La semana pasada en una nueva entrega de “mujeres de tonos capilares diversos” (estoy renombrando la sección, por si no os habéis percatado) os hablábamos de Natalie Portman. Y, claro, es complicado ser una croqueta, hablar de Natalie Portman y que la mente no viaje en picado hacia Mila Kunis, porque ejem….
Soy una mente perversa.. LO SÉ:
En realidad todo esto lo hago por vuestro bien, para animaros el domingo. Deberíais agradecérmelo:
Pues eso, creo que ha quedado claro ¿no? Todas hemos sufrido lo que yo llamo “el momento Black Swan”, que es básicamente cuando tienes que apretar mucho las piernas poner cara de mujer seria y respetable si fuiste a verla al cine acompañada de gente a la que adoras, pero que no eran la compañía indicada para ese momento (padres; madres; exes; ¿tu abuela?).
En serio, #diNO a ver escenas de sexo en mala compañía. Ahórrate el trauma.
Total, que hoy tocaba pelirroja, pero he decidido que mejor pasamos de la pelirroja y, ya que estamos, nos metemos en harina con Mila Kunis, porque, aunque la actriz no destaque precisamente por su talento interpretativo, se merece tener un hueco en esta sección tan profunda que tenemos.
Yo os confieso que lo que más me gusta de Mila Kunis es la pinta de guarrilla que tiene. De verdad. Tiradme piedras por ello. Y no estoy hablando de “guarrilla” en plan actriz porno, sino de guarrota, de dejada, de que le importa un carajo ir por la calle con unos pantalones llenos de manchas de helado y totalmente despeinada. Porque el helado estaba c-o-j-o-n-u-d-o y eso es lo único que le importaba a Mila en ese momento.
Que, oye, no digo que haya que ir por la vida sin ducharse, pero sí creo que más famosas deberían apuntarse a esta tendencia y bajar un poco el listón. Porque, seamos sinceras, ¿quién puede estar PERFECTA las 24 horas del día?
Luego llegan las sorpresas y nos asustamos, claro.
Pero con Mila esto no te va a ocurrir. Jamás. Porque ya la hemos visto de perroflauta de la vida, en su versión más natural. Incluso le han dado un premio de famosa más desaliñada (en 2012), aunque no sabemos si fue a recogerlo o en qué consistía el galardón. ¿Y yo qué queréis que os diga? A mí que me pongan un desaliño así, que no voy a protestar en la vida.
La actriz, en realidad, debe de ser muy inteligente porque sabe mejor que nadie que eso de la belleza es cuestión de expectativas. Y está claro que si va de natural, el día que le da por arreglarse la cosa solo puede mejorar.
Porque como a Mila le dé por querer tener el guapo subido, a ti te van a entrar deseos repentinos de convertirte en un batido:
Lo más refrescante de la actriz es que ella no se siente en la necesidad de estar todo el día perfecta. Tiene días MIERDER como todas. O temporadas mierder. Y eso la hace más real.
Además, a Mila muchas la conocimos cuando tenía 16 años y empezó su carrera en That 70’s Show, en donde compartió muchas horas de rodaje con Laura Prepon. Una mujer que haya pasado tantísimas horas con el primer prototipo de Alex Vause se merece todo nuestro respeto y admiración.
Y encima es una vieja conocida de todas las croquetillas por los varios momentos lésbicos que ha interpretado. Como este con Zoe Saldana, que si no te anima el final de semana, creo que ya nada lo hará.
Yo creo que no se le puede pedir más, ¿no?