¿Te imaginas ir al cine y convertirte en la protagonista de la cinta? Esto es lo que le pasó a Gemma cuando acudió la pasada semana a unos cines barceloneses con su novia. Ella pensaba ver Ocho apellidos catalanes, pero… Pero en cambio, vio su historia junto a Gabriella, su novia, proyectada en pantalla ante cientos de personas. Lo más importante: Aceptó la proposición de matrimonio.
Como declaró después Gabriella, el cerebro detrás de toda la operación, tenían que hacer algo a la altura de su amor, algo épico, algo romántico y de película. Algo parecido a su vida. Gemma, jugadora de hockey, fichó por un club de Buenos Aires. Gabriella también jugaba, pero en categorías inferiores. Nunca se cruzaron. Pero, por casualidades de la vida, un día Gemma dio el paso, y comenzaron a hablar. Ocho meses después, Gabriella dejó todo y se fueron a vivir juntas.
Una historia así merece una pedida de matrimonio a la altura. ¿No creéis? Les deseamos toda la felicidad del mundo 🙂
Vía: El periódico. ¡Gracias Male por el soplo!