Si hablamos de la reina lesbiana más famosa de la historia, automáticamente nuestra mente se va a la reina Cristina de Suecia, monarca que reinó en el país báltico durante el siglo XVII. Su vida no fue un remanso de paz, precisamente: Suecia estaba inmersa en la Guerra de los treinta años, un conflicto entre los Estados partidarios de la Reforma católica y los de la Contrarreforma. Una Cristina adolescente, que todavía no había sido coronada, tuvo que conducir al país por momentos difíciles. También se encargó de modernizar al país tras la firma del tratado de paz. Pero, en su vida privada le tocó discutir una barbaridad con el Consejo del reino. La cosa es que es, claro, tenía que casarse, y el Consejo no paraba de proponerle candidatos que ella rechazaba uno tras otro porque ella no quería casarse con un hombre. Ella estaba a gustísimo pasando el rato y mandándose cartas con la condesa Ebbe Sparre.
Cristina no es la única reina croqueta de la historia, sino simplemente la más conocida. La reina Anne de Inglaterra, Escocia e Irlanda es considerada la primera reina de Gran Bretaña, al ser unificados bajo su reinado los reinos de Inglaterra y Escocia. Antes de ser coronada, la entonces princesa tenía lo que muchos denominan “una íntima amistad” (espoiler: no eran amigas) con Sarah Churchill, hija de un parlamentario, y que se convirtió en su dama de compañía. Los relatos de la época subrayan que las dos se llamaban con motes cariñosos, y que la princesa la trataba como a una igual, algo que no era ni mucho menos frecuente.
El carácter tímido de la reina fue aprovechado por Sarah para que ésta tomara decisiones en política que favorecieran a su marido, el Duque de Marlborough, Capitán general y quien encabezaba el grupo de los Whigs en contra de los Tories, el grupo del parlamento que contaba con los favores de la reina. Al final, estas fricciones terminaron por romper la relación entre las dos.
La reina, que por cierto estaba casada con el príncipe de Dinamarca y que dio a luz a veinte niños aunque los perdió a todos excepto a uno que moriría en su niñez, no tardó en buscarse otra amante, Abigail Masham. Sarah y Abigail se conocían, de hecho fue Sarah quien la introdujo en la corte y la trataba “como a una hermana”, y parece que que la reina tuviese una nueva favorita no le sentó demasiado bien, ya que empezó a esparcir rumores de que Abigail y la reina eran amantes, e incluso que la monarca se acostaba regularmente con sus damas de compañía.
El episodio más llamativo sobre este asunto fue cuando el marido de la reina falleció. Era tradición en la corte que todos llevaran ropa de luto, en señal de respeto y apoyo a la viuda, pero Sarah se negó, aduciendo que no creía que la pena de la reina fuese auténtica. La reina se vengó poco después, relegando a su marido como Capitán general de la armada.
Pese a todo, Sarah intentó arreglar su relación con la reina una última vez. En 1710, las dos se reunieron una última vez, y según una carta escrita por Sarah después, ella le preguntó a la reina la razón de que su amistad terminara. Según sus palabras, Anne solamente repetía “No tengo por qué contestarte. Mándamelo por escrito”. La que fuera dama de compañía de la reina se echó a llorar y amenazó a la monarca con el castigo divino por su actitud, algo que no sentó muy bien a Anne.
Anne murió a los 49 años, muy probablemente por la cantidad de abortos y veces que dio a luz, algo que debilitó su cuerpo. Sarah, sin embargo, viviría hasta los 84 años, y se las arregló para volver a recuperar el favor en la corte del sucesor de Anne, el rey George I. Abigail, por su parte, se retiró tras la muerte de la reina a vivir al campo.
El director Yorgos Lanthimos ha rodado The Favourite, película en la que narra las intrigas de la corte de la reina, así como sus amoríos. Las protagonistas van a ser Olivia Colman como la reina Anne, Rachel Weisz como Sarah y Emma Stone como Abigail. La película ya está disponible en los cines de todo el mundo.