Desconocía totalmente la existencia de Lush hasta este fin de semana pasado, cuando estuve de viaje en Londres y me llevé un mejunje hecho con algas que mira, me ha encantado, y ahora sólo pienso en ponérmelo todos los días. No me han pagado ni nada (me podéis mandar mascarillas cuando queráis, eso sí), pero esto es completamente cierto: los potingues de Lush son una pasada. Además, por si los productos no molaran un montón, ahora Lush ha dejado claro con su campaña de San Valentín que es croquetofriendly. Y esto nos interesa porque si tenemos que gastar nuestros euros y nuestros dineros en una tienda, por lo menos que nos trate bien, digo yo.
En Lush creemos que el amor trasciende el género. Dejamos clara una cosa a la hora de crear nuestra campaña de San Valentín: queríamos capturar el amor entre dos personas, y creemos que es lo que hemos hecho. El hecho de que nuestros leales y queridos fans estén empezando sus propias conversaciones usando nuestras fotos y el hashtag #loveislove nos derrite absolutamente el corazón
Y no puedo resistirme a poner este comentario de una chica completamente ofendida porque no haya parejas heterosexuales en la campaña.
Bravo. La igualdad a tope. ¿Qué pasa con las parejas heteros? ¿Lush las representa también? Hemos visto dos hombres, dos mujeres, pero ¿qué pasa con un hombre y una mujer? No estoy en contra de las elecciones de cada cual al amar, pero estoy ofendida de que Lush haya dejado fuera a las parejas heterosexuales.
Pues nada hija, ahora sabes cómo nos llevamos sintiendo los LGBT y/o minorías desde SIEMPRE. Por cierto, si giras la cabeza seguro que encuentras un anuncio con una pareja heterosexual. Seguro.
Vía: Mic