Toda aquella que se haya enfrentado al montaje de un mueble de Ikea sabe que no es oro todo lo que reluce. Los muñequitos sonrientes del catálogo son, en realidad, seres malignos que te lo dicen todo al revés. Porque si no, ¿cómo puede ser que nunca, nunca se monte nada a la primera? Demasiados tornillos, demasiados resortes, demasiadas “os” tachadas con diéresis. Pero todo esto se soluciona yendo a los cursos de lesbianismo, en los que te enseñan a montar los muebles con los ojos cerrados, a la vez que a convertir heterosexuales y a tirar cañas de cerveza con mano diestra. Los chicos de Buzzfeed han juntado a dos gays y a dos lesbianas y les han dado una hora para ver cual de los dos es capaz de montarlo antes. ¿Ganará la delicadeza y el innato gusto por el interiorismo de los chicos o el pragmatismo y la habilidad manual de las chicas?
¡Sorpresa! Gana el mueble. Si es sueco es molón, pero hay veces que merece más la pena coger un palé del contenedor de debajo de tu casa antes que pasar toda la tarde del domingo montando cuatro tablas de contrachapado. Palabrita.
Vía: Buzzfeed