It’s the Most Wonderful Time of the Year! Ah, no, perdón, que eso no se refiere a Acción de Gracias sino a Navidad. Bueno, de todos modos, los ingredientes son los mismos: familia, comida y conversaciones incómodas. Y precisamente de eso va Lez bomb, la última película lésbica que hemos tenido la oportunidad de ver.
Con la familias sucede una cosa, y es que te han visto crecer, y creen que te conocen. En realidad esto suele ser así, porque las cosas que te pasan te pasan delante de sus narices. Pero, ¿cómo convencerles de lo contrario? Lez bomb es la secuela de un corto titulado Girl night stand, en el que Katie, una mujer que hasta el momento se identificaba como heterosexual, y que se encuentra, inesperadamente, conociendo a una mujer y pasando la noche en su casa. Ahora, después de seis meses de relación, Katie cree que es el momento de llevarla a casa y que sus padres la conozcan. Y es ahí donde la cosa se pone interesante.
La película pivota sobre el hecho de que Katie se ve constantemente interrumpida cuando va a contarles a sus padres que está saliendo con una mujer. Llaman a la puerta, llegan sus tíos, llega su propia novia, quien creen que es su mejor amiga, llega su compañero de piso, quien creen que es su novio… Y la conversación se va postergando.
En realidad, lo que sucede es que a sus padres ni se les pasa por la cabeza que su hija pueda ser otra cosa que heterosexual. Por eso dan por hecho que el chico que vive con ella es su novio. ¿Quién va a ser si no? La historia es una oda a la heterosexualidad por defecto, esa curiosa creencia de que todo el mundo, a no ser que diga lo contrario, se siente atraído solamente por el género opuesto. Porque a todas nos han preguntado, en primer lugar, por nuestro novio. ¿O no?
Con sus fallos y sus aciertos, resulta interesante ver una película que trata este asunto de una manera tan abierta. Tengo que decir que me sorprendió muchísimo que en el reparto estuviera Bruce Dern, nominado al Oscar, y a Steve Gutenberg, al que no veía desde Veronica Mars. Una película agradable y que tiene más miga de la que en principio se le supone.