Tras oficiar la friolera de 919 partidos de baloncesto desde que cogiese las riendas del arbitraje el 31 de octubre de 1997, Violet Palmer, la primera árbitra de la NBA, la todopoderosa Asociación Nacional de Baloncesto de Estados Unidos, cuelga el silbato y se retira de las canchas de basket. Dice adiós al arbitraje a los 52 años y lo hace después de haber entrado en los libros de historia de este deporte, no solo por ser la primera mujer en arbitrar en la liga profesional más importante del mundo, sino también por ser la primera mujer en oficiar unos playoff, los de 2006, y, también, la primera mujer en salir del armario en la élite réferi.
Aunque comenzó su carrera de jueza deportiva en 1997, no fue hasta el año 2007 cuando “finalmente reveló su ‘secreto’ a sus compañeros árbitros” más cercanos: Palmer llevaba, como quien dice, toda su vida saliendo con la estilista de famosos Tanya Stine. Pero sin duda su “gran salida del armario” fue en 2014, cuando el matrimonio igualitario fue legalizado en California, y la árbitra celebró sus nupcias con la mujer con la que ya había compartido su vida y la crianza de tres niños fruto de un matrimonio anterior de Tanya. En una entrevista con VICE, Palmer le quita importancia a la situación:
Siendo honestos, siempre estuve fuera del armario. Simplemente no lo mencioné nunca públicamente porque nadie me preguntó públicamente. Y una vez conseguí hacerme un hueco en la liga y ganar apoyos en ella, sentí que podría decirlo libremente y que a nadie le importaría.
Con casi 20 años de carrera a sus espaldas desde ese primer encuentro entre los Vancouver Grizzlies y los Dallas Mavericks, y habiendo roto una barrera en el masculino mundo del baloncesto y más concretamente en el de la NBA, donde reconoce que ha habido momentos en los que los entrenadores o los jugadores no sabían muy bien si discutir con ella como lo habrían hecho con un árbitro, Palmer dice adiós al arbitraje con el gran sabor de boca de haber demostrado saber lo que estaba haciendo en la cancha, y, además, haberlo hecho bien.
Vía: VICE