¡Hola, croquetillas! Aunque la temporada de otoño acaba de empezar y mi juicio aún sería acelerado, hay una serie que sí puedo juzgar sin remordimientos futuros de conciencia. Se trata de Kandagawa Jet Girls.
En un primer vistazo bromeé sobre que sería como cuando en el programa “Un, dos, tres” Mayra Gómez Kemp ofrecía dos premios a los concursantes, o un premio fijo, o la caja, que podía ser cualquier cosa. Dije que este anime iba a ser la caja porque solo ponía, al hacer la reseña, que era un proyecto multimedia y se veían parejas de chicas y parecía todo muy bollo. Que no solo hay anime, también hay videojuego cuya mecánica son las carreras que se ven en la serie. Efectivamente, ha sido la caja. Pero recordemos que en la caja podía caer cualquier cosa, ya fuera unas llaves de un coche o también podían caer cosas malas. Digamos que nos ha tocado un limpiado de uñas, y muy generosa soy.
Un primer comentario antes de despellejar con cariño esta serie. Porque voy a despellejarla un poquito. No, no voy a ser muy mala, pero es que es muy complicado hablar bien de este anime. Cuando empecé con el primer capítulo y según me iba riendo yo sola al ver las absurdeces, pensé en la frase de una gran amiga, que una vez soltó sobre una montura murciélago en el World of Warcraft “de tan feo, es bonito”. Pues eso se aplica a esta serie. De tantas cosas chungas que tiene, te partes y yo sé que me terminaré viendo toda la serie y cuando salgan los BDs japos los bajaré. Pero eso no quita con que sea mala con avaricia.
Bien, empiezo el despelleje de este despropósito. ¿De qué va? Pues tenemos una situación como en Keijo. O Two Car. Es decir, chicas con tetas y culos practicando un deporte absurdo en el que enseñan chicha. Que no sé qué es peor, si la muestra de carne totalmente gratuita o el deporte de mierda que se han inventado. Una chica de pueblo se muda a Tokyo para poder practicar el deporte que practicaba su difunta madre. El deporte se practica por parejas. Una conduce una moto de agua bestial y la otra dispara a las rivales para desestabilizarlas. Y gana la pareja que llega antes sin sufrir los disparos de las otras. Que el caballo de Espartero mira con envidia a los guionistas de la serie por los cojonazos que se gastan.
Claro, la chica esta, Rin, según llega a la ciudad, se encuentra con Misa, otra practicante de este deporte tan chulo. Por supuesto, porque en este argumento no se complican las cosas, las dos terminarán compartiendo dormitorio en la residencia de estudiantes donde va Rin. Misa tiene muchos traumas que ya iremos descubriendo, veremos que ella es de las que disparan en la lancha. Por lo que Rin conducirá, como vemos en el primer duelo que tendrán con otra de las parejas de la serie.
De verdad digo que no es criticar de forma gratuita, es que la serie es de traca. Primero, no te sorprende nada, se ve claramente qué va a pasar a cada momento. El único objetivo de la “trama” es mostrar a las chicas en poses curiosas mostrando carne. Que siempre digo que, si en una serie a una chica le abulta más una teta que la cabeza, el argumento no va a ser muy elaborado. Y no suelo equivocarme. Aparte, que en el primer duelo le quitan a Misa la parte inferior del trajecito mínimo de neopreno. Eso sí, al final del primer episodio te dejan con el duelo a medias para causar expectación, que realmente es la única sorpresa que te llevas en el capítulo.
Por lo que, conclusiones… ¿Hay que verla? Sí. Definitivamente sí. No porque sea buena, sino por las risas que nos vamos a echar con tanta absurdez. Porque esto va a ser de traca y creo que se van a sacar unas pedazo de ideas que se va a cagar la perra, hablando mal. Aparte, va a haber croqueteo para dar y tomar, porque las que van de sacerdotisas también son de traca, Inori y Fuuka, la clásica relación de chica mayor y menor y esas cosas que tanto me gustan cuando se hacen bien. Croqueteo va a haber dentro y fuera de las carreras. Que Rin también empieza con fuerza distinguiendo el olor de la cama de Misa.
Que soy muy defensora de las series bien hechas y que hay que valorar los buenos argumentos, pero el encanto que tienen estos truños es impagable también. Que me estuve todo el capítulo rota de la risa por lo mala que es. Así que ya sabéis, los martes, nuevo capítulo del sinsentido de las tetonas en motos de agua chetadas. Que nos reiremos mucho con los 12 capítulos que va a durar esa locura.
Nos vemos la semana que viene con una reseña algo más seria.
¡Gokigenyou!