Hoy celebramos el Día de la Madre, una excusa tan buena como cualquier otra para acordarnos de aquellas mujeres que no paran de hacer un sacrificio tras otro por nosotras, y a las que siempre tenemos ahí como referente y ayuda, vengan tempestades o huracanes. El staff de Hay una lesbiana en mi sopa habla sobre las suyas.
MARCA
Mi madre ya está en esa fase que, supongo, pasan todas las madres en las que quiere nietos. Cada vez que ve un bebé en un carrito, un niño por la calle, o, qué sé yo, un muñeco más realista de lo habitual, le suben las hormonas de la abuelitis y empieza a soltarme indirectas, que cada vez son más directas. Hemos pasado del sutil “me gustan mucho los bebés” al directísimo “bueno, y tú qué”, que como seguro comprendéis no me pone nada de presión sobre mis pobres hombros. Todo a su tiempo, mamá, todo a su tiempo.
Foto real de Marca y su madre
SCOUT
Vaya por delante una aclaración evidente, no habrá discusión posible sobre un punto: que mi madre es la mejor del mundo.En una de esas ingenuidades propias, siempre pensé que mi madre ‘lo suponía’, pero resultó que no, no, NO. Que no sólo no tenía ni idea – o no quería tener – si no que casi le dio una apoplejía cuando, un día, sin más preámbulos, le comuniqué que dejaba a mi novio para convertir a mi mejor amiga en mi novia.
Desde entonces, inauguramos la etapa de los pero, ya sabéis: ‘Pero si no se te nota nada’, ‘Pero si no eres nada masculina’, ‘Pero si tu siempre has tenido novios’, ‘Pero si será confusión’ Tópicos tan típicos como que siga creyendo que toda fémina que nombre, tenga 10 o 70 años, tenga novio o novia, tenga calificación de homo sapiens o de canis familis, pueda ser una de ‘tus amiguitas’
Gracias mama por haber terminado entendiéndome y creerme capaz de seducir a toda damisela del universo. Que Natalie Portman te oiga.
CHARLIE VON BLEICKEN
Mi madre, ese personaje que ocupa y ha ocupado los mejores momentos de mi vida, como niña, adolescente y una adulta un poco precoz a veces. Podría contaros mil anécdotas de mi madre, de cómo mis amigas la quieren más que a mi y la van a visitar cuando yo ni siquiera estoy en la ciudad, de cómo sabe reírse de ella misma sin prejuicios, de cómo intenta amoldarse a mi ritmo de vida y no entiende mi trabajo y, a veces, tampoco entiende mi vida. Os diré que sus croquetas son las mejores del mundo y que quién las ha probado no puede olvidarlas y que su tarta de galleta y chocolate enamoró al amor de mi vida y me dejo en un segundo puesto horrible y doloroso.
Mi madre, esa que sonríe si le hablo de chicos pero que no le importa que ame a las mujeres, porque “hija, si tú eres feliz, ¿a mí que mas me da lo que tú hagas?”. Mi madre que se queja de que todos mis amigos sean gays pero les abre las puertas de su hogar sin ni siquiera un porqué, la que nunca se acuerda del nombre de ningún famoso, lo transforma, lo cambia hasta que nos partimos de risa y se corta el pelo como Miles Cruses (Miley Cyrus). Ese personaje que me daría para dos novelas, que me escribe whats app cada día para preguntarme que he comido y que ropa llevo puesta: “porque hija, cuando te maquillas y te sacas partido eres un bombonazo.” Esa mujer fuerte, luchadora, incansable y es que si yo os contará todo sobre mi madre debería hacer un blog para ella sola. Y terminaríais adorándola, porque todos lo hacen.
A pesar de que me siga preguntando si cada amiga nueva que entra en mi vida es “lésbica”. Ay mamá, gracias por tanto amor y por tanta croqueta, que nunca viene mal recordar de donde vienes cuando no sabes hacía donde vas.
GIO
(¡Hola mamá!)
Bueno, sé que las chicas les tienen historias de sangre sudor y lágrimas, historias de amor parental épicas, dramas, bollodramas, peleas y aceptaciones, historias conmovedoras que mueven cielo y tierra de relaciones fraternales y hacen que el corazoncillo se encoja y quieras abrazar a tu madre y decirle lo afortunada (o no) que eres de tenerla.
TOAST
Madres. Un día te preguntan por lo que has hecho en el colegio y si te gusta alguno de los chicos de tu clase mientras te dan la merienda, y al siguiente te emparejan con toda amiga con la que vas a dar una vuelta. Muy sutilmente.
“Mucho quedas últimamente con Ana, ¿no?” (mientras pone cara de pillina flojita)
Ah, ¿sí? ¿Y no será, por casualidad, que somos amigas… y las amigas quedan? Llámame loca. O igual es porque tengo 4 amigas y 3 de ellas se van al pueblo en cuanto las vacaciones asoman, eso también.
Pero vamos, que en cuanto mi vida social varía un poco y aparece un nuevo nombre – porque a veces conozco gente nueva que, vaya por dios, me cae bien – ahí está mi madre, sospechando. Echando miraditas. Levantando cejas. Soltando comentarios.
A veces creo que tiene más ganas de que me eche novia que yo.