Llevamos tres jornadas olímpicas, y las primeras alegrías, ya sea en forma de podios o de gestos, pequeños guiños al colectivo LGBT, están llegando. Cheryl Maas, snowboarder holandesa abiertamente lesbiana y casada con Stine Brun Kjeldaas, snowboarder noruega, con la que tiene una hija en común, mostró a modo de protesta su guante arcoiris a la cámara.
No es la primera vez que la deportista muestra su total rechazo a las leyes antigays rusas. De hecho, no estaba nada de acuerdo con la elección de Sochi como sede olímpica. “Con la elección de Rusia, el comité olímpico internacional está dando un paso atrás en el tiempo.” Si quereis saber más de esta deportista, podéis ver un reportaje en el que habla de su vida profesional y familiar, titulado Throught my eyes.
Otro gesto que nos ha encantado ha sido el llevado a cabo por el también snowboarder ruso Alexey Sobolev, quien compite con una tabla decorada con una clarísima alusión a las Pussy Riot, las activistas feministas que fueron encarceladas por Putin tras hacer una performance en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú.
Wow, Russische (!) snowboarder Alexei Sobolev komt naar Sotsji met een Pussy Riot-board. http://t.co/VCPvyMem1h pic.twitter.com/QkUsKpnFq3
— Jo bdew it (@JobdeWit) febrero 6, 2014
Por otra parte, la patinadora bisexual y también holandesa Ireen Wüst ha ganado la medalla de oro en los 3000 metros. No es la primera vez que se hace con la mejor marca, ya que con 19 años ganó la misma medalla en los Juegos de Turín, en la misma distancia.
Y desde Noruega nos llega este anuncio, deseando suerte a TODOS los competidores de los juegos, sin importar de qué equipo sean. Lo sumamos al vídeo de Canadá que proclama que los Juegos siempre han sido un poco gays, y al emocionante y conmovedor sueco, que logró reunir a dos mil personas cantando el himno nacional ruso, unidos bajo la bandera arcoiris.
http://www.youtube.com/watch?v=mGE4Tsa71y8
Realmente parece que los llamados Juegos de la Vergüenza están consiguiendo el efecto contrario al que algunos mandatarios rusos querían. Se ha desencadenado un torrente de apoyos y reacciones que dificilmente va a ser parado por unas leyes injustas, que atentan contra la libertad de todos, que nos afectan a todos. Porque de nada me sirve ser libre si mi vecino no lo es.