En los años 50 y en pleno apartheid sudafricano, es ahí donde se sitúa El mundo oculto. Estamos ante la novela debut de Shamim Sarif, escritora también de I can’t think straight, y galardonada con varios premios.
Con una prosa lírica, caracterizada por detenerse en el detalle y las pequeñas cosas que suceden en cada escena, Sarif construye un vívido retrato de cómo son, como viven y qué sienten nuestras protagonistas en cada escena. Ellas son Miriam y Amina. Ambas mujeres indias, pero ahí se detienen las coincidencias. Sus personalidades y sus vidas son totalmente opuestas. Mientras Miriam, más racional, está casada (infelizmente), tiene dos hijos y el resto de su vida decidida, Amina, más impulsiva, es dueña de un restaurante y está decidida a no regir sus vidas por las convenciones sociales.
Cuando cogí el libro no sabía qué esperar de él. Nunca había leído a Sarif ni había visto su adaptación cinematográfica ni había leído ninguna crítica. No sabía nada en el sentido más literal de la palabra y me cogió totalmente desprevenida. La prosa de Sarif y su forma de narrar me metieron dentro de la historia y yo me dejé llevar hasta un final que ha causado muchas opiniones encontrada. Gusta o no gusta, sin término medio. Spoiler: A mí me gustó, y mucho, esa manera de concluir la historia y me dejó con ganas de más.
El mundo oculto tiene como foco la relación romántica que se va desarrollando entre nuestras protagonistas y que se va cociendo a fuego lento. Es un slow burn de manual bien hecho y ejecutado con maestría. Pero, a pesar de que son Amina y Miriam el centro de la historia, es a través de los personajes secundarios y de sus subtramas que, aunque sea a trazos muy generales, podemos conocer un poco más qué significaba vivir en Sudáfrica durante los años 50.
Si buscáis un libro bien escrito para este verano, con una ambientación diferente y que trata temas distintos a los que las novelas lésbicas nos tienen acostumbradas, El mundo oculto es una buena elección.