La semana pasada os contábamos la primera parte del episodio número 100 de Glee. Y esta semana venimos a dar guerra de nuevo para contaros cómo ha sido la segunda entrega. Dos reflexiones generales antes de menternos en harina:
1. Ha sido un episodio bastante menos lucido que el anterior, en gran parte porque los números musicales nos han parecido menos potentes, pero, sobre todo porque…
2….ha sido triste. En serio, muy triste. Todo el episodio parece teñido por una fina capa de melancolía que envuelve a cualquiera que haya visto la serie durante todos estos años.
Pero, en general, podemos estar contentas y satisfechas con estas dos últimas entregas. Verlas nos ha hecho pensar que a lo mejor no hemos estado perdiendo el tiempo, después de todo, viendo esta última temporada.
El episodio arranca de manera potente, con un guiño de los guionistas a la homofobia rusa con sus leyes antigay. Kurt y Blaine entran en el aula muy alterados. Tienen un notición para el grupo, pero Sam lo interpreta de una manera un poco particular:
Chicos, os habéis casado y vais a adoptar a dos gemelos rusos. ¡Sí!
Y esta es la cara que se le queda a la pareja:
Pero no. No era eso. En realidad Blaine se muda Nueva York, lo cual confirma que la temporada que viene todo se va a desarrollar en la Gran Manzana porque allí no van a quedar ni los trofeos del equipo de fútbol. A nosotras la noticia nos ha dejado más bien frías, pero a Tina le emociona tanto que acaba sufriendo una conmoción y mientras está desmayada se imagina que el reparto de Glee es el de Friends. Solo que se llaman Chums. Y la verdad… no molan tanto como los personajes de Friends. Aunque hay que reconocer que Rachel haría un buen papel como Mónica. Las dos son igual de histéricas.
Por fin el episodio avanza lo suficiente para empezar a darnos un poco de droga en vena con el Britanna. Sucede cuando Mercedes y Kurt están haciendo su interpretación de I Am Changing. Para las que estéis un poco perdidas en la lengua de Shakespeare, la letra de la canción dice “I know it’s gonna work out this time” (Sé que va a funcionar esta vez) y es justo en ese momento cuando enfocan a Brittany mirando de esta manera de Santana:
Es todo tan adorable que nos dan ganas de masticarla.
Curiosamente, uno de los mejores números musicales de este episodio nos lo ha regalado Gwyneth Paltrow. Viéndola en hoy yo he aprendido dos cosas: a) que se puede estar infinitamente buena a los 41 años y b) lo mucho que les debemos a los peluqueros. Lo digo completamente en serio.
Porque no es lo mismo esto:
Que esto:
Peluqueras del mundo, si me estáis leyendo solo tengo una cosa que deciros:
GRACIAS
Sois maravillosas. Hacéis una gran labor humana.
Pero para mí la gran aportación de este episodio es el regreso triunfal del Faberry. O del Achele. O lo que más te guste, porque en realidad estos dos conceptos empiezan a ser tan difusos que una ya no sabe distinguir realidad de ficción. Y os lo digo ya: nuestro amigo Ryan Murphy es un grandísimo hij… DIOS del marketing y del oportunismo, porque no perdió la oportunidad de ponernos los dientes largos con esta historia.
Y es que una no puede dejar de pensar que NO ES CASUALIDAD que cuando Dianna Agron (Quinn) le está cantando una canción de P!nk (DE PINK, nada menos…) a Puck esto es lo que enfoca la cámara en primer plano:
Y más aún porque en ese momento lo que está cantando Quinn es: “You’ve been talking in your sleep things you’ve never said to me” (has dicho en sueños cosas que no nunca me has dicho). Que sí, que podrían ser delirios de nuestra imaginación desbordada, de nuestros desvíos croquetiles, de nuestras mentes SUCIAS (reconócelo, no pasa nada, estás en familia) y todas esas cosas.
Faberry+ Gwyneth= PUM *cabeza explotando*
Pero no. NO ESTAMOS SOLAS. Para nada. Y si no mirad la genialidad que ha hecho serenading-the-unicorn en su Tumblr para ilustrarnos exactamente qué es lo que está pensando Quinn en ese momento. O por lo menos qué es lo que nosotras pensamos que está pensando Quinn en ese momento:
Tumblr…. tierra de verdades universales.
El episodio continúa con una serie de banalidades que no vamos a resumir aquí porque nos estamos centrando en cosas más croquetiles. Así que permíteme que haga un fast-forward a la siguiente escena del Britanna porque últimamente estoy pensando que la televisión nunca había parido a un personaje croqueta más adorable que Brittany S. Pears. Bette Porter es la madre de todas las croquetas y ella es el mi pequeño pony que todas quisimos tener cuando éramos pequeñas. Vomito arco iris de colores cuando la veo y lo mejor del tema es que me gusta y lo disfruto.
El episodio anterior nos demostró que la serie ha perdido mucho humor desde que Heather Morris se fue, pero en este su personaje se supera en adorabilidad cuando compra billes de avión sin retorno a la isla de Lesbos.
Santana: Pero estos son solo de ida.
Brittany: Sí, creí que una vez que estemos en el paraíso lésbico que es Lesbos no nos querremos ir.
Santana le comenta entonces que, aunque sus intenciones son buenas, en realidad esto no es más que una excusa para huir y no tener que volver al MIT. Pero Brittany le dice que no, que quiere escaparse con ella “porque tú y yo somos las personas más increíbles que he conocido jamás”. Aaaaw… en serio… masticable.
Puede que Brittany y Santana no se besen mucho. Y que no nos regalen escenas “hot” como las que podemos ver en otras series, pero, la verdad, a mí me entran ganas de perdonárselo cuando veo y escucho cosas como estas (aunque eso no quiere decir que luego me vuelva a enfadar muchísimo cuando veo que nos siguen regalando piquitos antilujuria… una cosa no quita la otra; una también tiene derecho a ser completamente irracional de vez en cuando).
Si pensabas que el Brittana se acababa aquí, estás muy equivocada. Tenemos todavía una escena más que resaltar y es muy probable que esta sea la más importante de todas porque nos hace pensar que a lo mejor no es Naya Rivera la que se va de la serie, sino Heather Morris la que vuelve (?!) (¿O desaparecen las dos para casarse en Lesbos con una boda thai con helicóptero a lo Michelle Rodríguez y Cara Delevingne?)
Santana le dice que finalmente ha decidido que no se van a vivir a Lesbos, y aunque Brittany se queda un poco triste al principio, la cara se le ilumina cuando Santana le propone un plan alternativo: irse a vivir a Nueva York a vivir con ella. “Yes”, responde Brittany. ¿Significa esto que tendremos a Heather Morris en la siguiente temporada? ¿O es solo una maniobra astuta para posponer el asunto de Naya Rivera? ¿Qué opinas tú?
Y finalmente… mi parte favorita de este episodio y es muy probable que de toda la serie. Yo no sé vosotras, pero cuando empecé a ver Glee hubo una cosa que me conquistó desde el prinicpio: se trataba de un show con personajes muy plurales. Había animadoras, lesbianas, gays, jugadores de rugby, hispanos, geeks, pringados, asiáticos, caucásicos, transexuales… como la vida misma. Porque así es la vida. En un mundo cada vez más plural, lo normal es encontrarte con todo tipo de personas, procedentes de todas las razas, de todas las condiciones socioeconómicas, de todas las orientaciones sexuales. Y esto Glee lo tenía. Y lo sigue teniendo, aunque ya esté un poco deslucido.
Así que cuando proyectaron el vídeo dedicado al señor Schuester tengo que reconocer que me emocioné un poco porque pasaron ante mis ojos, en cuestión de unos segundos, todos estos personajes, y me pareció algo bonito, emocionante, de verdad. Llamadme sensiblera, pero fue como haber visto lo que verdaderamente es (¿era?) Glee, resumido en apenas unos segundos.
Y, claro, si al vídeo sensiblero le sigue la actuación de Don’t Stop Believing, lo que sucede es que se te pone un pequeño nudo en la garganta. Minúsculo, apenas nada, pero ahí estaba, porque esta fue la canción con la que empezó la serie y porque, además, yo no he podido evitar ponerme en la piel de Lea Michele. ¿Qué se le estaría pasando a esa criatura por la cabeza al no tener ya a Cory Monteith a su lado para cantar este número? No lo sé, pero sí imagino que tuvo que ser durísimo, aunque he de reconocer que ha sido un final perfecto.
Y cuando digo final realmente no me refiero solamente al episodio de esta semana. No. Me estoy refiriendo al de la serie… porque, salvo sorpresas inesperadas, esta televidente se planta aquí. Sé que va a haber una sexta temporada, que habrá más historias que contar y más canciones que cantar, pero he de confesar que no me interesan. Para mí este ha sido el final de Glee, un final algo triste y melancólico, pero que ha sido digno. Y con los personajes originales. Además, no me preguntéis por qué, pero estoy segura de que será mucho mejor que el que puedan ofrecerme cuando Glee ponga su punto final de verdad.
Pero esa es solo mi opinión. ¿Cuál es la tuya? ¿Cómo te has quedado? ¿Te han gustado los #100 de Glee?