
Louise y Anna se encuentran por casualidad en un solitario bosque pasada casi una vida sin haber sabido la una de la otra. Antes de que aparezca Anna, que parece un fantasma del pasado, Louise observa con una sonrisa melancólica a una pareja de chicas que dan un paseo por el parque. Al principio no se reconocen, pero cuando se presentan, caen en la cuenta: iban juntas a clase. A base de flashbacks, con la constante presencia de mariposas blancas, podemos llegar a entender que Louise no estuvo preparada para afianzar una amistad (y puede que luego algo más) con Anna cuando eran apenas unas niñas.
Este corto, de poco más de ocho minutos de duración, dirigido, producido y escrito por la checa Karen Davidsen, es una obra tierna y esperanzadora. Y lo más importante es que Embracing Butterflies representa a ese espectro de mujeres en general, y mujeres lesbianas en particular, tan poco reproducido en la industria del cine: mujeres mayores, que tienen maravillosas historias que contar, pero que no encuentran un hueco en el mercado audiovisual. Una vez leí que las mariposas blancas simbolizan la suerte y la pureza, así que esa es la metáfora que podemos extraer de Embracing Butterflies: cuando tienes la suerte de que una oportunidad se te presente dos veces en la vida, no hay que dudar en abrazarla y no dejarla escaparse volando.


