Durante los 80 y los 90, Whitney Houston fue una de las divas indiscutibles de la música ya no estadounidense, sino mundial. Mucho tuvo que ver esa voz personalísima y potente, y prueba de que su legado ha permanecido más allá de su tristísima muerte es que muchas de sus canciones siguen en el imaginario popular. Tengo que poner una para ilustrar esta noticia y me ha costado un rato, porque todas, TODAS, son una pasada.
Así soy yo, imparcial.
Durante años se rumoreó que Houston mantuvo una relación con su mejor amiga, Robyn Crawford, hasta que la californiana conoció a Bobby Brown, esa influencia tan sana en su vida, quien la maltrató durante todos los años de su matrimonio y la introdujo en el mundo de las drogas, algo que finalmente acabaría con su vida. El caso es que esa basura humana que alguna vez estuvo casado con Houston ha publicado un libro de memorias, y en él confirma que sí, que Whitney salió con Robyn.
Estuvimos casados 14 años. Hay cosas de las que hablamos que son personales
En una entrevista para US Weekly, Brown asegura que si la relación de ellas dos hubiese estado aceptada por la familia de Whitney, las cosas para ella hubieran sido muy diferentes. La madre de Whitney siempre se ha mostrado totalmente intransigente en este asunto, negando una y mil veces que su hija fuera otra cosa que heterosexual, llegando a afirmar que le “hubiera molestado mucho que su hija estuviera en una relación gay con Robyn”, a la que no apreciaba mucho.
Robyn, casada con una mujer y con hijos, escribió una emotiva carta de despedida a Whitney cuando esta falleció. No ha hecho platós. No ha escrito libros. Sólo una despedida real y verdadera cuando tuvo que decir adiós a una de las personas más importantes de su vida. En los pequeños detalles están las diferencias.
Vía: Huff