Han pasado ya unos días desde que la editora jefe de Afterellen, Trish Bendix, anunciara en su blog personal que la web cerraba sus puertas después de 14 años. La noticia no era cualquier cosa: la web más grande y más famosa sobre cultura lésbica pop en los medios decía adiós. Trish contaba que Evolve Media, la compañía que había comprado AfterEllen a Viacom dos años atrás, había decidido que no era rentable, y que por eso iba a recortar la plantilla y a no invertir más dinero en la web. Un representante de la compañía intentó después aclarar que AE no cerraba, pero que el ritmo de publicaciones iba a bajar, sin asegurar cuanto, y que los textos serían escritos por periodistas freelance, ya que la redacción dejaba de existir.
¿Vamos a tener más publicaciones de Afterellen?
Sí. De hecho, desde el cierre oficioso, nuevos contenidos han sido lanzados por la web. Concretamente dos artículos, uno de las pocas periodistas que se mantienen escribiendo, Karen Frost, y otro de otra periodista que se estrenaba. Cabe recordar que el ritmo de publicación solía ser de seis a doce artículos diarios, cinco días por semana.
Pero, al no tener plantilla, las secciones de la web se van a reducir drásticamente. No van a cubrir alfombras rojas, no van a hacer entrevistas, y todas aquellas secciones que requerían trabajo diario (como el Morning Brew), simplemente no se van a poder hacer porque no hay nadie que las haga. La web se nutrirá de artículos sobre temas específicos. Y aquí viene el gran pero del asunto.
Todas las webs, aunque sean un gran cajón de sastre como esta que estás leyendo, cuentan con una línea editorial, definida en muchos casos por la editora jefe, o la directora, o como se denomine en cada caso. Una figura que decide qué se publica, qué no se publica, y los temas de interés para cada medio. Y es lo suyo que esa persona, que al fin y al cabo es la que orienta los contenidos, sepa qué le puede interesar al público de su web.
Las personas que ahora mismo están al frente, corporativamente, de AfterEllen, son en su mayoría hombres. Personalmente, tengo mis dudas de que para dirigir un medio enfocado a mujeres LGBT sea lo óptimo. Es como si ponemos a dirigir un medio deportivo a alguien a quien no le interesan los deportes. ¿Lo hará? Claro, porque es su trabajo. Pero a lo mejor su punto de vista no es el más certero.
Ser lesbiana, o bisexual, o trasngénero, o cualquier otra de las identidades del abanico, no es solamente con quién te acuestas o hacia quién te sientes atraída. Cuando hablamos de ‘cultura LGBT’ nos referimos a una serie de aspectos compartidos entre todas nosotras, o al menos entre una mayoría. Cuando vemos una película en la que se enamoran dos mujeres, la sentimos diferente a las personas heterosexuales. Cuando hablamos de formar una familia, nos enfrentamos a una situación diferente a la de los heterosexuales. Y cuando hablamos de ser LGBT, muchas veces tenemos que explicar muchas cosas a los heterosexuales. Y, definitivamente, todo es diferente a los hombres.
Hay cierta comodidad cuando estás rodeada de mujeres como tú, porque no tienes que empezar de cero. Hay una cultura y una comunidad compartida, unas bases para comenzar una conversación de este u otro tipo. Es lo mismo que ocurre con otros aspectos de la vida, como aficiones, procedencia, o mil cosas más. Pero indudablemente también en este.
Cuando quiero consultar información y cultura LGBT, lo que me apetece es que la fuente a la que vaya, la persona que lo ha escrito, tenga las mismas inquietudes que yo. Que entienda lo que está escribiendo. Si no, se dan situaciones tan absurdas como la vivida en las últimas horas con algunos medios hablando de Wonder woman como lesbiana, cuando su autor habló de ella como “queer” y “bisexual”. No es lo mismo, hay diferencias entre los términos. Yo las sé, y vosotras también.
Y, por otra parte, y repitiendo lo que ya dije la semana pasada, me parece fundamental el poder comentar las noticias y los artículos en espacios seguros. Cuando hablo de espacios seguros me refiero a sitios en los que tú puedas dar tu opinión sabiendo que las personas que vayan a comenzar una conversación contigo lo hagan con ganas de debatir de una manera sana. Espacios libres de homofobia y machismo, o al menos en todo lo que se pueda.
Cada vez hay más noticias de tipo LGBT en los medios generalistas, es una prueba de que el avance está ahí. Pero a su vez, cada vez nos encontramos con que están redactadas por alguien que, claramente, no entiende bien lo que está escribiendo, y con unos comentarios plagados de violencia que no aportan nada excepto frustración y, en muchos casos, funcionan de manera muy negativa en el proceso personal de aceptación de la identidad de cada uno. Porque si vas a una noticia buscando información y gente comprensiva y te encuentras con comentarios llenos de insultos, a lo mejor puedes preguntarte si en la vida real te van a decir lo mismo y si merece la pena hacer ciertas cosas.
Es capital, y lo digo como directora y como mujer LGBT, que no se pierdan los medios escritos por nosotras mismas. Tenemos que luchar porque nuestras voces, que bastante dificultad tienen ya para ser escuchadas, no se pierdan definitivamente. Tenemos que consumir cultura LGBT, leer medios LGBT, y colaborar con lo que se nos ocurra. Porque al fin y al cabo es la única manera de asegurar que se nos escuche.