¿Queda todavía alguna nostálgica de las aventuras gráficas point and click? Aquellas épocas doradas de los 90 jugando al Monkey Island tal vez no vayan a volver, pero la buena noticia es que todavía quedan estudios independientes capaces de recordarnos lo que es pasar un buen rato sin estar pendiente de tu conexión a internet.
En este caso hablamos de The Fullbright Company (recientemente renombrados a Fullbright, a secas), una compañía fundada en Portland por tres trabajadores de 2K Games que decidieron mudarse a una casa juntos para crear la joyita que es Gone Home.
Es 1995 y te pones en el papel de Kaitlin Greenbriar, acabadita de llegar de un viaje por Europa de un año. Mientras tu estabas por ahí de jarana, tus padres y tu hermana se han mudado a una mansión en Arbor Hill, Oregón, que pone los pelos de punta nada más entrar. Bueno lo que realmente pone los pelos de punta es que nadie de tu familia parece estar en casa y una misteriosa nota de tu hermana te da la bienvenida al llegar.
Tu misión en Gone Home es descubrir qué ha pasado con tu familia recorriendo una a una las habitaciones de la casa mientras la noche y la tormenta te acompañan. Siendo 1995 no hay móviles ni gps que ayuden en la búsqueda y toda la historia de tu familia se va desvelando a través de cosas tan vintage como notas, diarios y cintas de radiocasete.
Sin ganas de destriparos la historia en demasía, la sorpresa de una historia lésbica como parte sustancial del argumento es un añadido suculento a un juego sencillo pero lleno de encanto que te tiene enganchada a la pantalla (y acojonada si eres una miedosa como servidora) durante la tarde que te va a durar.
Aunque ha ganado todo tipo de premios y alabanzas por esta historia de amor íntima y tan bien contada, parece que los de The Fullbright Company tuvieron problemas el año pasado precisamente por eso: Se retiraron de la exposición de juegos indie en el PAX Prime debido a la actitud conocidamente sexista y transfóbica de los dos fundadores. Un paso valiente para un estudio tan pequeño que demuestra que todavía hay esperanza dentro del mundo de los videojuegos.
La única pega que se le puede poner a Gone Home es su relación calidad/precio: un juego de unos 20€ que te pules en una tarde no parece una inversión rentable para la gamer media. A pesar de su alto precio, el juego superó las 250000 copias vendidas en Febrero y su popularidad no deja de crecer. La gran esperanza es para todas aquellas usuarias de Steam que puedan hacerse con el juego en una de esas ofertas imperdibles que hacen a veces.
(¡Muchas gracias a Laura por su recomendación!)