Desde que MTV irrumpió en los hogares de Estados Unidos en la década de los ochenta, el arte del videoclip se ha ido perfeccionando hasta hacer verdaderas obras maestras audiovisuales. Hubo un tiempo en que la moda consistía en hacerlos con visión en primera persona hasta que, sorpresa, el final del video desvelaba una sorpresa. Y, claro, hay algunos que nos interesan.
Presuntos Implicados – Mi única razón
Te levantas por la mañana, ves a Sole Gimenez en la televisión, admiras la foto de tu novia que tienes en el espejo del baño y por todas partes en el portal de casa, vuelves a ver a Sole Gimenez en la calle, vas a una tienda corteinglesesca en la que la gente te mira mal y te llevas a una chica que comienza a besar a los clientes en la frente mientras VUELVES A VER A SOLE GIMENEZ. Si lo miras bien, podemos pensar también que Sole Gimenez está solamente en la cabeza de la chica y que es únicamente por ella que existe. Su única razón *música tétrica*.
La oreja de Van Gogh – Cometas por el cielo
El típico concierto que se da en medio de una carretera perdida, de esas que quedaron a medio hacer por la crisis, sirve de telón de fondo para este roadtrip en el que lo más sorprendente no es el final, sino que ¡llaman desde una cabina telefónica!
The Prodigy – Smack my bitch up
El primero, el que inició la tendencia, y desde luego el más sorprendente de todos, viene de la mano de The Prodigy, ese grupo británico que dominó los noventa con trallazos como este. El video tiene los básicos: drogas, alcohol, sexo, peleas… en fin, de todo, y en buena cantidad. Dirigido por Jonas Åkerlund, quien después seguiría perfeccionando el arte del videoclip con obras como Telephone, Smack my bitch up fue super rompedor para la época: solamente se emitía en horario notcurno.