Hace tiempo que cuando oímos el nombre de LiLo nos la imaginamos vestida de naranja en un primer plano nada favorecedor y con un titular que hace mención a posesión de sustancias ilegales, accidentes de coche bajo los efectos del alcohol e ingresos y salidas en centros de rehabilitación varios. Nos cuesta recordar quién es Lindsay más allá de esa niña mimada que se pega juergas para llamar la atención, hasta el punto de que se le ha ido de las manos. Pero sí, antes de caer en el pozo, Lindsay Lohan tuvo una, aunque hiperbreve, exitosa carrera profesional.
Comenzó su carrera como actriz a la edad de 3 añitos, apareciendo en alrededor de 60 spots publicitarios, para marcas como Gap, Pizza Hut o el que hizo para Jell-o junto a Bill Cosby.
Con apenas 12 años, Disney la ficharía para el remake de la película Tú a Boston y yo a California de 1961, rebautizada como Tú a Londres y yo a California (mucho menos radical, dónde va a parar). La película tuvo un éxito comercial bastante modesto, pero obtuvo en general buenas críticas. Disney vería entonces un filón con pecas en ella y la ficharía de nuevo para otra adaptación, esta vez de Freaky Friday, protagonizada en su versión original de 1976 por una jovencísima Jodie Foster (todo queda en la croquecasa). La película conocida en español como Ponte en mi lugar supondría un éxito comercial y de la crítica y le valdría a Lindsay el premio a Actriz Revelación en los Mtv Awards de 2004.
Ese mismo año santa Tina Fey le echó el ojo y le daría el despegue definitivo a su carrera con Mean Girls, en la que también veríamos a una soberbia Amy Poehler. Un auténtico bombazo en taquilla, que disparó el caché de Lindsay hasta los 7,5 millones de dólares. Lindsay no desaprovechó la oportunidad y ese mismo año sacó su album de debut Speak que supondría su primera incursión en el mundo de la música, con el que llevaba tiempo coqueteando. Un álbum muy teenager en el que ya dejaba asomar su intento por empezar a desvincularse de su aspecto de chica Disney y del que apenas sería destacable su primer single Rumors, cuyo vídeo fue nominado como Mejor Vídeo Pop en los Mtv Video Music Awards, con un sonido y una estética de lo más Britney.
Parece ser que no demasiado descontenta con el éxito de Speak, en 2005 se lanzaría otra vez a la carga con Little More Personal, su segundo album de estudio. En cuyas letras se reflejaría la situación personal que en esos momentos estaba viviendo en su casa, con las desavenencias de sus padres. Musicalmente bebe del pop más comercial y blandito, con un intento de sonido más duro, que se quedó en eso, un intento. El álbum pasaría sin demasiado ruido por las listas de ventas.
En 2006 vuelve al cine, desvinculándose por fin de las comedias infantiles de aventuras y empieza a pisar fuerte rodeándose de las mejores compañías y eligiendo los guiones con gran acierto. Con tres peliculas que se ganarían a pulso el favor de la crítica: A praire home companion, Bobby y Chapter 27. El del público… ya no sabemos. En 2007, de la mano de Jane Fonda y Felicitty Huffman nos presenta Georgia rule. Pese a dividir a la crítica, es para una servidora su mejor trabajo de lejos. LiLo por fin encontraba un papel que le venía como anillo al dedo.
Pero, ironías de la vida, el papel de Lindsay en Georgia rule fue, curiosamente, un pequeño reflejo de lo que estaba ocurriendo en su vida diaria. En enero, meses antes del estreno de la película, ingresaba en su primer centro de rehabilitación. Y digo su primer centro porque estuvo entrando y saliendo de ellos, detenida por posesión de drogas, por conducir borracha y demás peripecias durante unos cuantos años. Pero en realidad Lindsay nunca ha dejado de estar en rehabilitación desde entonces. De hecho, actualmente y por recomendación del juez debe ir a tres sesiones de terapia a la semana hasta noviembre de este año en el centro Cliffside Malibu.
Aun así, sus entradas y salidas de centros de rehabilitación no le han impedido intentar seguir con su carrera. Pero claro, es difícil sacar orden del caos. Y tantas idas y venidas le han pasado factura. Relaciones complicadas y condenadas al fracaso como la de Samantha Ronson, proyectos inacabados como el del rodaje de Inferno, la biografía de la actriz porno Linda Lovelace, cuyo director tuvo que sustituir a Lindsay por Malin Akerman. O el proyecto de su tercer álbum, que si bien nunca llegó, nos dejó un videoclip épico, los dientes largos y las bra…bueno, dadle al play y entenderéis por donde voy. Hasta Ne-yo, que la escribió para ella, se quedó loqui.
Su última incursión en el cine fue con The Canyons en 2013. Una película sosa y pretenciosa, que se convirtió en un desacierto a todos los niveles y que la crítica fulminó sin piedad, en la que, además, Lindsay aparece desnuda y en dudosas compañías de actores porno. Pero LiLo se resiste a quedar en el olvido y para 2014 viene cargada de proyectos y novedades. Entre ellas la grabación de su terceráalbum y su nueva película, Inconceivable, que se comenzará a rodar en marzo, fecha en la que también está previsto el estreno de su nuevo reality en el Oprah Winfrey’s OWN cable network.
Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma. Y aunque parece ser que unos nubarrones negros se han estado cerniendo durante años sobre la cabeza de Lindsay, esperamos que en 2014, cuando se cumplen 10 años del despegue de su carrera con Mean Girls, consiga por fin el regreso que todos sus fans estaban esperando. ¿Será el cuatro el número de la suerte de Lindsay?