¿Has estado en una cueva? ¿En un búnker de los años 50? ¿ O quizá en una paradisíaca isla del Pacífico rodeada de flores y animales exóticos? Solamente en estos tres supuestos podría suceder que desconocieras qué es Frozen, la película de Disney más exitosa de, probablemente, la última década y parte de la anterior. Sus cifras de recaudación son loquísimas, con más de 1.200 millones de dólares en taquillas de todo el mundo (para las curiosas, son exactamente 1,276,480,335 millones), y otra cifra todavía más loca en merchandising: en 2014 habían ganado ya 107.000.000 millones, y concedido licencias por valor de 13.000. Calderilla. En serio, un fenómeno de masas como no hay otro. Por eso, no es raro que las noticias sobre la cinta no dejen nunca de salir. NUNCA. Y que siga.
Lo último es que Peter Del Vecho, productor de la cinta, ha contado que la historia original que tenían en mente no se parecía en casi nada al resultado final.
Anna y Elsa no eran hermanas. Ni siquiera tenían sangre azul. Anna no era realmente princesa, mientras que Elsa era una autoproclamada Reina de la Nieves, una auténtica villana que era pura maldad, más en la línea de la historia de Hans Christian Andersen. Así que comenzamos con una malvada villana y una inocente heroína femenina que en el desenlace se veían envueltas en una épica batalla final con monstruos de nieve que Elsa había creado como su ejército
¿Y la causa del mal humor con consecuencias sangrientas de Elsa? Pues surprise, surprise, porque el novio la había dejado plantada en el altar.
Así que bueno, afortunadamente para la historia, de los más pequeños, de la paz mundial, y de casi todo, no nos tenemos que tirar de los pelos porque Disney haya hecho OTRA película más con OTRA villana cliché. Que somos muy fans de Maléfica, de Meg, de Maléfica, y de todas las que nos pongan por delante, pero que stop hacer las pelñiculas con molde.
Vía: EW