas veces se ignora o se maquilla. Según el informe Estado LGTBI+ 2024, elaborado por la Federación Estatal LGTBI+ con datos de la agencia 40dB, 1 de cada 3 mujeres lesbianas ha sufrido acoso y 1 de cada 10 ha sido víctima de agresiones físicas o sexuales. Sí, en pleno 2025.
Pero el dato más preocupante llega cuando se mira a las más jóvenes: un 35% de las lesbianas de entre 18 y 24 años ha sido víctima de acoso escolar. Esto deja claro que el entorno educativo, que debería ser seguro y diverso, aún tiene mucho trabajo por hacer.
Desde la Federación Estatal LGTBI+, Inés B. García —coordinadora del Grupo de Políticas Lésbicas— recuerda que la violencia no solo se manifiesta con golpes o insultos. “También enfrentamos discriminación laboral, hipersexualización y estigmas en espacios como la política, la sanidad, la cultura o el deporte”, señala.
Aunque España cuenta con marcos legales que reconocen los derechos del colectivo, la realidad sigue siendo tozuda. “La igualdad real no llega a todas. Y si eres lesbiana racializada, migrante, con discapacidad, vives en un entorno rural o eres muy joven o mayor, la discriminación se multiplica”, denuncia García.
Ante esta situación, la Federación ha pedido un Pacto de Estado contra los discursos de odio, especialmente los que afectan a los grupos más vulnerables. También reclaman políticas públicas con enfoque interseccional y una educación en diversidad afectivo-sexual que sea más que un par de charlas al año.
“Queremos referentes visibles, representaciones dignas y el compromiso de que nuestros derechos no se discuten: se garantizan”, afirma García. Y es que en un contexto internacional donde los discursos antiderechos ganan terreno, la defensa activa de lo conquistado se vuelve más urgente que nunca.
Este 26 de abril no es solo para poner banderas. Es para escuchar, reflexionar y actuar. Porque la visibilidad no se celebra solo con aplausos: se defiende con hechos, y ahora más que nunca porque, amigas, se nos van a comer.