Seguro que lo habéis oído mil veces que una de las razones por las que ciertas películas no se llevan el Oscar es porque, simplemente, no interesan a los académicos, que al fin y al cabo son quienes las votan. La Academia, formada en su mayoría por hombres blancos, heterosexuales y con edades avanzadas, vota en función de si una historia les ha convencido o no, y es ciertamente difícil que a votantes de estas características les conmuevan producciones en las que no están representados. Sí, estoy hablando de Carol.
Pero en la refrescante ola de esta año, la sangre nueva que inunda la academia, hay cambios demográficos sustanciales que, seguro, van a afectar al sentido del voto en próximas ediciones.
Gráfico: Oscars.org
Los nuevos académicos son, en su mayoría, mujeres y de cualquier otra raza que no sea la blanca. Pese a esta inyección, la columna gris muestra que las mujeres son poco más de un cuarto de la Academia, y las personas de color, un 11%. Claramente las proporciones están mal, no muestran la realidad de la sociedad, y se explica con una claridad meridiana la razón por la cual ganan unas películas y no otras.
En cuanto a mujeres LGBT que han ingresado este año, contamos con Cherry Jones y Michelle Rodriguez como actrices, Cheryl Dunye, Phyllida Lloyd, Dee Rees y Lana y Lili Wachowski como directoras, mientars que Sia Furler lo hace en música. Las categorías son importantes porque delimitan a lo que puedes votar: directores a directores, actores a actores, etc.
Poco a poco, demasiado lentamente para ser 2016, las cosas van cambiando hacia algo más justo y más igual para todos. Esto puede parecer poca cosa, porque al fin y al cabo qué interés puede tener esta noticia para las que ni siquiera vivimos en Estados Unidos, pero hay que ver un poco más allá: si la Academia es más diversa, producciones más diversas ganarán los premios, y eso supone, siempre, que estos films están más y mejor distribuidos, llegando a los últimos rincones del mundo. Ganamos en visibilidad no sólo LGBT, sino de cualquier otro tipo que no sea la cishetero blanca y masculina. Y la visiblidad por la que tanto trabajamos conlleva, al final, la igualdad para todos. Las alas de la mariposa se han puesto en marcha.
Vía: AE