El año pasado los Globos de Oro nos dejaron heladas. Ni uno sólo de los cuatro premios relacionados con contenidos lésbicos llegaron a manos de las premiadas. Este año era el nuestro, pensábamos cuando vimos las nominaciones. De nuevo, muchas de nuestras series fetiche, aunque ningún personaje lésbico, competían por llevarse el premio de la prensa. Y aunque este año si, han premiado House of Cards, Jane the Virgin, o, gracias a Dios, Transparent, esa joya de la televisión posmoderna, la sensación que nos queda es la de que sí, bueno, no ha estado mal. Pero podría haber estado mucho mejor.
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Perdió Uzo Aduba por Orange is the new black, a favor de Joanne Froggatt, de Downtown Abbey. Perdió Taylor Schilling, aunque este premio tiene consolación, ya que recayó en manos de Gina Rodríguez, de Jane The Virgin. Transparent se impuso a Orange is the new Black en una de las categorías que más expectación despertaba, la de mejor serie de comedia, y también Jeffrey Tambor se alzó con la estatuilla de mejor actor. Merecedísimo. Kevin Spacey hacía lo propio en categoría de mejor actor de drama por nuestra querida House of Cards, que no pudo llevarse el premio a mejor serie, en favor de The Affair. Y hasta aquí lo reseñable del apartado de series, mucho menos apasionante que en otras ediciones.
En cuanto a las películas, Julianne Moore ganó, pero no por Maps to the stars, que es lo que nos hubiese gustado, sino por Still Alice. Amy Adams y Patricia Arquette se alzaron con los premios a mejor actriz de comedia y mejor actriz secundaria. Y… poco más.
Realmente lo más destacable de la gala fue la presentación. Amy Poehler y Tina Fey hicieron magia una vez más, y convirtieron lo que podría haber sido la entrega de premios más anodina de la historia en algo verdaderamente divertido, con ese humor nada inofensivo del que hacen gala.
“El personaje de Steve Carell en Foxcatcher llevaba dos horas de preparación, incluído peluquería y maquillaje. Solo por comparar, me ha costado tres horas hoy prepararme para el papel de Mujer.”, contaba Fey, la misma que en el monólogo inicial decía “En Into the woods, Cenicienta huye de su príncipe. Rapunzel es arrojada por la torre por su príncipe, y la Bella Durmiente simplemente pensaba que iba a tomar un café con Bill Cosby”
También hicieron referencia a la falta de trabajo que hay para las actrices que pasan los cuarenta, no así para sus compañeros, aprovechando el premio a Patricia Arquette. “Boyhood prueba que todavía hay grandes papeles para actrices que pasen de los 40, mientras hayan sido contratadas antes de cumplirlos”. La producción de la película se ha estirado durante nada más y nada menos que doce años.
Lo que os decía: un humor nada naïve, y que fue lo mejor de la gala, sin duda. ¿Lo peor? Que ya no habrá más Fey y Poehler.