*Para quien no lo sepa, como Scout Finch soy, aparte de yo misma, la protagonista de las dos novelas de la escritora estadounidense Harper Lee.*
Antes de nada, y a modo de contextualización, hay un par de cosas que esta bien saber. Hasta hace unos meses, y desde 1960, el único libro que Lee había publicado era Matar a un ruiseñor obra extraordinaria, base de una película magistral, lectura obligatoria en las escuelas de Estados Unidos, premio Pulitzer y en general libro excelente donde los haya. Sin embargo, el 14 de julio de este mismo año, salió a la venta Ve y pon un Centinela, la denominada segunda parte de la historia. Lo hizo no exento de polémica dada la obstinación de Lee todos estos años por no volver a publicar y la acusación de que, a los noventaymuchos años actuales que tiene la autora, posiblemente la publicación de este libro respondiera a intereses de otras personas.
Pero, centrándonos en lo que nos atañe, si Matar a un ruiseñor cuenta la historia y todo lo que rodea a la familia Finch en Maycomb, un pueblo del Sur profundo de Estados Unidos, y tiene toda una trama ligada a la situación racial, Ve y pon un Centinela habla de la vuelta a Maycomb de la protagonista, que en el primer libro tiene 8 años y ahora cuenta con 26 (¡Gracias por respetarme la edad!) desde Nueva York donde reside y trabaja. Esta muchacha no es otra que Scout Finch, un apodo familiar ya que nombre real es Jean Louise. Curiosamente, este segundo libro fue escrito antes que el primero, y resulta muy revelador leer como la historia cambió para dar a luz a la obra maestra.
Sin querer hacer spoilers de ninguna de las dos tramas o entrar a valorar uno y otro en un sentido literario (aunque posiblemente podríamos resumir la lectura del segundo en ‘la pérdida de la inocencia’) existen una serie de cuestiones que, hasta hace poco, quien escribe consideraba producto de su imaginación. Pero descubrir que Matar un Ruiseñor ha sido incluido por Publishing Triangle en su lista de Las 100 mejores novelas Lésbicas o Gays me dio la razón.
Y es que, si bien en ninguno de los dos libro se cita realmente ninguna palabra que pueda sugerir homosexualidad, en el primero de ellos es increíblemente evidente una situación reveladora: Scout Finch es todo un tomboy, una niña que quiere ser niño, comportarse como niño y vestirse como niño, (como yo de pequeña), mientras que su amigo Dill es más bien lo contrario, un niño, vamos a decir para resumir, distinto al prototipo. Aunque bien es cierto que en el libro se hacen pequeñas alusiones a que sean novios, Scout deja bien claro que no tiene intereses en los hombres mas allá de parecerse a ellos o a sus roles.
Esta reflexión nos lleva además a valorar muy mucho el esfuerzo de Lee por mostrar a Scout como la receptora de una educación libre por parte de su padre , el famosísimo Atticus Finch, al contrario que de parte de su tía Alexandra, que trata de hacer de ella una señorita, cuestión que aborrece.
Esto es, el primero de los libros ofrece la visión de una muchacha que puede o no ser lesbiana, heterosexual o loquesea, pero que resulta fácilmente identificable con alguien que pone en cuestión los roles asignados a cada género. Y lo hace en medio de todo un debate moral sobre la libertad y la igualdad (racial), pero que da para trazar uniones y líneas que enlazan una cuestión y otra.
Al margen de lo que sucede en el segundo, lo cierto es que se prosigue, aunque desde una perspectiva diferente, con la idea de que Scout a.k.a Jean Louise, no se considera una persona ‘al uso de la época’: Rechaza casarse o comprometerse con alguien de por vida, por ejemplo, ya que, según reflexiona, le supondría una tortura. Y, si bien muestra una protagonista quizás diferente a como podríamos haberla imaginado desde nuestra croquetil-mente al leer el primero, profundiza en una visión más adulta y más cruda de la situación que les rodea, y en como refleja ello en su personaje.
En definitiva, nos podemos preguntar muchas cosas. Sobre todo si estas ideas tan peculiares que se nos pasan a más de uno por la cabeza eran contempladas por Harper Lee, quien vive soltera y retirada de toda vida pública en su pueblo natal, cuando trazó esta historia, y como plus, si podría imaginar que Scout acabaría trabajando de redactora, como ella, pero en esta web tan genial que es Hay una Lesbiana en mi Sopa.