Si habéis sido adolescentes durante finales de los noventa y principios de los dos mil, habréis vivido, como yo, la proliferación de series y películas sobre brujas que poblaron nuestra pequeña y gran pantalla y se llevaron horas y horas de nuestras tardes. Que si Embrujadas, que si Buffy, que si Jóvenes y Brujas, que si Sabrina, cosas de brujas… La serie de libros These witches don’t burn perfectamente podría haber sido el complemento literario perfecto para aquella época y es que es la historia que a mi yo de catorece años le hubiera flipado leer por tener brujas y croquetas, juntas y revueltas.
Una protagonista adolescente con problemas amorosos y sobrenaturales que se ve involucrada en un misterio a resolver. Así podría resumirse la serie. Hannah, una bruja del clan Elemental, tiene poderes sobre los elementos de la naturaleza. Su ex, Verónica, y compañera de aquelarre, también. En una fiesta con sus compis de insti durante las vacaciones alguien que no consiguen identificar hace un sacrificio que las pone en alerta. ¿Y si la bruja de sangre que las atacó en su hace poco en Nueva York ha vuelto a por ellas? Y por si Hannah no tuviera bastante, hay una chica nueva en Salem que tiene a sus hormonas cuanto menos revolucionadas.
La serie These witches don’t burn está compuesta por el libro homónimo, This coven won’t break y su precuela This spell can’t last. Tres libros de lo más entretenidos que son perfectos para estos días de calor y para leerse uno detrás de otro este verano bien pegaditas al ventilador. En muchas ocasiones esta clase de libros peca de desatender a sus personajes para darle más relevancia a la acción, pero no es el caso. Isabel Sterling ha sabido construir una historia con un balance perfecto de suspense, romance y construcción de personajes que los convierten en la elección perfecta para todas aquella que disfrutéis de la literatura juvenil.
Tres libros muy divertidos y perfectos para leer este verano al lado del ventilador.