Después de meses de expectación, más incluso que con cualquier otra temporada de la Antología del horror (que no terror) de Ryan Murphy, por fin hemos podido ver la premiere de Hotel, la quinta parte de American Horror Story. Quiero aclarar que, pese a que cada vez que escribo sobre algo que ha hecho este señor parece que soy una hater, realmente creo que tiene un talento inabarcable, y que es uno de los dos creadores de entretenimiento televisivo imprescindibles de nuestra era. Con una Freak Show que decepcionó a casi todos los niveles, Murphy tenía por delante la ardua tarea de levantar la franquicia, y para hacerlo todavía más complicado, lo tenía que hacer sin Jessica Lange, parte fundamental de las historias de AHS año tras año. ¿Lo ha conseguido? La respuesta rápida es “meh”.
¿Meh? Meh. Decía Bree Van de Kamp que lo contrario al amor no era el odio, sino la indiferencia. Y mucho me temo que nada de lo que nos contó en el primer episodio me importó un pimiento, y mira que había cosas y referencias e historias para tirar del hilo. Tenemos vampiros drogadictos, madres coraje (siempre he querido usar esta fórmula) que han perdido la cabeza, fastuosas drag queens calvas, niños teletransportados del mismo El Resplandor, Suecas rubísimas que toman decisiones pésimas, policías torturados que toman decisiones aún peores (¿a quién se le ocurre hospedarse en ese hotel DESPUÉS de haberlo visto?), monstruos que usan arneses para violar a yonkis pasadísimos, referencias a Seven y a Saw, y un sinfín más de tramas que, lejos de llamar la atención del espectador, parecen más pinceladas inconexas. Que seguramente no, pero al menos esa es la impresión que da.
Y, coronando toda la acción, ella: Lady Gaga haciendo de, casi con toda seguridad, Lady Gaga. Casi no tiene texto, pero no hace falta, porque cada vez que aparece en escena poco menos que te hipnotiza con su presencia. Para hacer todavía más suya la serie, en la primerísima escena en que la vemos, protagoniza una orgía bañada en sangre que deja clarísimo por donde va a ir su personaje. Exceso, exceso, exceso. Pero, eso sí, no es capaz de llenar ni de lejos el vacío de una Jessica Lange a la que nos imaginamos en cada esquina del Hotel Cortez, cigarro en mano. Qué bien le habría venido a la serie.
Donde la serie sí creo que acierta totalmente es en la ambientación, preciosa y que nos recuerda a los días de oro de Hollywood, antes de que todos los hoteles fueran minimalismo, cristal, y llaves tarjeta, y envuelto en una banda sonora escogida con el tino y mimo habitual de American Horror Story. A falta de Joy Division, buenos son Tear you apart.
De todos modos, todavía queda mucho recorrido, y muchos personajes por aparecer. Tengo todas mis esperanzas puestas en Angela Basset, impresionante en Coven y minusvalorada en Freak Show, con un personaje que tiene mucha pinta de que nos va a encantar. Veremos cómo decide mover las cuerdas Ryan Murphy.