A estas alturas ya sabrás que tengo cierta predilección por juguetes extraños, diferentes. Ni siquiera lo escondo, ya ves que la sección de Los secretos de Thais tiene productos cada vez más exóticos y me encanta que así sea. Por eso, cuando Gvibe me contactó para enviarme un par de cosas, no dudé: Gbulb tenía que estar en la lista.
Ya lo ves, Gbulb tiene forma de bombilla. Es divertido, ingenioso, pero lo mejor es que ha sido diseñado como una magic wand. Te he hablado alguna vez de estos juguetes de uso externo: acostumbran a ser parecidos a un micrófono, con una base redondeada y ancha que cubre gran parte de la vulva y es muy potente. Pues bien, la idea del creador de Gbulb era desarrollar una magic wand más cómoda. ¿Lo habrá conseguido?
Lo cierto es que, frente a las magic wand, Gbulb es mucho más pequeño y manejable. Resulta que a mí, cuando me masturbo, me gusta sentir la presión del juguete y tiendo a apretarlo hacia el cuerpo. Para ello, suelo agarrarlo más cerca de la base… lo cual se me complica con las magic wands. Al tener el mango tan largo, me da la sensación de que pierdo la fuerza y con esta bombillita no me ocurre. Manías de una, ya sabes. Además, es más ligero. Nada que ver con las varitas pesadas, difíciles de transportar y complicadas de guardar. Gbulb cabe en tu mano.
Así que ya hemos descubierto una de las primeras ventajas de este juguete (y, en general, de las magic wands): al tener un cabezal ancho estimula más terminaciones nerviosas de la vulva. Hay personas que prefieren una estimulación más dispersa y otras más concreta, es cuestión de gustos. A mí me gustan ambas cosas, voy alternando, y encuentro diferencias significativas entre vibradores que inciden en un pequeño punto y los que cubren más. ¡Ah! Y no olvides que puedes utilizarlo en más lugares del cuerpo además de la vulva, zonas erógenas y no erógenas. El otro día tenía una contractura en las cervicales y el meneo no me vino mal.
Vamos con lo importante: el motor. Lo cierto es que es muy parecido al de una magic wand, es decir: bastante potente. La interfaz consta de un solo botón colocado en el casquillo. Con él puedes pasar por tres intensidades y seis patrones de vibración diferentes (con solo pulsar una vez), así hay para todos los gustos. Sin embargo, me ha parecido un juguete ruidoso. Más allá de que pueda ser audible si hay más personas cerca y no quieras que lo oigan, a mí personalmente se me hace algo pesado oír tanto la vibración.
Por cierto, cuidadito cuando vayas a limpiar Gbulb porque puede costar más por los aros del casquillo. Asegúrate de aclarar bien y secar esa parte para que no se estropee.
Un punto muy positivo es que tiene modo viaje. Pulsando el botón un par de segundos se queda tal cual, no habrá imprevistos mientras lo transportes. También funciona con batería y viene con su cargador magnético, que se coloca en el casquillo. Un par de horas de carga se traducen en alrededor de cuatro de juego, no está nada mal… ¡Incluso dentro de la ducha!
El material de Gbulb es silicona hipoalergénica. Así el juguete no es demasiado duro ni tampoco demasiado blando, es posible hundir un poco el dedo. Por si esto no fuera sello de calidad, tiene tres años de garantía.
Con respecto al packaging, es sencillo. Gbulb viene en un envoltorio de plástico, tal vez sería interesante que Gvibe se planteara la posibilidad de hacerlo más ecológico. También hubiera agradecido una bolsita de tela para guardarlo, ya que, justamente, una de las ventajas frente a productos similares es que facilita el transporte.
En fin, Gbulb es un juguete creativo, funcional y potente. Fácil de usar y de transportar, con un precio muy competitivo. Una magic wand que solo reduce peso y tamaño, misma potencia. Si no te importa que sea algo ruidoso, podría ser tu nuevo mejor amigo.
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