Cada vez que un personaje público sale del armario, avanzamos un poco más hacia la igualdad. ¿Por qué? Porque la visibilidad hace milagros a la hora de derrumbar prejuicios. Cada mujer lesbiana o bisexual es un mundo, completamente diferente a cualquier otra, y es esa diversidad nuestro punto más fuerte. Esta semana la tenista sueca Johanna Larsson, que está en el puesto 85 del ranking ATP, ha salido del armario como lesbiana en una entrevista en la televisión de su país de origen.
Mantuve mi relación en secreto para todo el mundo durante dos años hasta que la situación se hizo insostenible. Recuerdo una vez que mi madre me preguntó si estaba con una chica y yo se lo negué. Me encerré en mi misma, y no tenía elección. La reacción de mi madre fue increible, me dijo “te quiero pase lo que pase”.
Johanna acudió a la televisión con su novia, Amanda Strang, y habló de que tenía pçanico a perder sus patrocinadores y no poder dedicarse al tenis.
Tenía mucha dependencia de la gente, me daba miedo su reacción y no ser capaz de seguir mis sueños en el tenis. Entendí tarde, porque estaba muy centrada en el tenis, que el amor, las emociones, o todo lo que me distraía lo dejaba a un lado. Estaba dejando mi vida a un lado.
Billie Jean King, Martina Navratilova, Gigi Fernandez, y ahora Johanna Larsson. Mujeres que son punteras en el mundo del deporte y que, además, son referentes positivos para el resto de mujeres del mundo.
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