Sentimientos, hermosura, paisajes, arte y mucho simbolismo. La fantasía y la realidad se entremezclan en las joyas cinematográficas de Studios Ghibli porque, sea cual sea el argumento, siempre consiguen explotar ideas nuevas, pulirlas, convertirlas en algo brillante, en algo que hipnotiza al espectador. Un emblemático cuadro plagado de matices y caminos, o un cuadro eterno inundado de colores y hermosura. O un libro, un diario, escondido detrás de una estantería.
“El recuerdo de Marnie” es una película que narra la llegada de Anna, una joven solitaria y torturada, a un pueblo rural junto con la familia Pegg, donde su madre espera que se recupere. Mientras los pensamientos torturan a la muchacha, incapaz de ser feliz, de encontrar su lugar, como si la vida en su misma esencia doliera, va impregnando las horas de un verano eterno escapándose al pantano, echando la vista a la mansión día tras día. Un hogar enorme que parece abandonado. Sin embargo, la luz de una de las habitaciones se enciende. Un día, se cruza con Marnie, una hermosa joven de cabellos rubios y voz tibia. Juntas, sin pensarlo, empezarán a compartir sus temores y su dolor, abrazándose con fuerza. Pero, en ocasiones, dejarse llevar por el corazón es peligroso.
La película es una auténtica maravilla en todos los sentidos. Un drama que ahonda en la difícil edad de la adolescencia y en los fantasmas grises que asolan los traumas de la infancia. Anna, la protagonista, es un personaje fascinante, complicado y muy bien definido. Su carácter hosco y tímido hace que, desde los primeros minutos, domine por completo la trama y envuelva al lector. En ella, y en su despertar personal, recae el absoluto peso del film. Era importante que fuera fuerte. Y así lo es.
Anna dibuja con insistencia, dibuja para liberarse, porque no conoce otra forma de vivir. Afila su lápiz y mira a la mansión. El mundo que creía conocer no existe y, en su lugar, se abre uno nuevo. Ella tan solo quiere que todos los días de su vida sean normales, pero algo lo impide. Algo muy fuerte que nace de sí misma, como una brecha a otros mundos a los que nadie más parece poder ir. Su cabello corto y sus ojos azules navegan en otro lugar paralelo… hermoso y aterrador.
Marnie se convertirá en su amiga, en su clavo ardiendo, en su obsesión. Marnie pasará a formar parte del núcleo de su existencia, sin que nada más importe. El desasosiego y el cariño se entremezclan en una amistad tan imparable como la marea del pantano. Ambas chicas, mantienen sus encuentros en secreto, como si fueran prohibidos. O como si fueran imposibles.
Y entre barcas que navegan, entre pintoras que se postran ante una mansión abandonada, entre el sol que se pone todos los días y los sueños perturbadores en la noche, avanza este film, con una banda sonora hermosa y un ritmo dulce y delicado. Hay amor, verdad y cariño en la forma de contar la historia de Anna y Marnie. Hay alma en cada fotograma.