
Pero se topó con que a nadie le importaba un pimiento quién había asesinado a Jenny. Es más: las camisetas con ‘I killed Jenny’ comenzaron a poblar los bares de lesbianas, porque Jenny contaba con una mochila que Laura Palmer no tenía. Jenny caía MAL. Y lo hacía porque no paraba de amargarles la vida a las demás. La última temporada de la serie fue floja, solamente salvada por lo de siempre: los dramas de Bette y Tina, esta vez acompañadas de Elizabeth Berkley, Shane y sus milongas más locas que nunca, y un visto y no visto de Lucy Lawless que, reconócelo, tú también estabas esperando que tuviera algo más de jugo.

The L Word siempre será mío, pero va a haber una nueva y probablemente joven lesbiana que creará el show. Estoy muy, muy emocionada porque esto esté pasando. He hablado de esto, pero yo no voy a trabajar en el reboot. Va a ser el show de otra persona.
Respecto al casting original, Chaiken dijo en el panel de la Asociación de críticos que «saben lo que está pasando y les encanta, pero necesitamos que el show esté confirmado». Porque esa es otra: la cadena confirmará la vuelta de la serie hasta que vea el piloto y estudie el potencial de la misma. Pero en caso de que sucediera (algo que, por otra parte, podemos dar casi por seguro visto lo que hizo la cadena con, precisamente, Twin Peaks, regalándonos una temporada extra veintitantos años después), el canon de la original variaría, ya que se piensa obviar la última temporada, como si nunca hubiera pasado.
Debemos olvidar el último año, como si nunca hubiera pasado.


