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Surii, el dildo versátil que hará buenas migas con tu arnés

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Biird es una marca refrescante, llena de color y de diseños que escapan de lo de siempre. En su colección de productos más populares se encuentran los succionadores como Namii, masajeadores externos como Evii o los dildos de la colección Elements como Kalii. Sin embargo, el catálogo de esta marca esconde otras joyas que, tal vez, llaman menos la atención a simple vista… pero a las que también vale la pena conocer. En esta ocasión quiero hablarte sobre Surii, un dildo pensado para una penetración suave y profunda… y perfecto para seguir disfrutando del placer hasta en un apagón.

Los dildos son un recurso perfecto para disfrutar de la estimulación interna, sobre todo de la zona G. A pesar de que la mayoría de las terminaciones nerviosas de nuestros genitales se concentran en el clítoris, siguen estando presentes en el resto de zonas y explorarlas puede ser una forma de redescubrir nuestro placer, sobre todo si de forma habitual solemos dedicar más atención a la estimulación externa.

Existen dildos de diferentes materiales, formas y texturas. Surii está fabricado en silicona respetuosa con el cuerpo, tiene una forma ligeramente curvada y una textura lisa. Es un juguete de aspecto sencillo y minimalista, pero esconde varias características que hacen de él un producto muy completo. Por ejemplo, aunque se mantiene firme, es suave y flexible y podemos ir guiándolo en nuestro interior con facilidad.

Además, tiene una punta curvada y proporcionada ideal por dos motivos. El primero, facilita mucho la inserción y la hace agradable y fluida. Esto me parece especialmente relevante para personas que sientan molestias al inicio de la penetración relacionadas con alguna patología (como es el caso de la endometriosis). La punta no es demasiado gruesa y entra con facilidad, se desliza suavemente hasta llegar al lugar indicado. El segundo, estimula la zona G con precisión y gentileza gracias a su forma redondeada, que puede ser muy placentero.

Los usos que podemos darle a Surii, por tanto, se centran en la penetración, aunque no solo. Podemos usar la punta para estimular nuestro clítoris con movimientos circulares suaves o jugar en la entrada de nuestra vagina, donde también se ubican varios puntos agradables y puede ser una manera diferente de masturbarnos o masturbar a nuestra pareja.

Pero todavía hay más, porque este dildo tiene una base ancha de tipo ventosa que permite, por un lado, colocarlo en una superficie lisa (tanto horizontal como vertical) para disfrutar de una penetración en modo manos libres. Y, por el otro, utilizarlo en cualquier arnés universal, ya que su base es perfecta para ello en cuanto a dimensiones y forma. Asimismo, es apto para uso vaginal y anal por su base ancha, solo debemos tener en cuenta algunas medidas de higiene, como no compartirlo, usar preservativo o limpiarlo al cambiar de zona. En definitiva: perfecto para un uso en solitario y también en pareja.

Sea cual sea el uso que tengas pensado darle a Surii, te recomiendo que utilices un lubricante de base agua. Reducirá la fricción en la penetración, lo cual también ayuda a cuidar de tu vulva y tu vagina durante el sexo. Debido a su material, en este caso es muy importante evitar lubricantes de silicona.

Lo bueno de los juguetes que no tienen motor es que no necesitamos preocuparnos por las pilas ni la batería… por eso son aptos hasta en apagones de varias horas. Siempre están listos para complacernos, incluso en la ducha o en la bañera (eso sí, mejor cuando tengamos luz). Y un detalle: son compatibles con juguetes externos, como los que te he mencionado más arriba de Biird u otros que ya tengas. A la mayoría de las personas con vulva nos hace falta algo de estimulación en el clítoris para alcanzar el orgasmo, ya sea sexo oral, masturbación con los dedos o con un vibrador. En este sentido, podemos utilizar ambos perfectamente y disfrutar de un orgasmo intenso y profundo.

Como comentaba más arriba, la punta está proporcionada con el resto del juguete, a diferencia de otros dildos que suelen tenerla más ancha. De hecho, tiene unas medidas adecuadas como primer dildo o para poder utilizarlo también de manera anal si estamos empezando. Tiene un ancho que va de los 2,5 cm a los 3,5 cm y un largo insertable de 15,5 cm.

Al igual que con cualquier otro juguete erótico, la limpieza es fundamental, tanto antes como después de utilizarlo. Podemos lavarlo con agua y jabón neutro o con un limpiador de juguetes.

En cuanto al packaging, es uno de los fuertes de Biird. Y Surii no se queda atrás: viene en una caja en forma de tubo con el azul corporativo que caracteriza a la marca y esos detalles en plateado holográfico que reflejan la luz. Una vez abrimos la caja, el dildo viene en una bolsa de terciopelo azul ideal para guardarlo o transportarlo.

Finalmente, Surii tiene un precio superaccesible: no llega a los 30 € y está cuidado al detalle. Esto lo convierte en una opción estupenda tanto como para regalarnos un instrumento de placer como para regalárselo a otra persona.

En resumen: Surii es un dildo de silicona sencillo pero muy completo perfecto para una penetración suave y gentil. Su forma curva, su flexibilidad y su base de ventosa son clave para que nos ofrezca versatilidad y muchas maneras de utilizarlo. Sin duda, el dildo más acertado para principiantes o para quienes quieran disfrutar de una penetración slow, a solas o en pareja.

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Todo lo que sabemos hasta ahora de la peli de Evelyn Hugo

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https://www.redbubble.com/es/i/pegatina/Los-siete-maridos-de-Evelyn-Hugo-Evelyn-y-Celia-de-calicoture/106219720.EJUG5

Si eres parte del club de lectoras que lloró, gritó y lanzó el libro contra la pared tras terminar Los siete maridos de Evelyn Hugo, seguramente también llevas años esperando su adaptación como quien espera a una ex que “va a cambiar”. Spoiler: Netflix la tiene en sus manos, y eso nos hace sentir entre la emoción y el terror, como en una cita con alguien que todavía sigue a su ex en Instagram y le manda fueguitos a las stories. Pero vamos por partes.

La novela de Taylor Jenkins Reid fue comprada por Netflix en 2022, y desde entonces, el desarrollo ha sido más lento que el hablarle a una chica a la que ves sábado tras sábado en tu taller de alfarería. En 2025 por fin se ha movido el tablero y ya tenemos directora nueva: Maggie Betts. Si te suena, es porque estuvo detrás de Novitiate, un drama sobre monjas que también tenía tensión sexual no resuelta (¿casualidad? No lo creo). Betts reemplaza a Leslye Headland (Russian Doll), quien abandonó el barco, y por ahora parece que el timón está firme.

El guion corre a cargo de Liz Tigelaar, conocida por Little Fires Everywhere, serie que supo retratar con bastante destreza conflictos emocionales y maternidades complicadas. Así que sí, confiamos en que sabrá manejar los fuegos cruzados entre Evelyn y Celia, que, no nos engañemos, es el centro de la historia.

Pero hablemos de lo realmente importante: ¿quién c*ño va a interpretar a Evelyn Hugo?

Aquí entra el terreno de las apuestas, rumores y sueños húmedos de la comunidad sáfica. Ana de Armas dijo públicamente que estaría interesada. Y claro, tiene el look, el talento y la capacidad de sostener un personaje con la intensidad emocional que Evelyn exige. Por otro lado, Eiza González también levantó la mano, y con el respaldo nada menos que de Natalie Portman, que opinó que sería perfecta para el papel.

En cuanto a Celia St. James, el fandom casi canonizó a Jessica Chastain para el rol. Pero ella misma se encargó de romper corazones al decir que no está interesada. Así que el casting sigue abierto, y los fancasts están que arden. ¿Florence Pugh? ¿Sadie Sink? ¿Una actriz desconocida que lo parta en dos con una sola mirada? Firmamos donde sea.

La película todavía no tiene fecha de estreno, ni tráiler, ni fotos de rodaje, ni absolutamente nada visual para alimentar nuestra ansiedad, aunque sabemos que a partir del 2 de junio se empìeza a mover ficha. Pero sabemos que Taylor Jenkins Reid está involucrada como productora ejecutiva, lo que tranquiliza un poco. Al menos sabemos que alguien en la sala de decisiones realmente quiere honrar el legado de Evelyn (y el amor sáfico con estilo, glamour y trauma incluido).

Por ahora solo nos queda esperar, especular y soñar con una adaptación que no borre, suavice o minimice lo que hizo grande a este libro: una historia de amor entre dos mujeres contada con toda la fuerza de un huracán con vestido verde esmeralda. Evelyn no se merece menos. Nosotras tampoco.

BOOM: Empieza el rodaje de ‘Los siete maridos de Evelyn Hugo’

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Buenas noticias para quienes llevan, LLEVAMOS, años esperando ver a Evelyn Hugo cobrar vida en pantalla. Según ha informado la cuenta de Instagram Lesbocine, la producción de la película basada en la exitosa novela Los siete maridos de Evelyn Hugo comenzará este mes de junio. Después de meses de rumores, especulaciones y silencios, sobre todo silencios, por parte de Netflix, parece que la adaptación al fin echa a andar.

Como seguramente sabrás, la historia, escrita por Taylor Jenkins Reid, se centra en una actriz ficticia del Hollywood dorado que decide contar su verdad en una entrevista exclusiva al final de su vida. Lo que en principio parece un repaso a sus matrimonios con siete hombres distintos se convierte en una confesión sobre su gran historia de amor, que no es precisamente la que el público espera. Evelyn Hugo es compleja, brillante, contradictoria y, sobre todo, inolvidable.

Desde que se anunció la compra de derechos, los fans han estado pendientes de cada mínimo avance. Aún no hay confirmación oficial sobre el reparto, aunque en redes ya se ha debatido largo y tendido sobre quién debería interpretar a Evelyn y a Celia St. James, su gran amor. Lo que está claro es que hay muchas expectativas puestas en esta película, especialmente entre el público que espera una representación sáfica cuidada y a la altura del material original.

Con la producción programada para arrancar en unas semanas, es probable que durante los próximos meses empecemos a conocer detalles concretos del elenco y del equipo técnico. Mientras tanto, la noticia ha devuelto la ilusión a quienes llevan tiempo esperando ver una historia de amor entre mujeres tratada con la sensibilidad y la ambición que merece.

¿Estás lista para volver a llorar con Evelyn Jo, no he estado tan nerviosa en días (y eso que esta semana ha habido un apagón)

UPDATE: Evelyn Hugo updates también lo da por bueno:

Vía: Lesbocine

Lesbianas y mosquetones: una historia de amor

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Hay una cosa que une a las lesbianas, los escaladores y las abuelas que hacen senderismo por el monte de al lado de tu pueblo y no es el amor por la naturaleza precisamente. Es el mosquetón. Ese pequeño enganche metálico que sirve para colgar llaves, sujetar cantimploras o salvarte de una muerte segura en una pared vertical de granito. Pero en nuestro caso, tiene una historia un poquito más queer de lo que imaginabas.

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Si te has fijado, hay una tendencia, sobre todo en ambientes bolleros, de llevar mosquetones colgando del pantaló. Y aunque hoy es más bien un guiño estético o un meme viviente dentro de la cultura lésbica, su origen es bastante más práctico. Y feminista.

Todo empieza en las fábricas estadounidenses de los años 50. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, muchas mujeres que habían entrado a trabajar en sectores industriales para reemplazar a los hombres que estaban en el frente decidieron que no iban a volver a los confines de la cocina tan fácilmente. Se habían acostumbrado a trabajar con herramientas, a tener salarios propios, a vestir con ropa funcional. Y con eso vino una estética particular: cinturones con bolsillos, pantalones resistentes y accesorios como los mosquetones. Servían para sujetar linternas, llevar herramientas o enganchar lo que hiciera falta. Eran prácticos y visibles. Y sin quererlo, se convirtieron en un símbolo.

Las mujeres que decidieron mantener esa estética no solían encajar en la imagen que vendía la televisión de la esposa rubia, sumisa y perfectamente peinada que te preparaba un pastel mientras esperaba al marido. Muchas de ellas, además, se relacionaban afectivamente con otras mujeres, en un mundo en el que eso todavía no tenía un nombre muy claro, pero sí muchas consecuencias sociales. El mosquetón era parte de un uniforme no oficial. Un detalle que las hacía reconocibles entre sí en los lugares de trabajo, en los bares, en los talleres mecánicos. Una especie de bandera sin tela.

Décadas más tarde, cuando la cultura queer empezó a desarrollar su propio lenguaje visual, los mosquetones reaparecieron como una especie de reliquia de esa historia compartida. En los años 70 y 80, en ciudades como San Francisco o Nueva York, muchas lesbianas los usaban para comunicarse sin decir una palabra. Igual que los hombres gays tenían el código de los pañuelos, en la comunidad bollera se hablaba de qué lado del pantalón llevabas el mosquetón. Si lo llevabas a la izquierda eras más bien de tomar la iniciativa. Si lo llevabas a la derecha, dejabas que te llevaran. Spoiler: muchas lo llevaban a ambos lados por si acaso.

Hoy, en pleno 2025, nadie va a interpretar automáticamente que eres lesbiana por llevar un mosquetón. Bueno, casi nadie. Pero sigue siendo un símbolo que nos hace sonreír a quienes lo reconocemos. Es una manera de decir “estoy aquí” sin decirlo en voz alta. Es práctico, sí, pero también es historia. Es cultura pop croqueta comprimida en un enganche metálico.

Y si no nos crees, date una vuelta por un festival lésbico al aire libre. Verás más mosquetones que en un catálogo de escalada. Algunas llevarán llaves, otras gorras, otras nada en absoluto. Pero todos contarán una historia. De resistencia. De trabajo. De identidad. De amor entre mujeres que se atrevieron a vivir fuera del molde. Y de paso, oye, te cuelgas la botella de agua y no te deshidrats en el camino.

Vía: Reddit

Potencia tu placer con el nuevo sérum de LELO

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LELO es una marca sueca conocida, sobre todo, por su juguetería de lujo. A pesar de que dispone de un lubricante simple pero efectivo de base agua y un par de velas de masaje, podríamos decir que ha sido ahora cuando ha hecho su primera incursión en la cosmética erótica. Los juguetes de LELO son instrumentos de placer exquisitos, pero la combinación con un elixir de placer puede llegar a ser muy poderosa. Te presento el complemento perfecto: el Pleasure Enhancing Serum.

Este producto es un gel estimulante para el clítoris diseñado para hacer más intensos y duraderos nuestros momentos de placer. Para ello, cuenta con una fórmula segura para el cuerpo, vegana y libre de crueldad animal que encontramos en este encantador frasquito de cristal.

A pesar de su apariencia elegante y coqueta, este sérum esconde una gran eficacia. Está presentado en un envase rosa y cuadrado de esquinas redondeadas e incluye un dosificador que nos ofrece la cantidad adecuada de producto, más o menos el tamaño de un guisante pequeño. Tiene un aroma fresco y mentolado, y una textura fluida que nos permite colocarlo donde deseamos. Basta con aplicarlo en el clítoris para empezar a sentir sus efectos de manera inmediata: un frescor abrasador que empieza a extenderse por nuestro centro de placer.

Y es que está creado con varios ingredientes clave, entre los que quiero destacar tres. Por un lado, el mentol y un compuesto derivado de la vainilla, que nos aportan el frescor y la sensación de calor respectivamente. Luego está el más importante: la l-arginina. Se trata de un aminoácido que potencia la producción de óxido nítrico en la zona en la que lo aplicamos.

En este caso, al utilizarlo en el clítoris mejora la circulación sanguínea, y recordemos que se trata de un área repleta de terminaciones nerviosas que están más receptivas a este cambio. Este aumento en el flujo sanguíneo aumenta la sensibilidad y la sensación de calor y puede contribuir a incrementar la lubricación natural. En pocas palabras: mayor circulación sanguínea es sinónimo de más placer.

Los efectos que experimentamos con este sérum son, por tanto, cosquilleo y sensación de calor. A nivel corporal, estaremos más receptives a cualquier roce en el clítoris o en la vulva, ya sea provocado por nosotres mismes, por otra persona o por un juguete erótico. Hace que cualquier tipo de estímulo se amplifique, lo cual contribuye a guiarnos hacia un orgasmo intenso y duradero.

El sérum actúa de esta manera alrededor de 20 minutos y, aunque después empieza a menguar el efecto calor, la zona en la que lo hemos aplicado todavía permanece sensible y más predispuesta al placer. Aun así, se puede volver a aplicar el producto para recuperar el cosquilleo abrasador.

En comparación con otros estimuladores para el clítoris similares, el efecto de este sérum potenciador del placer es intenso pero controlado. El cosquilleo es sutil y muy distinto al de un vibrador líquido, aunque el mentol juega un papel fundamental para mantener la sensación estimulante.

A este sérum podemos darle usos de todo tipo. Podemos disfrutar en solitario y con la ayuda de nuestras manos, ponernos una gota y salir a la calle mientras aparentamos normalidad, sentir las caricias de nuestra pareja con más intensidad o mientras penetramos con un arnés o vivir un orgasmo explosivo junto a nuestro juguete erótico favorito, ya que es compatible con ellos.

El Pleasure Enhancing Serum está diseñado únicamente para uso externo y vaginal (no para otras zonas del cuerpo). En contacto directo con otros genitales, el producto puede transferirse y extender los efectos. A pesar de que es un producto creado para personas con vulva, uno de los beneficios de la l-arginina en las personas con pene es que puede favorecer la erección.

El producto está presentado en un envase de 15 ml y tiene una duración de 6 meses desde su primer uso. Al utilizar tan solo una pequeña cantidad de sérum, podemos disfrutar de un botecito durante mucho tiempo. Asimismo, viene en una caja de cartón negra con el logotipo de la marca y el listado de ingredientes.

En cuanto al precio, tiene un coste superior a otros productos similares. Hay que destacar, no obstante, el envase de cristal, que contribuye a una mejor conservación, y la cantidad, que es más generosa que en las presentaciones de otros sérums.

En definitiva: si quieres rendirte a un placer intenso y abrasador, el Pleasure Enhancing Serum de LELO es el complemento ideal para que disfrutes de orgasmos duraderos y potentes. Su textura es fluida y agradable y la sensación cálida y cosquilleante es perfecta para sentir cada estímulo con mayor intensidad.

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Pillow princess, service top… ¿Qué es todo esto?

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La sexualidad sáfica es un arcoíris inmenso y precioso de posibilidades. No, no todo es “hacer tijeritas” como cree tu primo el de pueblo. Dentro de la comunidad, y especialmente en Estados Unidos, que tienen una obsesión increíble con categorizar absolutamente todo, hemos desarrollado toda una serie de términos para describir cómo nos gusta querer, tocar (o no tocar), dar placer o recibirlo. Y sí, hay mucho más allá del clásico activa/pasiva/primero tú y luego yo.

Algunas estarán pensando que todo esto es una tontería y que no hay que ponerle etiqueta a lo que se hace dentro de la cama, y están en su perefcto derecho. La hsitoria está en que, a veces, hasta que no lees que lo que te pasa, lo que haces, lo que no haces, lo que sientes, le pasa a más gente, a lo mejor piensas que está mal, que estás mal. Y, amiga, ya te digo yo que no querer que te toquen las tetas no es algo que solo te pase a ti. Siempre ha habido una bollera a la que le ha pasado antes, y algunas se han molestado en buscar a otras como ella y ponerse un nombre.

Así que si alguna vez te has preguntado “¿por qué me encanta darle todo pero no quiero ni que me besen la barriga?”, amiga, puede que simplemente seas una stone butch, una pillow princess, una bratty bottom, o cualquier deliciosa combinación.

Aquí te traigo la guía definitiva (a ver, que faltarán mil cosas, pero eso, una tiene el tiempo que tiene) sobre los tipos de roles y dinámicas en el sexo entre mujeres. Tómate un café, una birra o lo que quieras, y vamos a descubrirlo juntas.

Pillow Princess: la reina del “hazme todo”

Empecemos por un clásico moderno: Pillow princess es esa persona que, en la cama, prefiere ser adorada como la diosa griega que es. Básicamente, le gusta recibir placer, quedarse bien relajadita y disfrutar, mientras tú haces todo el trabajo manual, oral o espiritual.

¿Es egoísta? ¡NO! (aunque en internet siempre hay quien se queja). Ser pillow princess es algo muy válido. No todo el mundo necesita actuar como un pulpo para disfrutar del sexo. Para algunas, el éxtasis viene de ser tocadas, besadas, veneradas… mientras descansan sobre la almohada como verdaderas reinas del Olimpo. Como todo, es cuestión de habalrlo.

Pistas de que eres una pillow princess:

  • Tu frase favorita: ¿Me haces eso otra vez?
  • Cuando te toca devolver el favor, prefieres cambiar de tema o iniciar un karaoke improvisado.
  • Lo das todo recibiendo: gemidos, abrazos apretados, piernas temblando.

Service Top: la generosidad hecha carne (y manos, y boca, y…)

Si el placer de tu pareja te excita más que el tuyo propio, probablemente eres una service top. Una service top es quien lidera la acción, quien toma las riendas… pero no desde un rollo dominante clásico, sino desde el deseo profundo de ver a la otra persona derretirse de gusto. Es la que sabe exactamente dónde y cómo tocar, porque está atenta a cada gemido, a cada respiración contenida. Lo demás, la segunda parte del partido, le sobra.

Y no es que no le guste recibir, ojo. Pero su placer máximo es… dar placer a la otra persona. Es como esos chefs que cocinan todo el día pero apenas se comen una tapita: disfrutan más viendo cómo los demás devoran sus creaciones.

Pistas de que eres una service top:

  • Sabes leer cuerpos como si fueran mapas del tesoro.
  • Recibes más agradecimientos que un camarero de barra libre.
  • Te excitas solo viendo a tu chica perder la cabeza.

Stone Butch y Touch-Me-Not: Sobe mi cuerpo mando yo

Aquí entramos en un terreno muy importante: los límites. Una stone butch es alguien (normalmente de expresión masculina) que disfruta dando placer, pero no quiere, de ningún modo, ser tocada sexualmente. Una touch-me-not sigue una lógica parecida, pero el término es más popular entre mujeres negras queer de Estados Unidos, una comunidad que históricamente ha desarrollado sus propias reglas.

Esto no es un capricho ni una rareza. Muchas veces responde a cómo nos sentimos con nuestro propio cuerpo, a experiencias personales, a cómo percibimos el placer. Para algunas, ser tocadas puede provocar disforia o simplemente no ser placentero.

Como en todos los casos, sus límites deben ser respetados como oro puro. No hay nada más sexy que respetar lo que otra persona necesita para sentirse segura y feliz (esto es extensible a todo, ya sabéis).

Pistas de que eres una stone butch o touch-me-not:

  • Adoras dar placer, pero no quieres que te toquen ni con el pétalo de una rosa.
  • Te sientes poderosa tomando las riendas sin ser vulnerable en la cama.

Stone Femme: la sorpresa que nadie vio venir

Me parece graciosísimo poner a Sharon Stone, yo qué sé

¿Te pensabas que solo las butch podían ser “stone”? ¡ERROR! Existe también la gloriosa figura de la stone femme: mujeres de expresión de género femenina que, igual que una stone butch, prefieren recibir placer sin ser tocadas en determinadas zonas o de ninguna forma sexual.

Esto rompe con la idea tradicional de que “las femmes son súper pasivas y lo quieren todo”. Nope. Una stone femme puede ser tan exigente con sus límites como cualquier otra, y su sexualidad es igual de válida y rica que todas las demás.

Pistas de que eres una stone femme:

  • Amas que te veneren, pero no quieres ser invadida físicamente.
  • Tu placer está en el control emocional, no necesariamente en la estimulación física directa.
  • Eres divina, segura de ti misma, y tienes clarísimo qué sí y qué no.

Bratty Bottom: la traviesa oficial

¿Eres esa persona que, aunque esté abajo, no para de provocar, chinchar, morder o desafiar? ¡Felicidades, amiga! Eres una bratty bottom. La bratty bottom es pasiva en teoría, porque “recibe” placer, pero nunca está calladita o sumisa. Le gusta provocar a la otra, burlarse, morder, intentar escaparse… todo, con el objetivo de “picar” a su pareja. Spicy! Es un juego de poder delicioso donde el placer no solo está en lo que pasa físicamente, sino en toda esa guerra de miradas, bromas y tensión sexual.

Pistas de que eres una bratty bottom:

  • Te encanta desafiar a tu pareja en mitad del acto.
  • Tu frase favorita: “¿Eso es todo lo que tienes?”

Hard Top: la dominancia sin fisuras

En el extremo más activo encontramos a la hard top y a la no-touch top. Una hard top es quien lidera absolutamente todo. Ni besitos inocentes, ni caricias tiernas. Su placer es 100% dar, dominar, manejar la situación. Ella hace, Ella manda, ella decide. Como es nomral, se llevan especialmente bien con las pillow princess.

Y no, no es porque sean frías o distantes. Es una forma de canalizar el deseo, de establecer dinámicas de control y de sentirse increíblemente poderosas en la intimidad.

Pistas de que eres una hard/no-touch top:

  • No quieres sorpresas: tú decides cómo, cuándo y dónde.
  • Disfrutas viendo a tu pareja derretirse bajo tus reglas.
  • Odias cuando intentan invertir los roles sin preguntarte.

Si algo nos enseña este recorrido es que no hay una sola manera de ser lesbiana en la cama. Puedes ser una mezcla de varias (¡una service top con corazón de bratty bottom, por ejemplo!) o cambiar con cada pareja, con cada momento vital. Lo importante es saber qué quieres, comunicarlo, respetar los límites del otro y disfrutar al máximo. No hay etiquetas malas. Hay etiquetas que nos ayudan a entendernos mejor, a querer mejor… y a disfrutar más en la cama.

Vía: them.us – What Is a Pillow Princess, Stone Butch, and Touch-Me-Not?

Autostraddle – Service Tops, Bratty Bottoms and Pillow Princesses: Other Words You Use to Describe How You Have Sex

Medium – Stone Series: Defining Stone Tops and Touch-Me-Not Lesbians

One Woman Project – Lesbian Slang: A Not-So-Comprehensive Guide

Wikipedia – Butch and Femme

Día de la Visibilidad Lésbica: una fecha para mirar de frente la realidad

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Este 26 de abril se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica. Y no, no es solo un día simbólico: es una oportunidad para hablar alto y claro de una realidad que muchas veces se ignora o se maquilla. Según el informe Estado LGTBI+ 2024, elaborado por la Federación Estatal LGTBI+ con datos de la agencia 40dB, 1 de cada 3 mujeres lesbianas ha sufrido acoso y 1 de cada 10 ha sido víctima de agresiones físicas o sexuales. Sí, en pleno 2025.

Pero el dato más preocupante llega cuando se mira a las más jóvenes: un 35% de las lesbianas de entre 18 y 24 años ha sido víctima de acoso escolar. Esto deja claro que el entorno educativo, que debería ser seguro y diverso, aún tiene mucho trabajo por hacer.

Desde la Federación Estatal LGTBI+, Inés B. García —coordinadora del Grupo de Políticas Lésbicas— recuerda que la violencia no solo se manifiesta con golpes o insultos. “También enfrentamos discriminación laboral, hipersexualización y estigmas en espacios como la política, la sanidad, la cultura o el deporte”, señala.

Aunque España cuenta con marcos legales que reconocen los derechos del colectivo, la realidad sigue siendo tozuda. “La igualdad real no llega a todas. Y si eres lesbiana racializada, migrante, con discapacidad, vives en un entorno rural o eres muy joven o mayor, la discriminación se multiplica”, denuncia García.

Ante esta situación, la Federación ha pedido un Pacto de Estado contra los discursos de odio, especialmente los que afectan a los grupos más vulnerables. También reclaman políticas públicas con enfoque interseccional y una educación en diversidad afectivo-sexual que sea más que un par de charlas al año.

“Queremos referentes visibles, representaciones dignas y el compromiso de que nuestros derechos no se discuten: se garantizan”, afirma García. Y es que en un contexto internacional donde los discursos antiderechos ganan terreno, la defensa activa de lo conquistado se vuelve más urgente que nunca.

Este 26 de abril no es solo para poner banderas. Es para escuchar, reflexionar y actuar. Porque la visibilidad no se celebra solo con aplausos: se defiende con hechos, y ahora más que nunca porque, amigas, se nos van a comer.

‘Les filles, les meufs’, de Marguerite, la canción que si no has oído pronto lo harás

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La canción Les filles, les meufs de la cantante francesa Marguerite se ha convertido en todo un fenómeno. No solo destaca por su letra atrevida y reivindicativa –un auténtico himno al amor entre mujeres–, sino también por la trayectoria particular de su intérprete y su explosiva viralidad en redes sociales.

Un himno al amor sáfico

La letra de Les filles, les meufs (en español, “Las chicas, las tías”, usando meufs como argot francés para “mujeres”) es una declaración directa de la identidad amorosa de Marguerite. El estribillo lanza sin tapujos la preferencia de la cantante por las mujeres, en una frase pegadiza que se repite a lo largo del tema: “Moi je préfère les filles, les femmes, les meufs” (traducible como “Yo, pues, prefiero a las chicas, a las mujeres, a las tías”). Con esta línea contundente, Marguerite pone sobre la mesa su orientación de forma orgullosa, revelando públicamente su bisexualidad a través de la música. La canción equilibra tono alegre y desenfadado con un mensaje potente: hablar sin más del amor entre mujeres y celebrar la autenticidad personal.

A lo largo de la canción, Marguerite combina humor y honestidad. Por ejemplo, en sus versos menciona que quiere a sus hermanos y adora a su padre, “pero yo prefiero a las chicas”, dejando claro que su inclinación hacia las mujeres no invalida el cariño por los hombres cercanos en su vida. El tono general es ligero y divertido, con toques de chanson pop francesa y letras ingeniosas que juegan con estereotipos para subvertirlos. Marguerite se presenta casi como una coqueta heroína que “hace caer a todas las chicas a sus pies” en la canción, todo en un sentido lúdico. Musicalmente, Les filles, les meufs es un pop fresco medio tiempo, con un estribillo extremadamente pegadizo (entêtant) que se queda en la cabeza sin remedio. Ese gancho melódico refuerza el mensaje liberador de la letra, invitando a cantarlo a viva voz.

En resumen, el tema funciona como un himno sáfico moderno: transmite orgullo, visibilidad lésbica y una actitud de celebración. Marguerite logra encapsular en unos minutos un mensaje de autoaceptación y amor libre. No es casualidad que críticos y fans hayan calificado el sencillo de “feminista y necesario”, resaltando que escuchar a una artista emergente declarar “prefiero a las chicas” en una canción pop “sienta muy bien” en el panorama musical actual. En una industria donde aún son relativamente escasas las representaciones explícitas del amor entre mujeres, “Les filles, les meufs” destaca por su honestidad desenfadada y energía positiva.

Muy bien todo, pero, ¿quién es Marguerite?

Detrás de este exitoso sencillo está Marguerite Dedeyan, una joven cantante parisina de 23 años que saltó a la fama en el programa Star Academy (OT, supongo) en Francia. Marguerite participó en la edición 2022 de este célebre concurso musical televisivo, donde conquistó al público. Aunque fue eliminada antes de la final, su paso por la academia le abrió las puertas de la industria: poco después, firmó un contrato discográfico con el sello Columbia (Sony Music) para comenzar su carrera profesional. Desde entonces, la artista trabajó en nuevas composiciones propias, destacando por mantener su personalidad creativa.

En un panorama donde cada vez más artistas jóvenes hablan abiertamente de temas LGTBQ+, Marguerite se une a esa ola con un estilo propio. Su propuesta artística se caracteriza por la naturalidad (como queda claro en “Les filles, les meufs“) y por letras cercanas, irónicas y empoderadoras. Y parece que hay bastante interés: “Les filles, les meufs” tuvo el mejor estreno semanal en Spotify Francia de su semana de lanzamiento, acumulando más de 136.000 reproducciones en 24 horas, un logro notable para una artista novel.

¿Y esto., dónde lo he oído yo?

El impacto de Les filles, les meufs ha trascendido las plataformas musicales tradicionales para convertirse en un fenómeno viral en redes sociales. Antes incluso de lanzar la canción completa, Marguerite notó el entusiasmo del público en internet: compartió un fragmento del estribillo en TikTok a modo de adelanto, y aquel breve clip superó el millón de visualizaciones rápidamente. Este recibimiento temprano confirmó que la canción tenía un gancho especial y animó a Marguerite a publicarla oficialmente. Pero el verdadero boom vino después: una vez estrenada, Les filles, les meufs prendió como la pólvora en TikTok, especialmente dentro de la comunidad LGBTQ+ francófona, como no puede ser de otra manera.

@fannysalvat

Moi je préfère ma meuf @Jessica ERRERO 😍 @marguerite banger 😍 🏳️‍🌈

♬ les filles, les meufs – marguerite
@margueritecommelafleur__

il voulait mon snap j’aurais du lui donner mon Spotify lol

♬ les filles, les meufs – marguerite
@2mamansplusdamour

Aaahhhh les femmes 😍 ( ma femme 🤫 lol toujours pas ) @2mamansplusdamouroff #lesfemmes#amour#lgbt

♬ les filles, les meufs – marguerite

En cuestión de días, el tema se volvió trend entre parejas sáficas en TikTok. La dinámica de los videos suele ser la siguiente: mientras suena el ya icónico estribillo “Moi je préfère les filles, les femmes, les meufs”, las usuarias muestran fotos o vídeos con sus novias, esposas o parejas femeninas, celebrando visiblemente su amor. Cientos de videos replicaron este formato, inundando la red de historias románticas y cotidianas de parejas lésbicas al son de la voz de Marguerite. Los hashtags como #lesfilleslesmeufs, #wlw (“women loving women”) o simplemente #LGBT acompañan muchos de estos clips, dejando claro el sentido de comunidad detrás del trend. Algunos ejemplos van desde montajes conmovedores de momentos en pareja, hasta contenido humorístico. En conjunto, estos videos han acumulado millones de visualizaciones y reacciones, demostrando el amplio alcance de la canción más allá de su audiencia original.

Las croquetillas francesas han abrazado Les filles, les meufs como algo más que una canción pegajosa: para muchas personas representa un símbolo de visibilidad y celebración. Ver en TikTok a tantas parejas de chicas usando este audio para expresarse libremente ha convertido la plataforma en un espacio de sororidad y orgullo, impulsado por la música de Marguerite. En un momento donde la representación importa, esta canción ha logrado conectar con toda una generación de jóvenes queer que la han hecho suya.

@simonemedia

Grâce à la musique de @marguerite « les filles, les meufs » un flot d’amour envahit TikTok ! Vive les meufs 🫶🔥 __ @La meuf là ✨ @2mamansplusdamour @Rachoca @sallytm @ITS EM @mat’ @GIOIA ☆ _ Crédits clip : Columbia / Sony Music

♬ son original – Simone Media

Marguerite (“Star Academy”) dévoile “Les filles, les meufs”, son premier single

Margaret Qualley, Aubrey Plaza y una detective lesbiana en’Honey Don’t!’, nuestro nuevo plan de vida

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A ver, croquetillas del universo, agarraos fuerte a lo que tengáis más cerca (la taza de café, el cojín, la esperanza en la humanidad), porque lo que se viene, como ya te contamos hace meses aunque NADIE nos hizo caso, es jugoso, divertido y, lo más importante, CROQUETA. Y no croqueta de sutil, de “ay, hay química”, no. Croqueta de lesbiana detective en el papel protagonista, croqueta de Margaret Qualley y Aubrey Plaza compartiendo pantalla, croqueta de “esto lo han escrito sabiendo que nos íbamos a volver locas”.

Sí, hablamos de Honey Don’t!, la nueva comedia negra de Ethan Coen y Tricia Cooke, ese dúo dinámico que ya nos regaló Drive-Away Dolls (aún nos estamos reponiendo). Esta es la segunda parte de lo que han descrito como una trilogía de B-movies lésbicas, así que como ya es tradición aún no se ha estrenado la segunda parte y ya estamos esperando la tercera.

La protagonista de esta fantasía se llama Honey O’Donahue y será interpretada por Margaret Qualley, quien lleva unos años demostrándonos que no sólo es un torbellino de talento, sino que además tiene ese magnetismo rarísimo que hace que no puedas dejar de mirarla. Honey es una detective privada que se ve envuelta en una investigación de lo más turbia: una iglesia sospechosa, un líder carismático (interpretado por Chris Evans, sí, el Capitán América metido a gurú sospechoso) y, cómo no, una “mujer misteriosa” encarnada por Aubrey Plaza.

Que a ver, vamos a hablar de Aubrey Plaza. No hay nadie en este planeta Tierra que interprete mejor a una mujer inquietante, elegante, con una sexualidad ambigua y un pasado lleno de secretos. Que nos pongan a Qualley y a Plaza cara a cara en una película con tensión croqueta… francamente, deberíamos estar pagando una cuota mensual más alta que la de Atres Jugador solo por ese privilegio.

Y no nos olvidemos del resto del reparto, que incluye a Charlie Day, Billy Eichner y Gabby Beans. Dirige Ethan Coen, monta Tricia Cooke, y en la música está Carter Burwell, que ha puesto banda sonora a algunas de las pelis más icónicas de los Coen. Vamos, que el combo está servido y huele a clásico instantáneo.

La película se describe como una mezcla sensual y descarada de The Long Goodbye con Fat City, ambientada en la Bakersfield contemporánea, y ya se ha ganado su hueco en la sección Midnight Screenings del Festival de Cannes, donde se estrenará este mayo. El estreno en cines en EE. UU. será el 22 de agosto, así que ya podéis ir avisando a las amigas porque todo pinta a que el VOD caerá pronto

El título, por cierto, viene de la canción Honey Don’t, en la versión de Wanda Jackson, que ya nos mete en el mood de rockabilly subversivo que parece que va a tener toda la peli.

En resumen: detective croqueta, sectas, Aubrey Plaza seduciendo con la mirada y Margaret Qualley repartiendo carisma. ¿Nosotras? Ya estamos en la cola del cine con una birra en la mano y el corazón listo para romperse (o derretirse, ya veremos).

‘Más que amigas’, el libro que nos tendió una mano cuando más lo necesitábamos

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En un mundo perfecto, todas creceríamos viendo pelis donde la chica se enamora de otra chica, las madres te preguntan si tu crush del instituto ya te ha escrito, y los libros de texto hablan de la historia LGTB+ como algo que existe (¡sorpresa!). Pero como el mundo no es perfecto, hubo una época —no tan lejana, de verdad— en la que ser lesbiana o bisexual en España era como jugar una partida sin mapa, sin brújula y con el GPS gritando “recalculando ruta” cada dos minutos.

Y en esa oscuridad, apareció Más que amigas de Jennifer Quiles. Publicado en 2002, cuando internet iba a pedales y todavía nos bajábamos los discos del emule y el kazaa, este libro fue una absoluta revolución. Imagínate esto: una mujer bisexual, visible, sin miedo, escribiendo un manual de autoayuda para mujeres que aman a otras mujeres. ¡En pleno principio de siglo! Eso es heroísmo sáfico del bueno, querida.

Jennifer Quiles no solo escribió un libro. Escribió el libro. El que muchas habríamos querido encontrar a los 15, el que nos habría ahorrado muchas lágrimas, armarios y líos innecesarios. Más que amigas fue el primero en poner negro sobre blanco todas esas preguntas que te carcomen cuando descubres que tu brújula amorosa no apunta hacia el mismo norte que el de tus amigas hetero. Y lo hizo sin dramas, sin juzgar, sin cargar con culpa. Lo hizo con amor. Con humor. Y con una claridad que ya querrían otros manuales especializados.

La portada de la primera edición, la que tenía yo

¿De qué va? Pues de lo que necesitábamos oír entonces y seguimos necesitando ahora: cómo aceptar tu identidad, cómo salir del armario (y no perder la cabeza en el proceso), cómo sobrevivir a tus primeras relaciones sin lanzarte a los brazos de la ex de tu ex, cómo lidiar con el “pero si nunca has estado con un hombre, ¿cómo lo sabes?” y otras frases para imprimir y quemar. Habla de cómo encontrar referentes, cómo crear tu comunidad, cómo enfrentarte al rechazo (que a veces viene desde muy cerca) y cómo quererte un poquito más cada día.

Y lo mejor es que no ha envejecido mal, pero nada mal. A pesar de que algunas cosas han cambiado, gracias al activismo, al feminismo, a las redes y a las lesbianas que nunca se callaron, Más que amigas sigue siendo súper necesario. Porque la lesbofobia sigue ahí, en forma de comentario disfrazado de broma. Porque aún hay adolescentes encerradas en su cuarto llorando sin saber qué les pasa. Porque aún hay mujeres adultas que descubren que, sí, están enamoradas de su mejor amiga y no saben qué hacer con eso.

Jennifer Quiles, con su pluma afilada pero amorosa, nos tendió una mano y nos dijo: “tranquila, no estás sola”. Y ese gesto, ese libro, vale oro. Porque lo que no se nombra, no existe. Y Más que amigas nos nombró a todas. Nos dio espacio. Nos dio voz. Nos abrazó cuando más lo necesitábamos.

Así que si estás leyendo esto y aún no te has lanzado a por él, hazte un favor: búscalo. Léelo. Regálaselo a tu yo del pasado. A tu amiga que no se atreve a decirlo en voz alta. A tu madre que quiere entenderte. A ti misma, si aún hay rincones por explorar. Porque hay libros que son como una linterna en mitad de la noche. Y Más que amigas sigue brillando.