Todas conocemos a Pippi Calzaslargas, la niña de las trenzas y el pelo color zanahoria con un caballo de lunares llamado Pequeño tío y un padre que era pirata. Esta chiquilla que pronto dejamos de encontrar sólo entre las hojas de los libros infantiles para dar el salto y convertirse en un icono más de la cultura popular tiene como progenitora a Astrid Lindgren.
La sueca, ganadora del premio Hans Christian Andersen, el denominado premio Nobel de la literatura infantil, se ha convertido por méritos propios en una de las escritoras suecas más importantes de todos los tiempos y han sido numerosas las biografías sobre su persona que se han ido publicando. This day a life de Jens Andersen es la más importante hasta la fecha y, junto con el documental de Kristina Lindström, A tale of Astrid Lindgren’s life and times, los únicos que tocaron la relación entre Astrid y Louise Hartung, una intelectual alemana afincada en Berlín.
Su relación comenzó en una feria del libro, en 1953, y concluyó con la muerte de Hartung a causa de un cáncer en los años 60. Nunca llegó a consumarse pero quedó plasmada en las más de 600 cartas que se llegaron a intercambiar. Según su biógrafo, Andersen, lo suyo fue amor a primera vista, se volvieron íntimas y con una conexión casi telepática de inmediato. Hablaban de manera incesante de películas, música clásica y de sus escritores favoritos. Aunque Lindgren pronto se dio cuenta de que a pesar de los sentimientos románticos de Louise hacia ella, ella no podría reciprocárselos, sus cartas parecen indicar otra cosa y, en más de una, Lindgren expresaba lo mucho que deseaba besarla y abrazarla.
Vía: Sputnik News