Llega el otoño, y con él además de las bufandas, los jerseys gordechos, las botas y los paraguas, las tardes de quedarse leyendo porque fuera llueve a cántaros y mira, para qué salir y mojarse y sortear charcos pudiendo estar mucho mejor en casa con el pijama y la manta y una taza de la bebida caliente de vuestra elección. Si queréis una recomendación para acompañar ese plan, La sociedad de los dragones de té será vuestro acompañante perfecto. Os calentará el corazoncito y querréis acurrucaros con él de lo bonito que es (¡Y tiene dragones pequeñicos!). Y es que si buscáis cuqui en el diccionario, os aparecerá este cómic a su lado.
Greta es nuestra protagonista, una aprendiz de herrero que se encuentra de casualidad dragón de té en un callejón. Perdido y muerto de hambre, Greta lo acoge y busca a su dueño. Ese pequeñajo dragón de té le abrirá la puerta a entablar amistad con personas maravillosas que entrarán en la vida de Greta para quedarse. Minette, una tímida chica que se encuentra muy lejos de su casa, y a la que Greta conseguirá devolver la sonrisa, y Hesekiel y Erik, los dueños de la tienda de té del pueblo, unidos por un pasado lleno de aventuras y magia.
Galardonada con dos premios Eisner este año, uno por mejor webcomic y otro por mejor publicación infantil, La sociedad de los dragones de té es esa clase de cómic que ya sólo con ver la portada le hacen a una chiribitas los ojos. Con un dibujo y un color preciosísimo y entrañable, es una emotiva y deliciosa historia sobre la amistad que puede ser disfrutada tanto por los peques de la casa como por los adultos y cuya artífice lleva el nombre de Katie O’Neill. O’Neill es una ilustradora neozelandesa a quien es mejor no perderla de vista, porque con sólo dos novelas gráficas publicadas, su carta de presentación fue un cuento de hadas croqueta llamado Princess princess ever after, no deja de cosechar premios y alabanzas. Todos ellos más que merecidos, por supuesto.