Buenos y primaverales días. ¿Seguís aquí? Bien, pues vamos a retomar la historia de los roles travestidos donde la dejamos.
Si recordáis, o volved a leedlo, habíamos establecido dos categorías para clasificar estos papeles desde nuestra perspectiva actual y en función de su origen histórico: aquellos que fueron escritos para hombres castrados y hoy son asignados a mujeres, y aquellos que fueron escritos directamente para mujeres de rango vocal grave.
Hoy nos ocuparemos de esta segunda práctica, y que aún continúa presente en la composición operística contemporánea: la de los roles de niños y jóvenes adolescentes que, a diferencia de los anteriores, si fueron intencionadamente creados para ser llevados por mujeres a escena.
Vamos a ponernos en situación: Estamos a mediados de 1800, el movimiento romántico ha colonizado todos los campos del arte. En la ópera la moda todavía dicta que los papeles protagonistas deben ser asignados a tesituras altas, y el público aún está acostumbrado a eso de escuchar a los grandes reyes y héroes luchar y penar en agudos, pero ya no hay castrados. Los tenores han llegado para sustituírlos como primmo uomo, convirtiéndose en la nueva voz heróica, en el reflejo de la masculinidad.
Es en esta era donde se configura la asimilación de los diferentes rangos vocales con el tipo de personaje con el que aún hoy lo seguimos identificando. El realismo, al igual que en la literatura, se va a imponer también en la ópera. Así pues, se espera que la voz del cantante coincida con la del personaje que está interpretando. Y ningún hombre adulto tiene voz de chica.
La Revolución Francesa y los movimientos nacionalistas que la siguieron pusieron fin a las monarquías absolutistas, grandes mecenas de la ópera. Ahora que los compositores escriben para la burguesía, se hacen necesarias historias más cercanas con las que el público pueda conectar.
A diferencia de los períodos anteriores, el romanticismo, y muy especialmente su vertiente más tardía, el verismo, apuesta por desterrar de las tablas la épica fantástica y la mitología que venian dominando los libretos hasta ahora, -y que eran homenajes a esos reyen que le pagaban el sueldo al músico- y componer tragedias, dramas históricos -mucho mejor documentados que en el barroco- o grandes gestas nacionalistas
El subtexto no es exclusivo de nuestra época, ¿eh, Anna Bolena?
Lo dice el libreto, no yo… Y no soy la única en montarse un historia paralela en esta escena
Ahora que el rol del héroe le ha sido asignado al tenor, los cada vez más mermados papeles en travesti, residuos de una época más distendida, han quedado reservados a personajes muy secundarios, casi anecdóticos, de pajes, niños y adolescentes. De la misma manera que el tenor es el héroe, el bajo un hombre viejo y la soprano de coloratura una optimista, el rol en travesti de este período es el de un hombre joven, soltero y en un punto crítico de su corta vida, para los que la voz y el cuerpo de una mujer es la única alternativa que les da verosimilitud.
Roles de niños como el de Hänsel en la adaptación de Humperdinck de Hänsel und Gretel, pajes como Te-baldo en el Don Carlos de Verdi o Isolier en Le comte Ory de Rossini, jovencitos enamorados como Siébel en el Fausto de Gounod o simplemente secundarios como Orsini en Lucrezia Borgia de Donizetti.
En este contexto tan poco halagüeño en lo que a nuestro interés se refiere, tres compositores italianos, Ros-sini, Bellini y Donizzeti, deciden que el romanticismo es muy deprimente para ellos, que lo suyo es alzarse como los prerrafaelitas de la música clásica, y huir de la corriente mainstreim. Retoman las técnicas belcantistas del barroco, puliéndolas y llevándolas a un nuevo nivel de virtuosismo vocal tan exigente que, especialmente en el caso de las obras de Rossini, muy pocos cantantes pueden afrontar con solvencia.
Rossini es universalmente conocido por haber compuesto El barbero de Sevilla, famosa “precuela” de Las bodas de Fígaro de Mozart. Rossini sin duda brilló en la comedia. La agilidad y facilidad para las pirotecnias vocales que un cantante instruído en la técnica del bel canto desarrolla -si su voz se lo permite- son idóneas para los ritmos endiablados que el compositor imprimía a sus comedias. Pero por lo que quizá no sea tan conocido es por recuperar el género de la ópera seria, pues de igual manera que trajo de vuelta técni-cas en desuso, hizo lo propio con los roles heroicos que antaño recaían sobre los castrati, traspasándolos al rango vocal de una mezzosoprano o una contralto.
Trio de voces… y lo que surja
Con Rossini volvieron las óperas de aventuras, de guerras en las Highlands y cruzadas en tierras árabes. Y esos guerreros y caballeros que libraron batallas o renegaron de su fe por sus amadas fueron, en gran medida, mujeres.
Antes de dejar el bel canto, y el Romanticismo, quiero hacer mención al único rol masculino protagonista que escribió Bellini para una mujer. Hablo de una de las historias paradigma del amor romántico heterosexual, como es la de Romeo y Julieta, en la que Romeo es una chica.
I Capuleti e i Montecchi se basa en el mito original italiano, pues no había llegado a Italia la obra de Shakes-peare. En ésta, la acción gira, como su título indica, en el enfrentamiento entre las dos familias, líderes de dos facciones políticas enfrentadas, güelfos y guibelinos. El peso de la coducción de la trama recae, casi exclusivamente, en los amantes adolescentes.
Y pese a eso, contrariamente a lo que cabría esperar, no hay un sólo dueto de amor entre los dos jóvenes. Solo discusiones, premura, reproches, y muerte.
No lo parece, pero se están muriendo. Muy triste todo.
Los últimos coletazos del siglo XIX nos dejaron importantes roles travestidos en la comedia francesa, como Nicklause, en Les contes d’Hoffmann de Offenbach, o Lazuli, en L’Etoile de Chabrier, pero especialmente el rol de Prince Charmant en la Cendrillon de Massenet. Y saliento éste sobre los demás porque, aunque su importancia es coprotagónica (la protagonista es la Cenicienta) mientras Lazuli, por ejemplo, es prácticamente protagonista, estamos hablando de la adaptación de un cuento clásico, universalmente conocido y que forma parte del imaginario colectivo de forma ya indivisible. No en vano, y sin importar el país, la clase social o la cultura, niñas de todo el mundo son bombardeadas desde la más tierna infancia con la idea del “príncipe azul” que las vendrá a sacar de pobres.
En esta Cendrillon, ese “príncipe encantador” es una mujer. Es un situación análoga a la del Romeo mencionada más arriba: el dañino estereotipo del amor romántico heterosexual, subvertido.
A principios del XX, con la llegada de las vanguardias a la música, pareciera que los roles travestidos eran definitivamente una cosa del pasado, una práctica obsoleta que hubiera que superar. Y sin embargo, un importante compositor post-romántico como es Johan Strauss nos dio a los personajes del Compositor en Ariadne auf Naxos y a Octavian en Der Rosenkavalier.
El personaje de Octavian -Quinquin para los amigos- es… curioso. Strauss lo escribió después de óperas como Elektra o Salome, de composición marcadamente vanguardista, mientras que El Caballero de la Rosa es neoclásica. Esto se debe a que quería rendirle homenaje a Mozart y a uno de sus personajes más icónicos, Cherubino. De hecho son personajes que siguen caminos paralelos en sus respectivas historias. Ambos, adolescentes, empiezan sus óperas enamorados de mujeres maduras, y casadas; los dos deben disfrazarse de chicas en algún momento para evitar que se descubra su aventura e, irremediablemente, los dos deben separarse de esa mujer al final de la obra.
Der Rosenkavalier es una obra de un marcado carácter sexual. Mientras que en Las bodas de Fígaro la intencionalidad está clara, tanto la del conde como la del paje, ésta no llega a consumarse en escena. Se podría decir que Octavian lleva a término aquello con lo que Cherubino sólo puede soñar.
Yo por este Octavian me hago hetero, y me caso, si hace falta, con tal de que sea ella quién me entregue la rosa de compromiso.
Esta de regalo. Porque nunca hay suficientes mozas en armadura.
¡Y ya está! con Strauss ponemos fin a este resumen rápido en dos entregas del nacimiento, evolución y desaparición de los roles travestidos en los últimos 300 años de existencia de la ópera. Desde luego que hay muchísimos más personajes de los que me he olvidado u omitido deliberadamente, pero si los hubiera puesto todos, en vez de tener dos artículos ridículamente largos, tendríamos una tesis en formato web.
Si habéis llegado hasta aquí, ¡felicidades! y si aún estáis interesadas, podéis consultar la lista completa de todos los roles que existen aquí, pero si lo que realmente os ha motivado a tragaros toda esta palabrería son los gifs, lo entiendo. A mi también me engancharon así. Tumblr va a ser vuestro pozo de perdición.
Disfrutad del espectáculo
¡Hasta la próxima!
Bradamante.
Gifs: Elaboración propia y cortesía de Parmandil.
Supongamos ahora que este paso ya lo habéis completado, o que lo vuestro son las experiencias hardcore y preferís perder la virginidad (operíaticamente hablando) de la forma tradicional, en vivo y en directo, sin tiritas.
Para las que vivís en Valencia o alrededores el Palau de les Arts pone en escena una nueva producción del Idomeneo de Mozart (www.lesarts.com/Palau/
Un poco más al norte, en Barcelona, el Liceu trae la producción del 2012 de I Capuleti e i Montecchi de Bellini.(http://www.
Y ya en diciembre, como parte de la temporada 16/17, la ópera de Oviedo (http://www.operaoviedo.com/