Hay series que deberían venir con advertencia, como los cigarrillos. “Ver este contenido puede generar expectativas emocionales devastadoras” o “el siguiente personaje será asesinado de forma gratuita y lesbófoba”. En 2025, Netflix ha decidido subir Tierra de Lobos a su catálogo, y eso significa que toda una nueva generación de croquetillas va a descubrir la historia de Isabel y Cristina… y a terminar gritando al televisor (o al ordenador) con rabia.
Para quienes no la vivieron en su emisión original (allá por la prehistoria televisiva de 2010), Tierra de Lobos es una serie española de época, con bandidos, herederas rebeldes, monjas, corsés y más testosterona rural de la que cabría en una finca extremeña. Pero entre disparos y secretos familiares, surgió algo que ninguna esperábamos: una historia de amor entre dos mujeres, escrita con mimo y sutileza. Isabel y Cristina, #Crisabel para las amigas, se conocieron en el entorno más hostil posible y, contra todo pronóstico, se enamoraron. Sus escenas eran delicadas, potentes, emocionantes. Nos dieron miradas, caricias y una historia de descubrimiento tan real que muchas fans se vieron reflejadas por primera vez en la pequeña pantalla.
Y luego… la tragedia.
En la tercera temporada, Tierra de Lobos cometió uno de esos pecados imperdonables para la representación sáfica: mató a Cristina. Y lo hizo de la forma más cruel y anticlimática posible. No hubo redención, ni justicia, ni un adiós digno. Fue un borrón en la narrativa, un castigo gratuito que dejó a todas las seguidoras con la boca abierta y el corazón en ruinas. En Hay una lesbiana en mi sopa lo llamamos en su día por su nombre: lesbofobia narrativa. Porque no era solo Cristina quien moría: era una historia de amor que había significado muchísimo para muchas personas.
¿Vale la pena verla, ahora que está en Netflix? Sí. Porque Crisabel sigue siendo uno de los romances lésbicos mejor escritos que hemos tenido en la televisión española. Porque sus escenas siguen emocionando, más de una década después. Pero también porque nos recuerda lo que no queremos volver a ver: personajes queer sacrificados sin razón, amores condenados por sistema.
Así que sí, dale al play. Enamórate. Vive con ellas. Pero ten a mano pañuelos, una manta y, quizá, una amiga croqueta para gritar juntas. Porque Tierra de Lobos ha vuelto, y #Crisabel también. Pero esta vez sabemos lo que viene.