Cuando, allá por 2009, se estrenó Nurse Jackie, se la presentó como la versión femenina de House. No en vano las dos series compartían un personaje central carismático, relacionado con el mundo hospitalario, y con adicción a los medicamentos. Pero sólo había que ver unos cuantos episodios para darse cuenta de que la serie de Fox y la de Showtime poco más tenían que ver. Entre el universo de personajes que poblaban el Hospital All Saints (no relacionado con la girlband inglesa, creemos), uno destacaba por encima de los demás secundarios, y era Eleanor O’Hara
La doctora inglesa se convirtió casi inmediatamente en uno de los personajes favoritos del público. Estilosa, rica, y, sobre todo, leal y amiga de sus amigas, por las que haría cualquier cosa, incluyendo actos que rozan el delito, nos llevamos toda una alegría cuando, en la segunda temporada de la serie, descubrimos que no sólo tenía relaciones con hombres, sino que las mujeres también eran objeto de su interés. De una manera totalmente orgánica, en una conversación con Sam, un enfermero con el que tenía un idilio, O’hara salió del armario para los espectadores.
Sam: Tengo novia
O’Hara: Yo también
Y ya está, tan simple como eso. Esta frase dio inicio a un arco argumental bastante emocionante, con Julia Ormond como pareja de Eleanor. Su personaje, Sarah Khouri, es una reportera que, por cuestiones laborales, debe irse a Oriente Medio, abandonando a la doctora. En palabras de O’Hara “creía que lo había superado. Pero no”. Lo suyo es una historia de amor que traspasa tiempo y fronteras, y cuando Sarah vuelve a Estados Unidos, vuelve a los brazos de Eleanor. La escena del reencuentro merece ser vista varias veces, con atención, porque pocas veces hemos visto en televisión algo que, siendo tan mínimo como un abrazo, nos mueva tanto, por todo lo que hay detrás.
Podemos ver la historia de Sarah y Eleanor durante tres episodios. Una lástima que se terminara tan pronto. Pero lo que nos deja es a Eleanor, una mujer fuerte, con convicciones, y con un sentido del humor francamente socarrón, y que vive su sexualidad con naturalidad y sin complejos. Ella está por encima de eso.