Lee Bransden y Sandra Yates se conocen hace treinta años. Desde el primer momento en que se vieron, una chispa, un algo surgió entre ellas, pero en el estilo de las mejores historias de amor imposible, Sandra estaba casada, y lo suyo era imposible. Finalmente, hace ocho años Sandra tomó una decisión, dejar a su marido y empezar a disfrutar de Lee. Pero, en otro twist dramático, Lee enfermó, y le diagnosticaron una enfermedad de pulmón incurable que muy probablemente termine con su vida en pocos meses. Por eso, ambas hicieron un llamamiento en las redes sociales: Querían casarse, querían cumplir su último sueño juntas, pero no tenían el dinero suficiente.
Lee y Sandra viven en Australia, donde el matrimonio igualitario no está reconocido. Así que a los gastos propios de la boda tendrían que sumar el desplazamiento hasta, por ejemplo, Nueva Zelanda, donde este derecho sí existe. Con sus pensiones no iba a ser posible. Pero la magia de internet hizo su efecto, y consiguieron dinero suficiente como para costearse los vuelos y la ceremonia, mientras que el resto de cosas tipo flores y banquete corrió a cargo de negocios locales que quisieron colaborar. Las dos tienen raíces aborígenes, así que la ceremonia fue estilo maorí.
La feliz pareja ha cumplido su sueño: Ya están legalmente casadas. Una historia que nos hace pensar en el poder del amor, y también (es inevitable) en el absurdo de las leyes. Felicidades a Lee y Sandra.
Vía: Buzzfeed