Empezó sin hacer ruido y con un papelón, el de sustituir a Amar es para siempre, una de las series más queridas y más longevas de la televisión, y se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial, copando las redes sociales a diario y, como no, nuestros corazones. Sueños de libertad y especialmente Fina y Marta, han arrasado con nuestros esquemas y se han instalado en las vidas de todas las croquetas como un ciclón, y no es para menos.
Con una segunda temporada ya confirmada, la serie mantiene a diario unas audiencias increíbles: ayer mismo más de 1.300.000 espectadores, un 14.3%, vio la emisión en directo. Con solamente 62 episodios emitidos en abierto ya se ha consolidado como lo más visto de su franja, superando incluso la media de la cadena. Y no todo son cifras, sino que también hay reconocimientos: ha sido seleccionada por la prestigiosa consultora The WIT como una de las ficciones más destacadas a nivel internacional en un evento celebrado en el marco del Festival de Cannes. Casi nada.
La serie tiene tramas para todos los gustos. Pero, claro, nosotras tenemos una especial predilección, casi diría debilidad, por dos de ellas: Marta y Fina. La historia de su amor nos tiene absolutamente pegadas a la pantalla, especialmente a la del ordenador para ver el episodio con una semana de adelanto en a3media. Sinceramente, yo no tenia tanto hype, ni tantas ganas de ver una historia de amor entre dos chicas desde los tiempos, remotísimos, de Maca y Esther en Hospital Central. ¿Qué me pasa? ¿Qué nos pasa? ¿Qué me habéis hecho? ¿Por qué esta AUTÉNTICA OBSESIÓN, que me ha llevado a pagar 5 euros mensuales por cinco minutos diarios de satisfacción?
A fuego lento
Más no significa necesariamente mejor. ¿Y a qué me refiero con esto? A que no por más representación de mujeres lesbianas y bisexuales en pantalla las historias que nos cuentan son más satisfactorias. De hecho, muchas veces se nota que en los equipos de guión no hay nadie que sepa del asunto (ejem) y están hechas con el piloto automático: chica random aparece para ser el interés romántico de personaje lésbico principal, tienen dramitas y, pum, una muere o no la volvemos a ver en nuestra vida. Eso, afortunadamente, no es así con Fina y Marta.
Desde que las conocimos, por separado, las dos han tenido entidad propia dentro de la serie, y poco a poco, a base de detalles y gestos, la relación entre ellas ha ido virando desde el conocerse desde siempre y, en el caso de Fina, la total admiración desde la distancia, a lo que son ahora y serán en un futuro. Poco a poco, sin prisa, sin artificios ni artificialidad.
Historia bien escrita
Todo esto, claro, tiene que ver con un equipo de guionistas que ha sabido adaptar la serie turca Sen Anlat Karadeniz, en la cual está basada libremente. Beatriz Duque y Verónica Viñé están a la cabeza, y guion de esta ficción están, entre otros, a cargo de Roberto Goñi (Mía es la venganza, SyP, Amar es para siempre, Ciega a citas, El hombre equivocado, Bandolera, Yo soy Bea), Almudena Vázquez (Regreso a las Sabinas), Julia Altares (Motivos personales, Amar es para siempre), o Ignacio Pérez de la Paz (Isabel, Gran Reserva, La señora, El internado). Un equipo con experiencia en lo mejor de lo mejor te va a dar una serie que es lo mejor de lo mejor.
Y es que ellos saben darnos los detalles a los que nos agarramos. Una cadena. Una pluma. Un libro. Una conversación. Eso que nos tiene comentando el episodio un día entero hasta la emisión del siguiente.
El gusto del diario
Que no haya que esperar una semana entera a que la historia continúe es, sinceramente, una maravilla. Porque, por un lado, nos da la seguridad de que, aunque sea poco, vamos a poder ver algo de la progresión de la historia, esa historia a fuego lento. Por otro, saber que en un ratito hay MÁS MAFIN a mi me tiene con la tensión por las nubes.
Las actrices
No hay mejor Serafina que Alba Brunet y no hay mejor Doña Marta que Marta Belmonte. Esto es así aquí y en la China popular. Actúan que te mueres y, sobre todo, saben perfectamente lo que tienen que hacer en cada momento para darle vida a la historia, que es algo bastante diferente a saber actuar bien o mal. Cuando Marta alza la barbilla no hace falta ni que hable.
Por otro lado, dan bastante vidilla fuera de plató: al menos Belmonte está muy pendiente de redes sociales, interactuando con las fans y dando feedback y, qué queréis que os diga, eso se agradece. Están por y para las fans porque saben que nosotras también estamos por y para ellas.
Sueños de libertad es la droga de la temporada. Si has llegado hasta aquí, tú tampoco tienes remedio: estás igual de enganchada que yo.