Marin lo ha dejado todo atrás. Ha cogido su teléfono, una foto de su madre y su cartera, y ha cruzado el país esperando dejarlo todo atrás, el dolor por la reciente muerte de su abuelo y por la de su madre, aunque hayan pasado años ya, en California, mientras espera poder empezar de cero en Nueva York, donde comienza su primer curso de universidad. Nadie sabe qué ha pasado, por qué se ha marchado, por qué no habla con nadie, ni siquiera con Mabel, su mejor amiga. Pero Marin no puede pasarse toda la vida huyendo, y habrá de afrontar la realidad cuando Mabel decide pasar unos días con ella en Nueva York.
Meses después de que Nina LaCour hubiera perdido a su abuelo, fue su mujer la que le dio la idea de que escribiera sobre una nieta y su abuelo, sobre la pérdida de un ser querido, y así lo hizo, y así surgió We are okay, su mejor libro hasta la fecha.
A años luz de Todo me lleva a ti o You know me well, en We are okay no hay absolutamente nada fuera de lugar ni que no encaje. LaCour escribe sobre lo que sabe, y eso se nota en un estilo que le sale natural y sincero. Con una narración en primera persona, nos lo pone muy fácil para dejarnos llevar y arrastrar por las tribulaciones de Marin, una chica que ha perdido mucho y que se ha perdido por el camino.
Estructurada en saltos temporales, nos sirven de contraste y nos llevan desde el presente, en el frío invierno neoyorquino, donde Marin ha de aprender a enfrentarse a lo sucedido, al pasado, al verano, donde todo estaba bien, por lo menos aparentemente. Un contraste omnipresente en todo un libro donde conviven en perfecta armonía la tristeza y la esperanza.