Hoy, en historias que nos encanta oír porque nos ponen una sonrisa tonta en la cara y nos ponen de buen humor para el resto de día, la de Freya y Case, dos chicas que montaron un imperio heladero y terminaron montándoselo entre ellas también.
Todo surgió con una crítica que una de las profesoras de Natasha le hizo durante una clase en la escuela de diseño. Criticó el logo que había hecho porque le parecía un layer cake, como si hubiera algo de malo en los pasteles. Lo imprimió y puso en marcha la idea encargándose ella de la primera hornada. Ahí es donde entra Freya. Si Natasha es la creativa de la pareja, Freya es la práctica y la empresarial. Le echaron un ojo a la zona de helados del supermercado y se dieron cuenta de que vendiendo sandwiches de helado, con un poco de originalidad, podrían imponerse fácilmente sobre la competencia. Compraron un food truck de segunda mano y se fueron a la tierra prometida de lo moderno y lo guay para darse a conocer, el festival de Coachella con su marca, CoolHaus.
Pronto se expandieron y abrieron locales en Los Ángeles, Texas…, sacaron un libro de cocina y sus helados comenzaron a venderse en supermercados. Pero no todo fueron alegrías, y el camino también tuvo baches y momentos difíciles, pero años después aún siguen juntas, felices y se han sacado recientemente el carnet de mamás.
Vía: Advocate