Gloria ya no es punk, aunque ella siga pensando que sí. La adolescencia pasó y ahora, con casi cuarenta años, poco sitio hay en su vida para los sueños que tenía cuando era joven. Del no future ha pasado al no present. Pasa los días en un bar, con amigos, y sin nada que hacer. Un día, mientras todos excepto Gloria alaban a la presentadora de moda, la propia Frances aparece en escena. Ha venido para buscar a Gloria, su primer amor, y poder retomar su relación donde la dejaron. Cuando las dos llegan a Paris, no todo es como Gloria esperaba, y en casa no son sólo dos, tendrán que vivir con el marido tapadera de la presentadora, y su novio. ¿Será capaz Frances de domesticar a Gloria, de hacer que encaje en alguna parte de una vez por todas, o su amor se volverá a marchitar en el intento?
La adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de la siempre polémica Virginie Desprentes la realizó ella misma. Tiene lógica, sabiendo que el texto original era casi autobiográfico. Pese a eso, la directora decidió hacer un cambio nada baladí, y que da un aire nuevo a la historia: En la novela Gloria se enamora de un chico. Cambiar el género de uno de los protagonistas le da una capa nueva a la narración, añadiendo aspectos como el matrimonio tapadera, la salida del armario, etc, que si la pareja fuese heterosexual, no existirían. Las actrices principales no son dos, sino cuatro, ya que la acción se transmite en flashbacks al Nancy de los años ochenta. Emmanuelle Beart y Béatrice Dalle son las versiones adultas, y hacen un papel emocionante y todo lo solvente que el botox les deja, mientras que las adolescentes son la buen conocida Soko y Clara Ponsot, maravillosas como rebeldes inconformistas.
Virginie Desprentes es una de las autoras terribles de la literatura francesa, y transmite en pantalla toda la furia a las que nos tiene acostumbradas en sus textos, recogiendo el testigo de su anterior incursión en el cine, Follame (1998). Bye Bye Blondie es un film crudo, violento, pero sobre todo auténtico, que no esconde nada, y que nos hace pensar que, cuando todo lo demás falla, tenemos que buscar refugio en aquellos que nos quisieron por lo que somos. Ni más, ni menos.