Catorce temporadas después, y Anatomía de Grey sigue dándonos sorpresas. ¿Creías que después de accidentes de avión, de coche, atentados, guerras, mil problemas en quirófano, enfados por todo, vida en comuna, turnos de 100 horas y, en fin, cualquier cosa que pudieras imaginarte, la serie todavía podría darte un sustito y un vuelco al corazón? Pues sí, amiga. Es la magia de Shonda.
Esta temporada introdujo un nuevo personaje, Carina DeLuca, interpretada por Stefania Spampinato, una médico que estudia el orgasmo femenino. Pero no sólo nos molaba la premisa por lo obvio, sino porque DeLuca se sentía atraída por mujeres, como bien contaba la actriz en una entrevista.
Ella ama a las mujeres. No sólo porque ella se sienta atraída hacia ellas, sino que creo que ella ama ser una mujer. Ama el poder que tenemos como mujeres, y quiere excavar más hondo y asegurarse de que tenemos los mismos derechos que los hombres
Por supuesto, y en un axioma de las series de televisión, en donde si hay dos personajes LGBT del mismo género SEGURO que se enrollan entre ellos, DeLuca se lió con Arizona Robbins. Que oye, no es que nos quejemos, de verdad que no. Que estamos encantadas. Que nos gusta ver a dos chicas en pantalla. Y que oye, viva Carina, viva Arizona, y todo lo que queráis.
Y efectivamente: nada más comenzar el episodio de esta semana, Arizona estaba Tinder arriba, Tinder abajo, porque Carina había dado por hecho que no estaban ya juntas. Cosas de las relaciones. Pero la gran sorpresa venía después, casi, casi, cuando estaba terminando el episodio, y yo ya me estaba preguntando por qué me habían dicho que lo viera.
Yo, que en el fondo soy una superficial, ya estaba ideando un spinoff de Carina y Arizona, viviendo felices, y saliendo de la cama solamente para hacer unas horitas en su clínica privada, pero ya veo que no. Mi gozo en un pozo. Pero, por favor, que Carina siga saliendo en pantalla, que me alegra la tarde.