Las que estéis rondando la treintena, quizá os acordéis de ciertos dibujos que echaban por televisión. En ellos, una especie de princesa con espada desfacía entuertos montada sobre un pegasicornio. Se trataba de una serie de animación ochentera, aunque yo la vi en los noventa, con el doblaje sudamericano que evitaba a las cadenas tener que redoblar. Y, como tal, tenía la animación occidental de la época para TV −y lo que ello conlleva− que la hacía quedar un poco vieja hasta para la época, sobre todo ante otras producciones japonesas y coproducciones nipo-europeas. Se trataba de She-Ra que, al igual que su serie hermana, He-Man, nació basada en una línea de muñecos de Mattel y para mayor gloria de esta.
Ha pasado el tiempo y la resurrección de She-Ra ha supuesto un rediseño completo en la parte estética que la hace mucho más acorde con los gustos de hoy en día. She-Ra sigue la línea de la animación estadounidense actual, no exenta de la influencia del anime(Utena o Sailor Moon serían dos de los ejemplos más claros). No es de extrañar, ya que la mente detrás del proyecto es Noelle Stevenson (Nimona, Leñadoras) quien por su edad actual ha crecido durante el boom de la animación japonesa.
Con estos datos y sabiendo que, por una vez, todas las guionistas son mujeres, las diferencias entre la She-Ra actual y la original son más que notables y, en mi opinión, todas beneficiosas. La primera es la mayoría aplastante de un reparto femenino: aparte de Bow (Arco), Sea-Hawk (Halcón de Mar), Hordak y, haciendo un exceso para el número de apariciones que tiene, Swiftwind (Vientoveloz) el resto de personajes son femeninos: Adora, Catra (Gatia), Glimmer (Destello), la reina Angela, Shadow Weaver (Tejesombras), un número extenso de princesas… Y lo mejor es que, al contrario de la serie de los ochenta, en la que cada mujer en años mozos estaba modelada siguiendo el mismo patrón barbiesco, aquí cada una tiene un cuerpo diferente.
La segunda diferencia es la cantidad de representación LGBTQ+ y de imaginario queer en la serie. No es que la anterior se quedara excepcionalmente corta en eso, pero en la versión de Noelle tenemos el texto −está confirmado que Spinnerella y Netossa (Girela y Reda en castellano) son pareja− y el subtexto entre Catra y Adora, tan sutil como un saco de piedras cayendo sobre tu cabeza. Y no dudo de que, de haber una segunda temporada, esta representación va a subir. Por ejemplo, está confirmado que Bow tiene dos padres.
Pero hablemos un poco de la trama.
She-Ra y las princesas del poder
La serie arranca con Adora, una cadete prometedora dentro del ejército de Hordak, el tirano de la serie que intenta dominar el mundo de Etheria por completo. En una excursión al Bosque Susurrante con Catra, Adora se pierde y es atraída por una espada mágica que la convertirá en She-Ra. Tras este suceso y darse cuenta de la crueldad del Reino del miedo, Adora cambiará de bando y se unirá a la rebelión de las princesas, rompiendo con toda su vida anterior. Adora y sus nuevos amigos, Glimmer y Bow, deberán conseguir que el resto de las princesas vayan uniéndose a su causa hasta derrotar al imperio de Hordak.
En solo trece episodios, la serie de Netflix consigue crear un mundo rico con una mitología interesante, presentar una colección más que decente de personajes psicológicamente complejos y entretener con aventuras llenas de humor. Todo a la vez que trata temas tan difíciles como la guerra, las relaciones interpersonales o el maltrato infantil con la facilidad que sólo las series de animación tienen.
La estética y los colores son muy actuales aunque es verdad que la animación podría ser algo más fluida. De todos modos, no es un obstáculo para disfrutar de esta historia llena de magia y amistad. Por cierto, tiene una canción de apertura con toques ochenteros maravillosérrima, que pierde un poco en castellano por lo que os recomiendo la versión original.
Si estáis buscando una serie para disfrutar con hijes, sobrines etc. esta es vuestra serie. Si queréis disfrutar vosotras solas pues también. Yo os dejo aquí el tráiler y una voz susurrante diciendo: Catra en trajeee.