El nombre de Clara Asunción García (Elche, 1968) es uno de los primeros que vienen a la cabeza cuando hablamos de ficción lésbica nacional. Con sólamente tres libros publicados se ha convertido en una de las autoras más conocidas y apreciadas por la calidad de su obra, y por su capacidad de hacer surgir emociones en la lectora como pocas saben hacer. Clara ha tenido la amabilidad de concedernos un huequito en su ocupado día a día literario para contestarnos a unas preguntas, confirmándonos lo que ya sabíamos: que aparte de una autora excelente, es una persona encantadora.
Hablemos de tu primera novela, El primer caso de Cate Maynes. Es una novela policiaca muy bien armada, de entre lo mejor de la ficción nacional. ¿Crees que lo policiaco está de moda en la literatura lésbica? Si es así, ¿a qué se puede deber?
En primer lugar, gracias por el piropo. Como escritora agradeces muchísimo que tu trabajo sea reconocido, porque te puedo asegurar que tras un libro hay muchas, muchas horas de trabajo. En cuanto a tu pregunta, no te puedo responder a un nivel general, no sé cuáles pueden ser las motivaciones del resto de autoras para decantarse por el género policíaco. Sí te puedo decir que, entre las mías, se encuentra el que sea uno de mis favoritos. De hecho, El primer caso de Cate Maynes nació de una especie de reto conmigo misma sobre si sería capaz de desarrollar una historia policíaca —detectivesca, en este caso—. Y, por supuesto, la protagonista debía ser lesbiana, sí o sí. En realidad, creo que lo policíaco está de moda a nivel general. No sé, creo que es porque, como lectorxs, nos gustan los rompecabezas, los retos, ver si somos capaces de descubrir al culpable. Y todo ello, eso sí, sin pringarnos, sin peligro de que nos partan los morros ni tener que hurgar en el cubo de la basura de nadie. A mí, como escritora, me estimula escribir sobre ello. Y, como lectora, agradezco ese boom. ¿A quién no le gusta una chica con pistola a la que, encima, le gustan las chicas? ¡Pleno total!
En un mercado tan limitado como es el de ficción lésbica, ¿sientes que hay que ceñirse a unos patrones preestablecidos o crees que hay libertad para escribir sin plegarse a las modas?
De ceñirse, nada. Usarlos, todo lo que quieras. Veamos si no uno de los patrones clásicos de la narrativa lésbica: ejecutiva con pasta, acostumbrada a desechar amantes como pañuelos de papel, fría, y cuya coraza emocional obedece a que alguien de su pasado le rompió el corazón. Vale, pues en ese perfil tan tópico se podría encuadrar perfectamente a Maca, una de las protagonistas de La perfección del silencio (y, confieso, a algún que otro personaje más del resto de historias que tengo en el cajón). Vamos a ver, en este mundo todo está escrito ya, se lleva haciendo desde hace siglos: amor, odio, pasión, violencia, desengaño, desesperación… ¡Esos son los patrones! Usémoslos, ¿por qué no? El quid, a mi entender, está en el modo de hacerlo, en la manera de construir la historia, en darles vida y voz a los personajes. De acuerdo, yo te voy a ofrecer la historia típica de chica conoce a chica/chica pierde a chica/chica recupera a chica. Lo admito. Pero, concédeme el beneficio de la duda para que te demuestre de qué modo lo voy a hacer.
Mi intención y mi deseo es que llegue un día en el que las protagonistas lesbianas estén presentes en todos los géneros, en todo tipo de tramas, en todo tipo de condición (buenas, malas, dignas de admirar, de odiar, como sea), pero sin que su orientación sexual sea el hilo conductor, la razón o la excusa. Es decir, quiero lesbianas en historias policíacas, de aventuras, de capa y espada, ciencia ficción, terror, intimistas… Quiero que se llegue a igualar el volumen de historias con protagonistas heterosexuales, y que lo que haga la diferencia no sea la orientación, sino la calidad de la historia.
En alguna entrevista has desvelado que es el inicio de una serie de novelas, al más puro estilo JM Redmann., y de hecho ya te hemos visto trabajando en el hilo temporal ¿Puedes adelantarnos algo de lo que tienes pensado?
¿Adelantar algo? Hum, ver… Pues va de una detective borrachuza de vida desmantelada que se enamora de una rubia pibón y cuyo corazón, pasado y trabajo la llevan de cabeza. ;O) En este segundo libro se deja entrever algo de lo que va a pasar en el futuro de esa detective, hay que tener en cuenta que El primer caso de Cate Maynes fue concebido desde un principio como una serie y, por ello, tengo que ir haciendo equilibrios en cada nueva entrega para llevar al lector/a al final previsto. Es como manejar un telar inmenso lleno de hilos de muchos colores. Unos serían la vida de Cate antes de Océano, otros la actual, otros las personas que la rodean, otros sus casos, sus líos de corazón, sus dudas… Pues bien, todo eso es lo que tengo previsto para Cate. ;O) Siento no ser más específica, pero, si lo desean, lxs lectorxs tendrán que acompañarnos a Cate y a mí en nuestro camino conjunto para ir descubriéndolo todo. Sí puedo decirte que cuando a finales de 2011 salió El primer caso de Cate Maynes todavía no tenía muy claro de cuántas novelas iba a constar la serie. Ahora sí tengo una idea más aproximada y puede que llegue a la media docena de entregas (si toda va bien y si, por ejemplo, no se contempla la llegada del Apocalipsis en un futuro cercano).
Pese a que es una novela policiaca, las escenas sexuales abundan, no en vano ha sido incluida en una serie de novelas eróticas. ¿Te sientes cómoda escribiendo estas escenas o sientes que se escriben porque es lo que las lectoras piden?
Desconozco las razones por las que otras autoras incluyen escenas de sexo en sus historias, pero yo te puedo asegurar que, en mi caso, lo hago con todo el gusto del mundo. Me encanta leer una buena escena de sexo entre mujeres y me encanta escribirla. No tengo ningún problema con ello, siempre y cuando la historia lo pida. No me gustan las escenas metidas con calzador ni aquellas historias en las que el argumento (si lo hay) no es más que una excusa para no dejar quietas las bragas en su sitio. Si vas a hacer que dos mujeres follen (ups, ¿puedo decir esta palabra?), hazlo bien: que la situación, los personajes, lo pidan. Si no, es gratuito, y no aporta nada a la historia.
Tu segunda novela, La perfección del silencio, me da la impresión de que ha pasado un poco desapercibida (aun siendo mi favorita de las tres). Y quizá es esta la más ‘lésbica’ de las tres, en el sentido de ser novela romántica.
Acabas de dar de lleno en una de las espinitas que tengo clavada en el corazón. La perfección del silencio fue, cronológicamente, la primera novela que escribí, aunque saliera publicada después de El primer caso de Cate Maynes. Y, como dices, creo que sí ha pasado un poco desapercibida. Desconozco las razones. A todx el que la ha leído —y que yo haya tenido conocimiento, claro— le ha encantado. Ha tenido muy buenas críticas, tanto a nivel de lectorxs como de reseñas y es una historia que, considero, tiene los elementos suficientes como para atraer: intriga, romance, sexo, su puntito de humor… Y, ¿entonces? No lo sé. Quiero pensar que fue, precisamente, por eso, porque salió después de El primer caso de Cate Maynes y creo que todo el mundo esperaba El segundo caso de Cate Maynes. Que no lo fuera puede que descolocara a lxs lectorxs. Pero yo pediría una oportunidad para Sara y Maca (las protagonistas de la historia), porque creo que realmente se la merecen.
Realmente creo que uno de tus fuertes es trazar historias cotidianas, que podrían sucedernos a todas. Pero realmente esa es la dificultad, narrar lo sencillo es muy complicado.
Gracias, y si dices que lo he conseguido, me siento muy afortunada por ello. La verdad es que no puedo revelarte el secreto de poder trasladar esa misma sensación a mis historias y no porque no quiera, sino porque, sencillamente, no lo sé. Solo sé que cuando una historia “me llama” tengo que sacarla fuera. Como, cuando y donde sea. A veces me veo solo como un puente, una conexión de carne, piel y huesos entre mi interior y el ordenador. Creo que una de las cosas más difíciles de conseguir, como escritora, es conectar con la persona que está al otro lado del libro. Ese es el objetivo último de todo escritor/a: llegar a sus lectorxs. Si lo consigo, me siento una privilegiada.
En cuanto a tu último trabajo: ¿Cómo se fragua la idea de componer una novela tan íntima como ‘Elisa frente al mar’? Nos tienes más acostumbradas, con tus dos novelas anteriores, a otro tipo de historias.
Elisa frente al mar no se fraguó. Elisa frente al mar reventó. Salió de ese interior del que te hablo como un ciclón, como un grito, como un ejercicio terapéutico. La escribí de un tirón. Es una historia que llevaba dentro desde hacía más de 30 años, no como escritora, sino como persona, como chica enamorada que no sabía qué coño le estaba pasando, como niña asustada porque lo único que sabía, el único referente que le ofrecía la sociedad a lo que estaba sintiendo, era que aquello estaba MAL. Que amar a otra chica era poco menos que una aberración. ¡Toda esa frustración! ¡Ese sentimiento de haber perdido una parte vital! Una parte que jamás podré recuperar. En cierto momento, en la novela, una de las protagonistas, Nuria, recita un listado acusatorio de todas las cosas que no pudo hacer: “Nunca cuchicheé al oído con mis amigas sobre la chica de 6º A. Nunca tuve la oportunidad de declararme a ninguna. Nunca paseé de la mano con mi novia al salir de clase. Nunca ningún adulto me tomó el pelo preguntándome si ya tenía novia, si llevaría a mi chica a cenar, si contaban con ella para la celebración, cualquier celebración”. Ese no poder decir, no poder hacer, dejó una huella muy profunda. Y todos esos sentimientos, todo ese dolor, esa rabia, ese miedo son Elisa frente al mar. Y Elisa frente al mar es LA novela que debía escribir sobre todo aquello. De hecho, no creo que vuelva a escribir nada parecido (aunque nunca se sabe…).
Es un libro en que las pérdidas están muy presentes: pérdida de identidad al negar los sentimientos, pérdida de libertad real, pérdida de personas. ¿Sientes que las lesbianas seguimos ‘perdiendo’, o que cada día ganamos un poquito más, a nivel social?
Me temo que le haces esa pregunta a una pesimista nata. Y, como tal, solo veo pérdidas. Bien es cierto que se ha adelantado mucho, hemos ido ganando terreno en todos los niveles y que el esfuerzo y el sacrifico de muchxs ha dado sus frutos. Y yo, como lesbiana, les estoy inmensamente agradecida por ello. Sin embargo, creo que tardaremos mucho en llegar a una igualdad plena, y es así porque no solo somos homosexuales, sino mujeres también. Y creo que la doble discriminación es una losa muy pesada. Porque soy igual de pesimista en cuanto a la igualdad de la mujer. Y sin esta, no se dará la otra. No puedo dejar de ser pesimista en un mundo en el que horrores como la ablación del clítoris, las bodas forzosas, las violaciones sistemáticas, la violencia de género, la discriminación, siguen a la orden del día y teniendo a la mujer como objetivo. Aun así, también dejo espacio al optimismo pues, como he dicho antes, hemos adelantado muchísimo en todos los terrenos en cuanto a visibilidad y aceptación. Si esto hubiese sido así hace 30 años, ya te digo yo que Elisa frente al mar jamás habría sido escrita.
¿Tus siguientes trabajos irán por los mismos derroteros, o te planteas una vuelta a los orígenes?
Yo no tengo orígenes ni derroteros, solo un buen follón en mi cabeza. ;O) Tengo historias y tengo proyectos y tengo miles de palabras y cientos de mujeres esperando salir. No sé cuánto de todo ello me dará tiempo a sacar fuera, pero espero que sea mucho y digno. Tampoco tengo géneros en los que pueda ser especialista, me gusta más definirme como escritora todoterreno. Creo que lo he demostrado con las tres novelas que tengo publicadas hasta el momento (negra, romántica, intimista, en las que sobrevuela también el sentido del humor, la denuncia social, la sensualidad…). Y espero seguir haciéndolo con las que esperan en un cajón en diferentes estados de creación (unas solas líneas, unas docenas de páginas, media novela). Historias que van desde la ciencia ficción (otro de mis géneros favoritos) a la erótica pura, pasando por guerreras, soldados, doctoras, la vecina del segundo… Toda mujer es bienvenida a mi cabeza. ;O)
¿Cómo ha ido la experiencia de la autoedición? Sobre todo para alguien que había publicado con anterioridad en grandes editoriales.
Muy, muy positiva. No puedo estar más que agradecida por la excelente acogida que está teniendo Elisa frente al mar. Y eso teniendo en cuenta las limitaciones en cuanto a su lectura, es decir, el hecho de que solo se pueda adquirir a través de Amazon y solo en ebook. En este aspecto, uno de mis deseos sería verla publicada en papel, no solo como una ilusión, sino porque hay muchas personas que la están reclamando en ese formato (editoriales del mundo, atentas: hay una mujer llamada Elisa en un acantilado frente al mar esperando que os fijéis en ella). La decisión de autopublicar vino desde la absoluta convicción de que Elisa frente al mar era una historia que merecía la pena abandonar ese famoso cajón. Del deseo de compartirla. De sacarla más allá de ese interior del que te he hablado o de un archivo de texto en un ordenador. Y creo, sinceramente, que fue la decisión acertada. No te puedes imaginar la de lectoras que me han escrito diciéndome que parecía que estuviera contando su historia. Y me alegra y me entristece por igual. Es una sensación agridulce saber, tantos años después, que no estaba sola, que no era única, ni tan rara. Que había más, y que todas podíamos estar pasando por lo mismo sin saberlo. Y la parte amarga se multiplica al saber que muchas de esas lesbianas que me lo cuentan no se refieren al pasado, sino a una situación actual.
¿Cómo ves el panorama literario nacional? Hay una cantidad de obras, pero ¿crees que hay calidad?
El panorama es el que es. Es decir, las grandes editoriales ya no se arriesgan y prefieren apostar por autorxs que saben que funcionan, dejándoles a las pequeñas y medianas la aventura de descubrir. Y si se arriesgan es con historias que saben que van a encajar con el gusto de la mayoría. ¿Más panorama? Las modas. ¿Que triunfa una trilogía de erótica para amas de casa? Pues a sacar novelas cortadas por el mismo patrón, que se sabe que se amortizará la inversión. ¿Que están de moda las recreaciones históricas? Pues dale novela histórica hasta que cambie la tendencia. Es lo que hay y, o juegas o te buscas la vida. Y aquí es donde entra en juego la llamada “democratización” del libro, el hecho de que la autopublicación haya permitido que hoy en día, quien lo desee, pueda publicar. ¿Que hay mucha cantidad? Sí. ¿Eso es malo? Depende. Por una parte, sabemos que poder hacerlo no implica necesariamente que se deba hacer (en cuanto a esa calidad de la que hablas), pero, por otra, bienvenida sea la cantidad. Una nunca sabe dónde estará ese tesoro esperando ser encontrado. Hay muchísimxs autorxs desconocidxs a quienes no se les da una oportunidad y que merecen que sus historias vean la luz.
En esta web somos ávidas consumidoras de literatura lésbica nacional, pero también extranjera. ¿Tienes alguna escritora internacional de cabecera?
Apunta, que la lista es larga: J. M. Redmann (nunca he ocultado que su Micky Knight es la inspiración, directísima, de mi Cate), Radclyffe, Gerri Hill, Ann O’Leary, Linda Hill (cuyo Nunca digas jamás se encuentra entre mis libros favoritos), Laurie R. King… No puedo darte una sola de cabecera, pero es evidente que siento predilección por J. M. Redmann (con la que tuve la oportunidad de intercambiar un par de palabras vía email) y, también, por Radclyffe. Como lectora, soy fan de ambas. Como escritora, es muy posible que su influencia se deje ver en mis historias.
¿Te has planteado alguna vez escribir literatura sin personajes lésbicos? ¿Crees que habría una gran diferencia en el proceso, o en el final?
Me ha pasado por la cabeza esa misma pregunta y la respuesta es no. Ni siquiera la opción de hacer una historia heterosexual con secundarias lesbianas. No es lo que me llama, no es lo que me nace, no es lo que me llena como escritora. Creo conocerme bastante bien en ese terreno y si tengo un secreto, uno solo, en esto de escribir, es que escribo sobre lo que me gusta leer. No quiere decir que menosprecie, como lectora, la literatura no lésbica, pero, como escritora, las relaciones entre mujeres es el motor de mi creatividad. Quizás haya quien piense que con esto me estoy limitando o que lo no lo hago porque soy incapaz, pero lo mismo podrían haberle dicho a, por ejemplo, Martina Navratilova en su momento: “Y usted, señora, ¿por qué se dedica al tenis y no al ping pong? Y ella, estoy segura, habría dicho: “Pues, coño, porque lo que se me da bien es darle a la pelotita gorda”. Y sí, creo que habría una gran diferencia, en caso de intentar escribir historias no lésbicas: no tendrían corazón. Y se notaría, tanto en el proceso (“sufriría” mucho, al ser algo antinatural en mí, forzado), como en el final (sinceramente, creo que la historia sería un fraude).
Tu carrera literaria empezó con relatos cortos. ¿Cómo fue dar el paso a la novela? ¿Crees que se trata de una progresión natural o son géneros suficientemente separados?
En mi caso fue así, una progresión. Empecé con relatos pequeñitos (me gusta mucho el hiperbreve también, aunque hace tiempo que no lo practico), después estos se fueron haciendo más extensos, y así hasta que llegó la primera novela. Hasta que fue así, y durante mucho tiempo, pensé que sería incapaz de hacer una novela y después, cuando me metí de lleno en su dinámica, dudé de poder retornar al relato corto. Afortunadamente, he podido comprobar que no he perdido ninguna de las dos capacidades, porque si bien es cierto que hoy por hoy estoy prácticamente enfocada a la novela, también me entreno en las distancias cortas: cuando me “peleo” con algunas de las historias, o veo que estoy bloqueada o, simplemente, porque estos “me llaman”, voy a saco con los relatos cortos. Y lo practico, sobre todo, en mi faceta de escritora de fanfic. Tengo varios a medio empezar y me sirven tanto para distanciarme un poco de las novelas que tengo en marcha (una especie de terapia de relajación), como para disfrutar escribiéndolos.
Desde ‘Sin trampa ni cartón: Relatos urbanos’ no has participado en otro libro de relatos conjuntos. ¿Tienes ganas?
Muchas. Y, de hecho, sí he participado después de ese libro. El relato corto de Cate Maynes El camino de su piel (se puede encontrar gratuitamente aquí: http://relatoscatemaynes.blogspot.com.es/p/extension-de-las-aventuras-y.html) fue publicado en un volumen junto a otros relatos y ensayos en la revista Ámbitos Feministas, en 2012. Lo que pasa es que, al tratarse de una publicación de distribución privada, el volumen no llegó al público. Y he de decir que hay un segundo relato corto inédito de Cate Maynes que podría formar parte de una antología de escritoras españolas de género policíaco, si bien hoy por hoy esta antología se encuentra tan solo en fase de proyecto.
Xenita de corazón, todavía sigues escribiendo fics sobre la Princesa Guerrera (cosa que nos entusiasma). ¿Notas alguna influencia de los fics en tus novelas?
Y viceversa. Es un trasvase que funciona en las dos direcciones. ¿Cuánto hay de cada género en uno y otro? ¿Qué fue antes, el fanfic o la novela? Yo, como escritora, estoy hecha de mis lecturas, y estas son tanto libros como fanfics. Y escribo novelas. Y escribo fanfics. ¿A quién le damos el huevo? Creo que están íntimamente entrelazados, porque, al fin y al cabo, se trata de lo mismo: contar historias. ¡Adoro la fanficción! (ahora estoy enganchada al universo Faberry y me he encontrado con historias y escritoras de una calidad inmensa). Yo empecé con el Xenaverso (¡ponga una guerrera en su vida!) y, de hecho, creo que la influencia de esta serie ha sido brutal. El binomio chica dura-chica a proteger es un clásico (he aquí otro patrón de la literatura lésbica). Ahora, con el tiempo, y como autora, he ampliado un poco más ese universo fanfic. Así, tengo historias (prácticamente todas en fase de escritura) sobre Faberry, Los Juegos del Hambre, Swan Queen, Cara y Kahlan (La espada de la verdad) y, por supuesto, Xena Warrior Princess. Disfruto mucho con ello, escribiendo fanfic, el problema es que, como funcionan como una especie de terapia de escape de sus hermanas las novelas, los cojo muy de tarde en tarde. De hecho, la continuación de la Trilogía del Camino (los tres fics de Xena que tengo escritos: http://elxena.blogspot.com.es/ ) la empecé prácticamente por la época en la que los escribí… Y mira. :O/ Pero, tranquilas, que por mí no quedará. Haré todo lo posible por terminarlos.
¿Para cuándo podemos esperar tu siguiente novela?
La próxima será, si no pasa nada, la segunda entrega de Cate Maynes. No tengo fechas, no tengo previsiones todavía de nada, pero digamos que el camino hacia su publicación podría empezar en breve.
Clara Asunción García en 10 segundos:
Un lugar para escribir Junto al ventanal. Un lugar para inspirarte La vida, real o imaginaria ¿Tiene nombre tu musa? El de todos los sentimientos, todas las emociones, las miradas, las caricias, las palabras que tienen lugar entre mujeres. Escoge entre sus miles de nombres. Tu mayor fan Aquí, mi mujer. Ahí fuera, espero que mi próximx lector/a Tu mayor crítico Clara Asunción García. No hay nadie más sanguinaria que yo misma para fustigarme por lo que escribo. Un libro ¿Solo uno? Imposible Un autor ¡Ídem anterior! Puedes seguir a Clara Asunción en Twitter o en su blog.