El día de la publicación de Orlando, Vita Sackville-West, amante de Virginia Woolf durante los años 20, recibió un paquete muy especial: La versión impresa del libro con el manuscrito original envuelto especialmente para ella en cuero de Níger y con sus iniciales grabadas en el dorso. Y es que Orlando, para Nigel Nicholson, hijo de Vita, es “la más larga y encantadora carta de amor en la literatura, en la cual [Virginia] explora a Vita, la entrelaza entre los siglos, la cambia de un sexo a otro, juega con ella, la viste en pieles, de encaje, se mete con ella, flirtea con ella y deja caer un velo de neblina sobre ella”.
Escrita como una falsa biografía que abarca 400 años, desde la época Isabelina hasta 1928, Orlando es la historia de un noble inglés del siglo XVII que se metamorfosea en mujer. Es la novela de Woolf más accesible y una de las más célebres por tratar temas tabú hasta la fecha, como la homosexualidad, la sexualidad femenina o el papel de la mujer dentro de la sociedad, además de introducir el la novedosa idea de que género y sexualidad no están exclusivamente ligadas al sexo. Defiende Judy Little en The politics of holidays que como Orlando llega siempre como adulto a cada época, se escapa a la socialización de la infancia y, por tanto, evoluciona como una persona libre de estereotipos.
Orlando se había convertido en una mujer, es algo que no se puede negar. Pero, en todos los restantes aspectos, Orlando continuaba siendo precisamente quien era. El cambio de sexo, aunque había alterado su futuro, no había hecho nada para cambiar su identidad.
Para que una obra así pudiera ver la luz, Woolf tendría que conseguir antes poder pasar por delante de las narices del censor sin que saltaran todas las alarmas. Sólo escasos meses antes de su publicación, ya le había metido mano a El pozo de la soledad de Radclyffe Hall por obscenidad. Virginia, acérrima defensora de la obra, realizó varias declaraciones sobre los efectos perniciosos que la censura tiene para los escritores, considerándose a Orlando como la más importante de todas ellas. Woolf opta por un texto sutil, donde el verdadero significado le corresponde al lector desentrañar y donde su grandeza está en su complejidad. Es una obra que va dirigida al lector, tanto al heterosexual como al LGTB, a Vita, y al censor, a quien le muestra lo que éste quiere ver.
Orlando es, para la catedrática Pamela L. Caughie, el texto feminista por autonomasia, escrito por una feminista para una bisexual y sobre una persona andrógina. Se burla de la heterosexualidad compulsiva y reta la homofobia décadas antes de que la sociedad aceptara el amor entre personas del mismo sexo y casi un siglo antes de que las leyes lo hicieran.
Las ropas tienen, dicen, más importantes oficios que meramente mantenernos calientes. Cambian nuestra visión del mundo y la visión del mundo de nosotros.