Una de las series más recomendables de esta temporada está siendo Cites, la adaptación libre de la magnífica serie de la BBC Dates. Y digo libre porque pese a que la temática y el formato es el mismo, poco a poco se van distanciando más y más, con arcos argumentales desarrollados durante varios episodios. Este es el caso de Paula y Sofía, a quienes vimos en uno de los primeros episodios de la serie, y que en la noche del lunes pudimos ver de nuevo en nuestras pantallas, dándole un ¿final? a su historia.
Paula y Sofía se conocieron, como ya vimos, gracias a una aplicación de citas. Quedaron en un bar, bailaron, hablaron (poco), y pasaron la noche juntas. Parecía que todo iba bien, pero al final Paula desveló que tenía una relación. Con un chico, además. Volvimos a verla unos episodios más adelante, sin Sofía, y ahí fue cuando la vimos dar un paso adelante y verbalizar que era lesbiana. Por eso, al verla de nuevo con Sofía, en la cita de este episodio, teníamos unas expectativas muy, muy altas.
Y la cita no ha decepcionado, solamente ha sido, como todo en esta serie, poco previsible. Las dos quedan a tomar café, cambiando completamente el escenario y el lenguaje de su anterior cita. Porque no es lo mismo interactuar con alguien en una discoteca, de noche, con copas encima, que una tarde cualquiera con solamente cafeína en las venas. La cosa cambia bastante. Paula pretende tener una cita al uso, es decir, conocer más a la otra persona. Pero Sofía no está por la labor, y al poco rato decide marcharse.
A ver, yo las entiendo a las dos. Entiendo a Paula, a la que de repente se le ha abierto un mundo de sensaciones, se ha acostado con una chica por primera vez, y está pensando que cuando va a poder repetir aquello tan alucinante que le pasó esa noche, porque siente que ha conectado con esa persona. Y también entiendo a Sofía, que muy probablemente habrá sufrido en sus carnes la dura experiencia del bollodrama. Porque el bollodrama existe, amigas, y es muy frecuente. Aunque tú no hagas nada, él te encuentra y te zarandea. Pero, aparte de esto, nunca queda bien decirle a la persona con la que acabas de dormir (o no dormir) que tienes pareja. Queda feo, y Manos de Topo le haría una canción.
Pero Paula no ceja en su empeño de hablar, de relacionarse con Sofía, y la sigue a la presentación de comics a la que la médico asiste. ¿Y sabéis para qué? Para aprender que, a veces, la vida tiene un sentido del humor muy raro, y conocer a la novia de Sofía. porque, sí, Sofía también tiene novia, y tampoco había dicho nada. En este caso no parece tanto un tema de cuernos como de pareja abierta que permite rollos de una noche, como nos desvela el tatuaje de golondrinas, que siempre vuelven a casa, pero es un bajón para Sofía. Como no va a serlo, si ella ya se imaginaba en el sofá con cinco gatos viendo series con su novia la médico.
Paula y Sofía no tendrán una historia juntas en la serie. Pero el mundo sigue girando, y Paula encontrará a una chica que le haga feliz, como feliz parece que hace su relación a Sofía. Realmente eso es lo que importa. Suponemos que aquí termina la cuota croqueta de la serie de TV3, y desde aqui no podemos más que aplaudir la trama que nos han regalado, porque es, sin duda, una de las más mejores, más realistas, y más sensibles que hemos podido ver en televisión ya no este año, sino desde hace tiempo.