¿Qué buscamos en una amiga, en nuestra mejor amiga? ¿Risas, diversión, gustos afines? ¿O, simplemente, buscamos una compañera de viaje, alguien que esté a nuestro lado incondicionalmente? Y otra cuestión importante, ¿qué hay que pueda sustituir a esa amistad? Life partners, la película protagonizada por Leighton Meester y Gillian Jacobs que se ha estrenado esta semana, intenta poner luz sobre este asunto.
Sasha y Paige son dos chicas que al final de la veintena, todavía siguen comportándose como adolescentes. Se emborrachan viendo America’s next Top model, beben bloody marys a horas indecorosas y van a citas a ciegas con gente que encuentran por internet. Son amigas, las mejores, las que se llaman mientras están meando y duermen juntas en la misma cama. Paige acompaña a Sasha al desfile del Orgullo Gay vestida con los colores del arcoiris. Se tienen la una a la otra, y son felices así. Pero, mientras Sasha está teniendo una cita horrible con una chica que no le atrae lo más mínimo, Paige la tiene con el que será su futuro marido.Las dos pasan cada vez menos tiempo juntas y, lo que es peor, Paige deja de ser una adolescente. Paige madura, y Sasha ni quiere ni puede hacerlo. Ella quiere seguir pensando que algún día tendrá un trabajo que le guste, pero no ahora. Que encontrará a al amor de su vida, pero en otro momento. Y ahí empiezan las fricciones entre las dos.
Las comedias de bromance, esas que se pusieron tan de moda hace un tiempo, por fin tienen equivalente femenino, una pareja de mujeres que se quieren, pero incluso siendo una de ellas lesbiana, no hay ningun sentimiento romántico en medio. En ningún momento la película cae en el juego fácil de presentarlo como celos de Sasha hacia Tim, ni por asomo. Hay otra cosa, otro sentimiento que pocas veces está tan bien retratado en la gran pantalla, y no será por poco habitual. Todas las que tenemos una gran amiga sabemos de lo que hablo.