Probablemente no sea objetiva al hablar de Emma Ríos: es mi dibujante favorita. Y no distingo sexo en ese “dibujante”. Queda advertido, así nos las gastamos.
Si queréis dejar de leer por mi imparcialidad, lo entenderé; pero antes… ¿por qué creéis que es mi favorita? Una no es tonta, ni caprichosa, ni muy dada a lamer culos, dicho sea de paso. Emulando a un conocido cómico, contestaré: “No lo digo, lo hago”
Y aquí tenéis el por qué: porque se lo merece.
Por si no sabéis quién es, os hago un pequeño resumen: Emma Ríos enamoró con Bella Muerte, en la compañía inmejorable de Kelly Sue DeConnick al guión, editado en España por Astiberri. En la misma compañía se deja ver por Capitana Marvel (Panini), cambiando de aires en Mirror con Hwei Lim (Image Comics, y todavía por salir en formato físico… en inglés; aquí, ya veremos)) y co-editando Island (Image Comics), mano a mano, con Brandon Graham.
De esta revista sale su última obra publicada en España: I.D. Y de ella hablamos.
Un breve apunte en la contraportada indica que I.D es:
“Una distopía que analiza el conflicto entre percepción e identidad a través de la lucha de tres personas que consideran un ‘trasplante de cuerpo’ como solución a sus vidas.”
La idea parece, cuanto menos, curiosa. ¡Cuántas posibilidades! ¿Será una obra sobre la transexualidad? ¿Sobre espionaje de alto nivel? ¿Un tebeo de ciencia-ficción realista? No voy a hacer spoilers, pero sí adelanto que esta no es una distopía “de acción” con una superheroína adolescente. Es una historia pausada, introspectiva y evocadora.
Los protagonistas son tres, Noa, Miguel y Charlotte; decididos a trasplantar su cerebro a otro cuerpo. Cada uno tiene sus razones y las comunica, o no, con el resto. El telón de fondo es un futuro revuelto y violento, avanzado, intrigante y sólo esbozado.
En I.D es difícil separar dibujo y guión, actúan como una máquina bien engrasada. Se complementan, se matizan y se reafirman. El dibujo en tonos rosas parece querer advertir que no todo es blanco o negro, y que esta historia tendrá tantas interpretaciones como lectores y lecturas haya.
Un guión que plantea más preguntas de las que responde, con silencios reflejados en viñetas vacías. Un trazo cargado de detalle se opone a un guión ambiguo, y las palabras finales quedan desmentidas por imágenes. Planos generales albergan primeros planos, frases evasivas de los protagonistas esconden secretos.
Es un torbellino de información. Es complicado. O complejo. Difícil de definir. Precioso, en todo caso.
Creo que lo más acertado que puedo decir es:
I.D no puede explicarse con palabras. Por suerte, se encuentra dibujado por Emma Ríos.
Por si os habéis quedado con ganas de más, desvarío un poco en la Crítica Punk del podcast Fan Grrrl al respecto.
Pero el mensaje sigue siendo el mismo: Leed I.D, es un misterio que vale la pena resolver.