Visto el resultado de las votaciones en mi Instagram sobre qué queríais que probara antes… parece que os molan los juguetes para parejas, ¿eh? Y ya sabéis, yo soy muy fiel a todas vosotras, croquetas, y he estado probando Sharevibe contra viento y marea.
Este tipo de arneses sin correas se conocen, en inglés, por el nombre de strapless dildo. Cada vez hay más marcas que se están animando a fabricarlos, porque seamos honestas: la idea de poder utilizar un juguete de forma simultánea es muy atractiva. Yo estaba muy entusiasmada por probar Sharevibe, claro está, porque además de que no requiere correas y permite disfrutar del sexo al mismo tiempo que a mi acompañante, vibra. Recuerdo que 3 de cada 4 mujeres no tenemos bastante con la penetración y el hecho de que el juguete vibre es un plus.
Como podéis ver en la imagen, el dildo tiene dos extremos. Para entendernos mejor, vamos a llamar A al más cortito, que sería el que se coloca la chica que “da”. El B será el más largo, que se introducirá en la chica que “recibe”. Está fabricado en silicona médica y la textura es muy agradable para la piel.
Pues con toda esta información me dispuse a poner a prueba a Sharevibe. Primero como la que “da”, a ver qué pasa. Para mi sorpresa, tuve muchos problemas para meterme la parte A del dildo. Yo no sé si es que después de 3 años como sexblogger me he vuelto virgen o es que es un poco grande. Juzgad vosotras:
Es decir, que la parte A que se coloca la que “da” tiene un diámetro de casi 4 centímetros frente a los casi 2 centímetros de la que “recibe”. ¡Casi el doble! Que no, no es tanto, porque es justo lo que medía Tiger de diámetro. ¿Será por la forma? Puede ser. El caso es que mientras intentas introducírtelo tienes la parte B molestando (es un poco flexible, eso sí), lo cual reduce mucho el movimiento.
Así que hice lo que se suele hacer en estos casos: trae pa’ ca’ el lubricante. Vale, objetivo conseguido, aunque no estaba del todo cómoda. Bueno, no pasa nada. Pues allá vamos: chica B, prepárate… Y mucho se preparó la pobre para lo que ocurrió después: la parte A que con tanto esfuerzo había logrado introducir donde se debe introducir, empezó a resbalarse. ¿Será porque hago muchos ejercicios de Kegel? No, entonces tendría que sujetarse. ¿Por ponerme mucho lubricante? Lo probé después con un poquito menos y tampoco. Total, que la única manera de que se sujetara era apretando los muslos. La imagen más erótica del mundo, señoritas. Os lo podéis imaginar.
Procedí a la inserción de la parte B en la chica B y aquello era más difícil que cuando la profesora de yoga te dice que hagas el pavo real:
Nunca había sudado tanto antes del sexo, os lo juro. Al final lo logré: inserción completada. Pero comencé a mover las caderas y no me sentí nada cómoda. Aquello no se sujetaba bien y me resultaba muy complicado intentar hacerlo, hasta el punto de que no lo estaba disfrutando para nada. Ahora bien, chica B parecía estar pasándolo bien. ¿Posturas originales más allá del misionero o a cuatro patas? No me atreví, soy una cobarde.
Como decía antes, hay que sumarle a Sharevibe la vibración. Normalmente, los juguetes tienen motores en los puntos que van a estar en contacto con las zonas erógenas. En este caso, hay una especie de balita que vibra de forma muy fuerte que va dentro de un agujero que está en medio del juguete. Ya de entrada podemos descubrir que la vibración del juguete es mucho menos potente porque hay un solo motor para dos dildos y no se encuentra dentro del dildo, sino en la base. De esta manera, la vibración que llega a través del dildo de cada una, por muy potente que sea la bala, está amortiguada por la silicona y se vuelve más débil. ¿Lo bueno? No es demasiado ruidoso y, aunque vibre menos que otros, vibra.
Utiliza un cargador magnético y tiene 5 velocidades con una interfaz de un solo botón. No hay complicaciones. Está disponible en color carne, lila o rosa. También es unisex, sumergible y puedes usarlo de forma vaginal o anal. Ahora bien, yo con la parte A no lo intentaría. Igual no sobrevivo para contarlo.
Es evidente que cada mujer tiene un cuerpo y es imposible que estos juguetes se adapten al de todas. Necesitaríamos un sastre de dildos, ¿te imaginas? Yo creo que para que me funcionara mejor la parte A tendría que haber sido un poco más estrecha y más larga. Quizá un poco menos curvado todo el juguete en sí… quién sabe.
He llegado a la conclusión de que Sharevibe no es para mí, pero puede que tú logres llevarte mejor con él. En pareja, de forma simultánea, no termino de verlo claro, aunque sí he visto que es maravilloso para utilizar como dildo solo. Te introduces la parte B y la parte A hace de mango: comodísimo, no molesta y todo está supersujeto.
Si quieres echarle un vistazo, pásate por AQUÍ.