Gym Tony, así, como suena, es un programilla de humor que emiten en Cuatro, en formato sketch, y que tiene como escenario un gimnasio. El gimnasio de Tony, intuyo. La verdad es que no he visto jamás el programa, pero me puedo imaginar el tipo de bromas que hace: Que si un chico se cuela en el vestuario de las chicas para ver como se cambian, que si alguien le da más velocidad a la cinta de correr de la que debiera y termina por estamparse contra el suelo, que si la nueva profesora de kick boxing está muy buena pero termina por ponerle el ojo morado a alguien. No sé, me resulta muy sencillo imaginarme todo esto aun sin ser espectadora habitual. ¿Que por qué? Porque he tenido que pasar el trago de ver el sketch de a continuación.
¿Es posible que, en los siete minutos que dura, haya roto el récord de tópicos lésbicos? Las perlas que sueltan no son cualquier cosa. “Yo no soy de esas”, “Yo tampoco, qué asco”, momento camisa de cuadros y voz grave, momento blazer y andares masculinos, “a mi AHORA me van las chicas, pero sólo martes y miércoles, que echan la Champion y no hay tíos “, besos en la sauna sin venir a cuento, etc. A ver, soy consciente de que Gim Tony no es una mesa redonda sobre Nietzche, y que es un programilla simplón, sin más pretensiones que sacar una carcajada fácil. Pero se me ocurren otras maneras más allá de echar unas risas a costa de las lesbianas como cosa general. Luego que decimos que la ficción nacional está de capa caída. Si es que nos lo ganamos a pulso.